30 de diciembre de 2010

Un galicismo frecuente

Actualmente es frecuente leer y oír las estructuras sustantivo + a + infinitivo, que son calcos del francés. En un absurdo e innecesario intento por ahorrarse letras o incluso algunas palabras (aunque en la mayoría de casos es más bien por pura ignorancia), muchas veces se reemplazan tres posibles preposiciones, cada una con sus propios matices, por una simple a. Mientras que en algunos casos es aceptable y hasta adecuado, en muchos otros —la mayoría— es intolerable y nada recomendable. La preposición a, según parece, es la que peor se emplea en lengua española después de de. Voy a exponer, de manera muy resumida, cuáles son las normas y directrices que hay que seguir. La información completa acerca del tema se encuentra en el Diccionario panhispánico de dudas (obra de obligada consulta, lectura y estudio, naturalmente), punto 3, del cual he copiado algunos párrafos que aparecen a continuación:

Si la preposición a admite su sustitución por las preposiciones por o para, o el relativo que, sin que sea necesario cambiar la estructura de la construcción y sin que cambie el significado, debe desecharse la construcción galicada: *Tenemos dos asuntos a tratar (mejor Tenemos dos asuntos que tratar); *No hay más asuntos a discutir (mejor No hay más asuntos que/por/para discutir). Con respecto al uso de por en lugar de a, es necesario señalar que la construcción con por posee un matiz significativo adicional; así, no es exactamente lo mismo cantidad por pagar que cantidad a pagar: cantidad por pagar es ‘cantidad que queda todavía por pagar’, e implica que se han satisfecho otros pagos anteriormente, mientras que cantidad a pagar es, simplemente, ‘cantidad que hay que pagar’.

El verbo en infinitivo debe ser transitivo, pues en tales construcciones el infinitivo tiene valor pasivo; por tanto, no son admisibles oraciones como *El lugar a pelear será las Vegas (pues no se dice *pelear un lugar, sino en un lugar); *La cuestión a hablar en la reunión es de escasa importancia (pues no se dice *hablar una cuestión, sino de o sobre una cuestión).

Por último, no hay que olvidar que, en muchos casos, su uso es superfluo y, por tanto, evitable; así, en una oración como *Pedro es un ejemplo a seguir para todos nosotros, la secuencia de infinitivo a seguir es prescindible: Pedro es un ejemplo para todos nosotros.

Básicamente es eso. Es lo de siempre: no mancillar arbitraria, innecesaria e inútilmente, ni demasiado, nuestra querida, maravillosa y utilísima lengua española; usar el sentido común que podemos y debemos tener y la inteligencia de la que supuestamente podemos gozar.

En ese mismo artículo del DPD sobre la preposición a —y en todos los demás— hay mucha información muy útil e interesante. Por ejemplo y sin ir más lejos, en el siguiente punto, el número 4, se explica un tema que probablemente muy pocas personas saben...

¡Hasta el próximo artículo!

7 de diciembre de 2010

Confusión de términos y expresiones

La ignorancia lingüística de la gente es enorme, evidente, omnipresente, innegable, sempiterna, lamentable y perniciosa. Por consiguiente, la manera como escriben los prefijos en español es preocupante a unos niveles titánicos, increíbles, terroríficos... ¿A qué viene esa manía visceral de copiar todas las costumbres y normas que ven de otras lenguas? Si las incorporan automáticamente, sin saber absolutamente nada ni preguntarse siquiera si es necesario o al menos recomendable, ¿por qué no usan directamente el inglés o cualquier otra lengua que parece ser que les gusta tanto? ¡Por el amor de Dios, cada lengua tiene sus características propias, y por consiguiente sus normas únicas! Aunque haya lenguas con normas y rasgos similares (habitualmente las que proceden de una misma), cada una tiene sus propiedades, sus peculiaridades y, por qué no, sus usuarios, lo que resulta también en maneras de entender la lingüística. ¡Cada idioma es diferente y único, y por eso cada uno tiene un nombre y podemos distinguirlo de los demás! Sabemos que muchos de ellos tienen su origen en el latín, pero si han evolucionado en ramas para diferenciarse, ¿por qué ha de ser en vano y porque nos salga de los cojones tienen que volver a ser todos iguales, si no el mismo? Esa idea puede parecer muy atractiva, pero jamás resultaría; de hecho, creo que ocurrió algo similar con el esperanto. Hay muchas culturas, muchos idiomas, y jamás debemos modificar unas lenguas en vano por la supremacía de otras. Lo que debemos hacer es conocer muchos idiomas, cuantos más y mejor, empezando, por supuesto, por la lengua materna de cada uno, que debería conocerse a la perfección y lamentablemente no es así, en general. Muchas lenguas son extremadamente maltratadas día tras día por la desidia de sus hablantes, entre ellas el español...

En fin, hoy quiero hablar de lo mal que se usa gran parte del vocabulario; las palabras y sus significados. No solamente la gente desconoce e ignora —la mayoría de casos pseudovoluntariamente— la gramática, la ortografía y el estilo, sino también los mismísimos significados de las palabras. Lo peor es que saber expresarse correctamente —buena ortografía, correcta gramática, adecuado estilo, preciso vocabulario— es tan fácil como hacer una búsqueda simple y rápida en Internet, donde hay muchos sitios que ofrecen bastantes normas y convenciones; o directamente el de la RAE, el origen, la fuente, la referencia de todos. Lo único que debe tenerse en cuenta siempre es que no todas las fuentes son suficientemente buenas; siempre, para cualquier asunto, hemos de tener mucho cuidado con la calidad de las fuentes que consultamos; por ejemplo, tratando del tema del vocabulario, el mejor diccionario que he encontrado hasta la fecha es el de la Real Academia Española, el Diccionario de la lengua española (DRAE), que ofrece los significados puros, etimológicos, auténticos y verdaderos de las palabras (aunque también bastantes que han ido adquiriéndose con el tiempo; para que después vayan diciendo que la RAE es demasiado conservadora...).

Así pues, voy a comentar algunos casos preocupantes, los más frecuentes o graves:

oír, escuchar

Ya hablé extensamente sobre este tema en uno de mis artículos. Sin embargo, en cuantos más lugares aparezca la explicación de cómo evitar este error o imprecisión —y por qué lo es—, mejor:

oír.
(Del lat. audīre).
1. Percibir con el oído los sonidos.

escuchar.
(Del lat. vulg. ascultāre, lat. auscultāre).
1. Prestar atención a lo que se oye.
3. Aplicar el oído para oír algo.

Como es evidente, oír (acción pasiva y activa) tiene un significado más amplio que escuchar (únicamente acción activa). Cometer la imprecisión de emplear escuchar donde debe ser oír —sea por la razón que sea— es cometer una estupidez enorme.

emblema, logotipo

Es realmente ridículo e incongruente, además de psíquicamente doloroso, el número de veces que se confunden emblema y logotipo. Antes que nada, veamos qué significa cada uno:

emblema.
(Del lat. emblēma, y este del gr. ἔμβλημα, adorno superpuesto).
1. Jeroglífico, símbolo o empresa en que se representa alguna figura, al pie de la cual se escribe algún verso o lema que declara el concepto o moralidad que encierra.
2. Cosa que es representación simbólica de otra.

logotipo.
(Del gr. λόγος, palabra, y tipo).
1. Distintivo formado por letras, abreviaturas, etc., peculiar de una empresa, conmemoración, marca o producto.

Como puede comprobarse, un logotipo —que literal y etimológicamente significa ‘palabra simbólica’— está formado únicamente por letras, mientras que un emblema tiene dibujos, formas, símbolos y quizá también letras. Sin embargo, bastantes individuos consideran que el significado de logotipo va más allá. La confusión nace, como he mencionado más arriba, por el inglés: por alguna misteriosa razón, los anglohablantes creen que logotipo tienen también el mismo significado que el vocablo español emblema. Otra gran metida de pata de los usuarios del inglés, que como no podía ser de otra manera los usuarios del español ignorantes copian sin miramientos y se propaga así el error, la duda, la confusión o la imprecisión. Como los límites que diferencian emblema y logotipo pueden ser difíciles de determinar en algunos casos y como la necesidad de otorgar a logotipo ese nuevo significado está discutida, podría llegar a no considerarse incorrecto en esos casos emplear logotipo; sin embargo, tenemos varios términos mucho más preferibles y recomendables por ser mucho más exactos y adecuados: símbolo, insignia, escudo (de armas)... Debemos intentar emplear siempre el mejor vocabulario, que es aquel más exacto, adecuado y con significado pleno y acorde con la etimología. Un vocablo ha de ganar una acepción nueva única y exclusivamente cuando no haya ya ningún otro legítimo, correcto y adecuado para el mismo uso.

abreviatura, abreviación

Demasiadas veces se confunden estos dos términos (en realidad se ignora prácticamente todo sobre la abreviación), que si bien están estrechamente relacionados, tienen significados totalmente diferentes:

abreviatura.
(Del lat. abbreviatūra).
1. Tipo de abreviación que consiste en la representación gráfica reducida de una palabra mediante la supresión de letras finales o centrales, y que suele cerrarse con punto.

abreviación.
1. Acción y efecto de abreviar.
2. Procedimiento de reducción de una palabra mediante la supresión de determinadas letras o sílabas; p. ej., los acrónimos, los acortamientos, las abreviaturas y las siglas.

Está clarísimo: la abreviatura es un tipo concreto de abreviación, y la abreviación engloba todos los procedimientos de reducción de elementos. Confundir esos dos términos también es síntoma de profunda ignorancia.

ortografía, gramática

ortografía.
(Del lat. orthographĭa, y este del gr. ὀρθογραφία).
1. Conjunto de normas que regulan la escritura de una lengua.
2. Forma correcta de escribir respetando las normas de la ortografía.

gramática.
(Del lat. grammatĭca, y este del gr. γραμματική).
1. Ciencia que estudia los elementos de una lengua y sus combinaciones.
4. Arte de hablar y escribir correctamente una lengua.

Aunque hay similitudes entre los términos ortografía y gramática, también hay diferencias o bien matices que a veces se obvian, se pasan por alto, se ignoran, lo que no es adecuado ni recomendable. La expresión ortografía se refiere concretamente a la parte gráfica de la lingüística, al hecho de escribir los vocablos con las letras correctas y adecuadas, el uso de la mayúscula y la minúscula, la cursiva, etcétera, y la aplicación de los signos adecuados en su justa medida y de manera correcta; mientras que gramática se refiere más bien a la parte de la combinación de vocablos, esto es, la construcción de frases y oraciones, colocar las palabras adecuadas en los lugares adecuados.

saga, serie

Otro error estúpido y absurdo que se comete demasiado frecuentemente es confundir serie y saga, o al menos querer e intentar darles un significado común que, evidentemente, no tienen.

saga.
(Del alemán Sage).
1. Cada una de las leyendas poéticas contenidas en su mayor parte en las dos colecciones de primitivas tradiciones heroicas y mitológicas de la antigua Escandinavia.
2. Relato novelesco que abarca las vicisitudes de dos o más generaciones de una familia.

serie.
(Del lat. serĭes).
1. Conjunto de cosas que se suceden unas a otras y que están relacionadas entre sí.

Para mí está claro. A saga no le veo ninguna relación lógica ni cercana con serie cinematográfica, de televisión, de videojuegos... Supongo que el error surge (aparte de por lo de siempre, una necedad tremenda) en un inadecuado y sobre todo absurdo intento de diferenciar serie (de televisión) —caso en el que siempre se usa serie— y serie (cinematográfica; de películas) o incluso serie (de videojuegos) —casos en los que suele usarse, aberrantemente, saga—, o incluso de «glorificar» a todas aquellas series que no sean te televisión... Sea cual sea el motivo, es un intento totalmente incongruente y ridículo, ya que convivimos con una infinidad de palabras, términos y expresiones que en apariencia son iguales, pero que varían de significado según el contexto. Así pues, no hay ninguna necesidad razonable de dar a una palabra un significado que jamás ha tenido de manera natural, sobre todo cuando no es adecuado para ella. Es cierto que las lenguas van cambiando, pero jamás deben hacerlo porque sí, sin razón congruente, sin necesidad: es decir, mal.

VIH, sida

VIH.
Siglas de virus de inmunodeficiencia humana.

sida.
(Acrónimo de síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
1. Enfermedad viral consistente en la ausencia de respuesta inmunitaria.

A pesar de ser conceptos estrechamente relacionados, las diferencias entre ellos son también claras y evidentes. Aun así, es asombroso el número de veces que se confunden. Mientras que el VIH es el virus en sí, el sida es la enfermedad que produce el mismo si no se trata adecuadamente. Lo único que puede contagiarse es el VIH, nunca el sida, de la misma manera que no puede contagiarse un dolor de cabeza, la osteoporosis, la miopía, etcétera. Así que frases como «Procura que no te contagien el sida» o «Esa jeringuilla seguramente tiene el sida» se desaconsejan por ser incoherentes o, como mínimo, muy imprecisas.

libido, lívido

Este caso es bastante gracioso por su ridiculez y su sencillez. Claro que el problema no es, aparentemente, que se confundan significados, sino más bien que se confunden acentos prosódicos, pero todo va relacionado, así que lo comento también en este artículo y me curo en salud.

libido.
(Del lat. libīdo).
Deseo sexual, considerado por algunos autores como impulso y raíz de las más varias manifestaciones de la actividad psíquica.

lívido, da.
(Del lat. livĭdus).
1. amoratado.
2. Intensamente pálido.

No es correcta la forma esdrújula *líbido, debida al influjo del adjetivo lívido (‘amoratado’ o ‘pálido’), con el que no debe confundirse.

publicar, lanzar

Este es otro caso que genera bastante confusión y por consiguiente casos importates de imprecisión en el vocabulario.

publicar.
(Del lat. publicāre).
1. Hacer notorio o patente, por televisión, radio, periódicos o por otros medios, algo que se quiere hacer llegar a noticia de todos.
2. Hacer patente y manifiesto al público algo.
5. Difundir por medio de la imprenta o de otro procedimiento cualquiera un escrito, una estampa, etc.

lanzar.
(Del lat. lanceāre).
3. Promover la rápida difusión de algo nuevo.

Como puede verse, cualquier obra (libros, canciones, películas, videojuegos, etc.) puede publicarse, pero únicamente las que gozan de una buena campaña publicitaria se lanzan. Así pues, la probabilidad de aparición de publicar debería ser mucho mayor que la de lanzar, y no al contrario, como suele ocurrir. El abuso de lanzar podría deberse a que se usa como calco de los términos ingleses launch y release.

xenofobia, racismo

Últimamente está muy de moda soltar, a modo de insulto y a la mínima, el término racista contra nuestros congéneres. En muchos casos, sin embargo, no es lo que se pretendía decir:

xenofobia.
(De xeno- y fobia).
1. Odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros.

racismo.
1. Exacerbación del sentido racial de un grupo étnico, especialmente cuando convive con otro u otros.
2. Doctrina antropológica o política basada en este sentimiento y que en ocasiones ha motivado la persecución de un grupo étnico considerado como inferior.

Como puede verse, los matices que diferencian ambos términos son más sutiles que los de los casos comentados anteriormente, pero siguen siendo patentes, igualmente. Repito que ha de tenerse mucho cuidado con lo que se dice; debemos ser lo más precisos y adecuados posible. Es mucho más probable arrepentirse por lo que se dice que por lo que no...

acento, tilde

Mientras que acento puede referirse tanto a la rayita oblicua que baja de derecha a izquierda (acento gráfico, ortográfico o gramatical) como al relieve en la pronunciación (acento prosódico), tilde se refiere, únicamente, a la virgulilla o rasgo que se pone sobre algunas abreviaturas, el que lleva la ñ, y cualquier otro signo que sirva para distinguir una letra de otra o denotar su acentuación (acento gráfico). El hecho de que ambos términos compartan una acepción prácticamente igual, sumado a que la gente no suele especificar a qué acento se refiere en la mayoría de casos, si al gráfico o al prosódico, causa bastantes confusiones y, por consiguiente, imprecisiones y errores. También los hay que creen que acento no es adecuado o ni siquiera correcto para referirse a la tilde; no hace falta decir que están muy perdidos léxicamente y que les faltan muchos conocimientos —o, simplemente, consultar un buen diccionario...—.

vagina, vulva

vagina.
(Del lat. vagīna, vaina).
1. Conducto membranoso y fibroso que en las hembras de los mamíferos se extiende desde la vulva hasta la matriz.

vulva.
(Del lat. vulva).
1. Partes que rodean y constituyen la abertura externa de la vagina.

No debemos confundir ambos términos, que se refieren a dos partes diferentes, aunque estén tan próximas.

chino, asiático

chino, na.
1. Natural de China.
2. Perteneciente o relativo a este país de Asia.
3. Idioma de los chinos.

asiático.
1. Natural de Asia.
2. Perteneciente o relativo a esta parte del mundo.

Como es evidente, no todos los asiáticos son chinos, pero la mayoría de chinos son asiáticos.

ironía, sarcasmo


ironía.
1. Burla fina y disimulada.
2. Tono burlón con que se dice.
3. Figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice.

sarcasmo.
1. Burla sangrienta, ironía mordaz y cruel con que se ofende o maltrata a alguien o algo.
2. Figura que consiste en emplear esta especie de ironía o burla.

El quid de la cuestión está en que a veces se dice erróneamente sarcasmo al hecho de dar a entender lo contrario de lo que se dice, lo que corresponde en realidad a la ironía.

ronco, afónico

ronco, ca.
(Por *roco, del lat. raucus, infl. por roncar).
1. Que tiene o padece ronquera.
2. Dicho de la voz o de un sonido: Áspero y bronco.

ronquera.
1. Afección de la laringe, que cambia el timbre de la voz haciéndolo bronco y poco sonoro.

afónico, ca.
(De afonía).
1. Falto de voz o de sonido.

Cuando enfermamos y nos afecta a la garganta, solemos tener una voz ronca, con poca calidad, claridad y proyección; únicamente en los casos más graves o por enfermedades concretas se padece afonía, que es la imposibilidad de producir sonidos inteligibles con las cuerdas vocales. ¡Cuida tu voz y tu vocabulario!

diminutivo, acortamiento, apócope

diminutivo.
(Del lat. diminutīvus).
1. Que tiene cualidad de disminuir o reducir a menos algo.
2. Dicho de un sufijo: Que denota disminución de tamaño en el objeto designado, p. ej., en piedrecilla, o que lo presenta con intención emotiva o apelativa. Se usa también con adjetivos y adverbios con significación intensiva.

acortamiento.
3. Reducción de la parte final o inicial de una palabra para crear otra nueva; p. ej., cine, bici, bus y fago por cinematógrafo, bicicleta, autobús y bacteriófago, respectivamente.

apócope.
(Del lat. apocŏpe, y este del gr. ἀποκοπή, de ἀποκόπτειν, cortar).
1. Supresión de algún sonido al fin de un vocablo.

Las formas reducidas o abreviadas de palabras o expresiones se llaman concretamente acortamientos (por ejemplo, tele por televisor/televisión), no diminutivos (por ejemplo, pequeñito por pequeño) ni apócopes (por ejemplo, primer por primero).

canelón, canalón

canelón.
(Del it. cannellone).
1. Pasta alimenticia de harina en forma de lámina cuadrada con la que se envuelve un relleno.

canalón.
(Del aum. de canal).
1. Conducto que recibe y vierte el agua de los tejados.

Como puede comprobarse fácilmente, los canelones se comen, mientras que los canalones son objetos.

antiviral/antivírico, antivirus

antivírico.
1. adj. Dicho de un medicamento, de una sustancia, de un procedimiento, etc.: Que se utilizan para combatir los virus.

antivirus.
1. adj. Inform. Dicho de un programa: Que detecta la presencia de virus y puede neutralizar sus efectos.

Así pues, un antivirus es un tipo de programa que combate malware, como los virus informáticos, mientras que un antivírico o antiviral es un medicamento para combatir los virus biológicos.

especia, especie

especia.
(Del lat. specĭes).
1. f. Sustancia vegetal aromática que sirve de condimento; p. ej., el clavo, la pimienta, el azafrán, etc.
2. f. pl. Postres que se servían antiguamente para beber vino.

especie.
(Del lat. specĭes).
1. f. Conjunto de cosas semejantes entre sí por tener uno o varios caracteres comunes.
2. f. Imagen o idea de un objeto, que se representa en el alma.
6. f. Bot. y Zool. Cada uno de los grupos en que se dividen los géneros y que se componen de individuos que, además de los caracteres genéricos, tienen en común otros caracteres por los cuales se asemejan entre sí y se distinguen de los de las demás especies. La especie se subdivide a veces en variedades o razas.

Aunque según el Diccionario ambos términos proceden de la misma palabra latina, en el español actual hay relevantes diferencias y matices entre ambas. No es correcto referirse a las especias como especies.


Para nuestro mundo, el mundo «humano», es de vital importancia el hecho de comunicarse. Nuestros códigos principales para tal efecto son las lenguas o idiomas. Es total y naturalmente lógico que si se usa adecuadamente el código, el mensaje es mejor, más inteligible, y por consiguiente el emisor puede comprenderlo mejor y ofrecer una mejor retroalimentación. La comunicación consta de dos partes básicas, emisor y receptor, para realizarse, por lo que el emisor debe absolutamente siempre procurar que el mensaje sea lo más preciso posible en todos sus aspectos para garantizar una buena comunicación; y ello únicamente se consigue con inteligencia y conocimiento: si falta o falla alguno de los dos elementos, o en los peores casos los dos, la comunicación no es posible. Si el conocimiento del asunto que se trata es bajo, el mensaje es vago e impreciso; si el conocimiento del código es bajo, el mensaje es pobre y difícil de comprender...

En fin, creo que queda bastante claro. Lo que más me fastidia de la enorme ignorancia lingüística que hay, aparte de los errores, confusiones e imprecisiones que se producen y propagan cada vez más, es que con tan solo un poco de voluntad puede aprenderse realmente mucho. Actualmente, si se es ignorante es porque se quiere serlo; se es necio gratuitamente. No hay excusas que valgan.

Última edición: 5 de noviembre de 2014.

22 de septiembre de 2010

Extranjerismos

Deseo hablar todavía sobre muchos temas, pero nunca encuentro el momento más adecuado. Ahora lo he encontrado para los extranjerismos, que, aunque es un tema bastante simple, de sentido común y con el que no debería haber problema alguno, lo hay, como curiosa y misteriosamente ocurre siempre con la lingüística.

Sabemos que un extranjerismo es una voz, frase o giro que un idioma toma de otro extranjero (test, rock, spray, pizza, airbag, etc.). También sabemos, por lógica aplastante y sentido común, que es mejor evitar cuando razonablemente se pueda usar palabras extranjeras arbitrariamente, en exceso, en detrimento de otras propias del idioma que tengan igual significado o muy similar, perfectamente válidas; es decir, adoptar palabras impropias únicamente cuando haya un auténtico vacío en el léxico. Cualquier persona mínimamente inteligente o con un mínimo de conocimiento sabe que jamás es recomendable abusar de los extranjerismos; al final acabaríamos hablando y escribiendo, por ejemplo, spanglish, que es una aberración total y absolutamente abominable, antinatural, intolerable, indignante, vomitiva, detestable y deforme. En todo lo anterior supongo que todos estamos más o menos de acuerdo; el mayor problema surge al decidir cuál es la cantidad recomendable o aceptable de extranjerismos, dónde están los límites adecuados. Podría ser muy fácil: como ya he mencionado, los extranjerismos deberían ser tolerados y aceptados únicamente cuando hubiera una verdadera carencia de vocablos concretos, pero a demasiados necios no les parece bien que se restrinjan «tanto». Siempre tiene que haber alguien que dé la nota y utilice expresiones extranjeras en cantidad para sentirse y hasta creerse de verdad especial, superior, moderno, interesante, distinguido o hasta culto, cuando en realidad suele ser totalmente al contrario todo.

Pocas acciones más abominables puede hacer un ser humano que emplear, por ejemplo, el término totalmente innecesario y pésimamente adaptado váter (probablemente sea el préstamo léxico que más odio; hasta me duele tener que escribirlo, pero hago un gran esfuerzo si con eso consigo que se emplee menos hasta que acabe desapareciendo por completo) en lugar de inodororetrete, escusado, servicio, lavabo, cuarto de baño, baño, aseo o cualquier otra, hasta las ordinarias y soeces meadero y cagadero; antes que váter o wáter, que es, en su origen, un vocablo procedente de la lengua inglesa, water(-closet), ya de por sí impreciso y absurdo, que para colmo se adaptó de una manera pésima, inadecuada e incoherente. Es infinitamente preferible cualquiera de las que ya teníamos, todas perfectamente válidas. Es una palabra increíblemente fea, incongruente, deforme, pésima, absurda, aberrante, abominable... y totalmente incongruente, inútil, prescindible e innecesaria; sobra absolutamente se mire por donde se mire. Incluso en el Diccionario panhispánico de dudas, la ASALE dice: «Aunque el uso del anglicismo está plenamente asentado en España y en algunos países de América, no deben olvidarse otras denominaciones más propiamente españolas». En la Ortografía de la lengua española de 2010 hasta se reconoce que el término fue adaptado inadecuadamente porque en la época no se tenían apenas conocimientos de inglés (¡y casi ni del propio español, o de la lingüística en general!). Así pues, creo que queda bien claro que es un vocablo que hay que evitar a toda costa, algo que no es nada difícil dado el número de sustitutos perfectos que tenemos en la rica lengua española.

La mayoría de extranjerismos son innecesarios por tener un equivalente español perfectamente válido y eficaz. Por ejemplo, test es un anglicismo totalmente inútil en nuestra lengua, pues existen ya términos perfectamente válidos. Puede significar, entre otras acepciones, ‘prueba destinada a evaluar conocimientos o aptitudes, en la cual hay que elegir la respuesta correcta entre varias opciones previamente fijadas’ o ‘prueba de carácter psicológico o psicotécnico para estudiar o evaluar una función’. Fuera de estos dos sentidos específicos, no debe emplearse este anglicismo por existir las voces españolas prueba, cuestionario, examen, análisis (en ciertos contextos médicos) o control, perfectamente equivalentes. Por influjo del inglés to test, se han creado en español los verbos testar y testear —este último usado en el Cono Sur— con el sentido de ‘someter [algo] a una prueba o control’. Son calcos innecesarios del inglés, ya que, con ese mismo sentido, existen en español los verbos examinar, controlar, analizar, probar o comprobar. Lo mismo cabe decir de los participios respectivos, testado y testeado. En aquellas zonas donde se usa el verbo testear, se ha creado el sustantivo testeo, que puede sustituirse por voces más tradicionales en español, como comprobación, análisis o examen.

Al contrario ocurre con, por ejemplo, pizza (que se pronuncia [pítsa], no *[píksa]), que no tiene un equivalente en español adecuado o preciso; o con rock (género musical), que no se debe traducir, ya que no sería adecuado usar la palabra roca con ese sentido; o, un caso muy similar, heavy metal (pronunciado [jébi métal]) por *metal pesado, como demasiados se empeñan en traducir aberrantemente (mira como dicen ¡Qué heavy eres! en lugar de *¡Qué pesado eres!... Debemos ser coherentes y no cambiar las cosas arbitrariamente, sin criterio justificable). Los nombres de los géneros y subgéneros musicales de origen extranjero, como norma general, no pueden ni deben traducirse: rock and roll o rock, heavy metal o metal [métal], jazz, grunge, punk... Esto se explica porque en la mayoría de casos no hay un equivalente preciso en español y las traducciones literales no son adecuadas en ningún aspecto; así pues, hasta que se adapten al español —si es que se considera oportuno adaptarlas— deberán escribirse en cursiva o un estilo diferente al del texto contiguo, o en su defecto entre comillas, y pronunciarse como en su lengua original (mejor o peor dependiendo de los conocimientos del hablante del idioma de procedencia de la expresión).

Y como no podía ser de otra manera, nos encontramos con el término medio, situado entre lo absurdo e innecesario y lo recomendable y hasta adecuado, donde podríamos clasificar vocablos como casting (‘selección de actores o de modelos publicitarios para una determinada actuación’; en el Diccionario panhispánico de dudas se propone la adaptación castin) por audición (‘prueba que se hace a un actor, cantante, músico, etc., ante el empresario o director de un espectáculo’) o reparto (‘relación de los personajes de una obra dramática, cinematográfica o televisiva, y de los actores que los encarnan’); o manager por representante, agente, director, gerente, administrador, etc., término adaptado según la ASALE como mánager y pronunciado [mánajer], no [mánayer], como correspondería por etimología y coherencia (ya que decimos, por ejemplo, [yónatan] en lugar de [jónatan] para el nombre propio Jonathan; aunque sea en un caso g y en otra j, como sabemos ambas grafías comparten pronunciación en muchos casos); y un largo etcétera de términos que a pesar de estar muy extendidos y emplearse frecuentemente, su justificación es muy dudosa, lo que los convierte en extranjerismos bastante prescindibles, una vez más. En este tipo de extranjerismos se encuentran la mayoría de préstamos léxicos que se emplean con tanta naturalidad desde hace décadas que ya no se sabe, en bastantes casos, que son vocablos de otras lenguas.

Hay un cuarto tipo de caso que tiene mucha relación con los anteriores, pero que es algo distinto: es el de extranjerismos que se usan porque verdaderamente son necesarios o convenientes, pero que sin embargo no se han adaptado todavía, o si se ha hecho, en demasiadas ocasiones no se emplea tal adaptación por falta de conocimiento. Por ejemplo zombi, una palabra tan de moda estas últimas décadas que gran número de individuos escriben sin razón justificable ni comprensible en su forma inglesa, zombie, por el gran influjo del idioma inglés de hoy. ¿Tan difícil es comprender que esa e final es totalmente inútil en español? Para que luego digan que el ser humano es una especie racional...

Así pues, el empleo de palabras de otras lenguas ha de ser un proceso totalmente controlado y minucioso y hacerse con lógica, sentido común, razón, inteligencia, conocimiento y entendimiento (y todo ello suele escasear, por gran desgracia), y lo mismo ha de aplicarse, y con más razón, al proceso de españolización, asimilación o adaptación. Por ejemplo, yo me niego a aceptar palabras como güisqui. Quizá porque estoy demasiado acostumbrado a ver whisky, pero es innegable que su españolización, si bien no es incorrecta, es bastante detestable, especialmente esa abominable - de «refuerzo»; por ello —y porque las letras k y w forman parte del abecedario español desde hace ya bastante tiempo—, la ASALE está empezando a dar por válidas otras adaptaciones como wiski, como se explica en la Ortografía de 2010 en la página 86. Opino que hay vocablos que es mejor dejarlos como están, como extranjerismos crudos —escritos con resalte tipográfico (cursiva o comillas) y bien pronunciados— en lugar de adaptaciones pésimas, sobre todo cuando afectan de mala manera a su fonética; aunque también es cierto que es raro el caso que no puede adaptarse adecuadamente, pero desgraciadamente hay un cacao histórico importante con el tema de los préstamos léxicos, lo que ha producido, como he comentado ya, algunas aberraciones y abominaciones.

Otro tema que va estrechamente relacionado con los extranjerismos es el de la cursiva, que se emplea desde siempre, por lingüistas de todo tipo y demás personas verdaderamente versadas en lingüística, en todos los libros serios con un mínimo de calidad, para indicar que una palabra es un extranjerismo crudo (esto es, sin modificar, tal cual se escribe en su lengua original). Toda persona mínimamente inteligente o con un mínimo de conocimiento (como siempre digo) sabe que esa norma o convención es absolutamente acertada, y debería ser también totalmente aceptada; sin embargo, no es así. Hay individuos sumamente necios en el mundo; y siempre tienen que estar fastidiando... Afortunadamente, siempre hay gente con la cabeza sobre los hombros que va encarrilando, con esfuerzo, la situación; pero no debemos flaquear jamás, pues los necios siempre son muy superiores en número —y evidentemente es en lo único en que lo son—.

En fin, creo que ya he dicho lo básico sobre este tema... ¡Hasta el próximo artículo!

5 de septiembre de 2010

Programas gratuitos en cuyas traducciones al español he colaborado

Hace ya algunos años que empecé a corregir la lingüística de los programas informáticos gratuitos, porque demasiadas traducciones al español dejan mucho que desear...

Además de corregirlas por completo, incluso he creado desde cero alguna que otra, o la actualizo y la corrijo cuando es necesario; aunque mi labor, deseo, intención y objetivo principal es corregir las ya existentes que contienen errores, ya sean más o menos graves, o imprecisiones: cualquier signo, palabra, expresión o término que pueda corregir, que suelen ser muchos... Dedico este artículo especial de mi bitácora a compartir el trabajo que hago en ese aspecto proporcionando una lista de enlaces.

Algunos programas, cuyos desarrolladores se preocupan e interesan por la calidad de sus obras en muchos o todos sus aspectos, ya incorporan mi correcciones o traducciones, o están en el proceso. Esta es la lista de esas aplicaciones:

  • Descarga y usa gratuitamente el mejor visor de propiedades de archivos multimedia, MediaInfo. He corregido los símbolos de todas traducciones, y por completo la traducción al español y el catalán, y están todas incluidas en el instalador desde la versión 0.7.87.
  • Descarga y usa gratuitamente el mejor extractor de imágenes, sonidos y vídeos de videojuegos de PlayStation, jPSXdec. La traducción está incluida en el instalador.
  • Descarga y usa gratuitamente uno de los mejores clientes de P2P torrent, Vuze (antes Azureus). La traducción está incluida en el instalador.
  • Descarga y usa gratuitamente uno de los mejores renombradores masivos de archivos, Advanced Renamer. La traducción está incluida en el instalador (etiquetada como versión tradicional).
  • Descarga y usa gratuitamente el editor de traducciones en formato DKLANG/LNG de programas, DKLang Translation Editor: La traducción puede encontrarse en la sección Downloads.
  • Descarga y usa gratuitamente uno de los mejores compresores y descompresores de archivos, 7-Zip: La traducción está incluida en el instalador (si se elige la versión correcta).
  • Descarga y usa gratuitamente el editor de traducciones en formato PO para programas, Poedit: La traducción debería incluirse en breve en el instalador; si no, en la página del programa puede obtenerse.
  • Descarga y usa gratuitamente uno de los mejores creadores, grabadores y editores de imágenes de discos, ImgBurn: Este programa no lleva ninguna traducción incorporada; han de descargarse desde la sección Download.
  • Descarga y usa gratuitamente el mejor extractor de audio en CD, Exact Audio Copy. La traducción no está todavía incluida en el instalador, y puede encontrarse en Translations of EAC.
  • Descarga y usa gratuitamente uno de los mejores editores de etiquetas MP3, FLAC y otras, Mp3tag: El instalador incluye la traducción.



Lo único que has de hacer para incorporar las traducciones buenas —en los casos que no las lleven incorporadas— es descargar los archivos, extraerlos si están comprimidos con 7-Zip o cualquier otro programa similar y copiarlos —y si es necesario remplazar los existentes— en los respectivos directorios o ubicaciones de cada programa, que suelen ser «C:\Archivos de programa\“nombre del programa”\“lang”, “locale”», etc. Aun así, si tienes cualquier problema encontrando el directorio, cualquier duda lingüística, si algún enlace no funciona o incluso si tienes dudas de uso de los programas, no tienes más que contactar conmigo mediante, por ejemplo, un comentario en este artículo (¡no es necesario estar registrado!); responderé encantado. A medida que vaya corrigiendo más traducciones, o las mismas pero en versiones más actuales, iré modificando los archivos y los enlaces. Incorporar una traducción nueva a otra versión del programa que no sea la específica no suele dar problemas (por ejemplo, con Advanced Renamer, o con ImgBurn, o con 7-Zip), ya que puede no haber cambios importantes entre ellas, pero es mejor no hacerlo para evitar líneas sin traducir o en los peores casos algunos errores.
Última edición: 1 de julio de 2016.

26 de julio de 2010

Wikipedia: lo bueno, lo feo y lo malo

Ha llegado el momento en que he de confesar que fui colaborador en Wikipedia en español (o como a sus miembros más acérrimos les gusta llamarlo: wikipedista) durante casi un año. Mi objetivo mayor y principal era divulgar el uso correcto y adecuado de las lenguas, muy especialmente la española, mediante numerosas correcciones en artículos, secciones, páginas de Wikipedia, proposiciones de cambios más generales y hasta explicaciones de normas y convenciones lingüísticas a usuarios concretos o como «referencias». En todo ese tiempo ocurrió una variada colección de conflictos y discusiones con otros miembros, y finalmente, por una serie de sucesos, pude comprobar personalmente cuál es la verdadera idiosincrasia de Wikipedia —o de todas las páginas de ese estilo ''wiki''—, cómo es internamente en realidad, cómo es el monstruo que acecha en sus oscuras entrañas, ocultado entre páginas blancas llenas de mentiras e imprecisiones. Y lo que descubrí no me gustó nada, como es de imaginar.

Aunque con bastante esfuerzo y voluntad logré que se realizaran algunas mejoras, de lo que más «disfruté» fue de esas agotadoras y desesperantes discusiones con ciertos individuos con ciertos conocimientos —nulos, para qué ocultarlo— y curiosas y retorcidas ideologías, con la consiguiente pérdida de esperanza, gasto de tiempo y enfermedad nerviosa —estrés, básicamente—; o sea, desgaste infructuoso tanto físico como mental. Así pues, ¿mereció la pena? Bueno, aprendí algunas cosas más, y también pude contribuir muy ligeramente más a la cultura de algunas personas —mas nunca lo suficiente—, pero creo que aun así no pude compensar o equilibrar la balanza con todo lo malo que tuve que soportar.

Antes, cuando no sabía prácticamente nada de Wikipedia, la apoyaba y estaba totalmente a favor del proyecto, me parecía genial y necesario, pero esa visión fue cambiando paulatinamente mientras me iba dando cuenta más y más de cómo es en realidad, y en los últimos días llegó al extremo de que aunque no me opongo totalmente ya estoy en un punto intermedio. Sigo pensando que es beneficioso que exista un proyecto así, pero no a cualquier precio. Puede y debe mejorarse mucho para que sea realmente beneficioso, para que no genere más inconvenientes que beneficios.

Los «responsables» o encargados de Wikipedia se regocijan, se vanaglorian y se jactan de que es libre, democrática, objetiva, neutral... Pero ¿es realmente cierto, o únicamente es todo fachada y palabrería? Voy a explicar eso por secciones o puntos a continuación, para que esté mejor organizado y sea más fácil de leer y comprender.

Wikipedia es libre y democrática

La mayor —y prácticamente la única— virtud de Wikipedia es que es libre (esto es, cualquiera puede participar), pero al mismo tiempo es su peor defecto. Al ser tan supuestamente libre y democrática (se supone que casi todas las decisiones se debaten y se establecen en consenso...), cualquier persona del mundo puede, si dispone de un ordenador, una conexión a Internet y poco más, editar Wikipedia en casi cualquiera de sus aspectos (eso incluye los casi 627 000 artículos que ya tiene y sus respectivas páginas de discusión...) e incluso exponer sus opiniones. ¿Cuál es el problema? Que un experto en un tema tiene la misma credibilidad y autoridad (excepto si es bibliotecario, o burócrata de cualquier tipo, que aunque muchos quieren negarlo, realmente sí influyen más) que cualquier pelele que pase por Wikipedia un momento y le venga en gana darse un garbeo por el sitio e incluso de «colaborar» algo en el proyecto escribiendo la primera aberración que se le pase por la cabeza, por ejemplo. Algunos creen que el conocimiento popular es el mejor, o el más verdadero y seguro... Nada más lejos de la realidad. Que muchas personas crean unas cosas, o crean saber otras, no significa que sean necesariamente ciertas o correctas. Esto es obvio, de lógica; pero yo, además, lo he vivido de primera mano. Yo, un lingüista consumado, ya que dedico desde hace algunos años gran parte de mi tiempo libre al estudio y divulgación de la lingüística correcta y adecuada (además de todos los años en el instituto, que fueron la base más fundamental, los débiles e inestables pilares que permitieron asentar los auténticos fundamentos indestructibles para construir un castillo de conocimientos), en Wikipedia tengo la misma autoridad en las discusiones acerca de asuntos lingüísticos que cualquier otra persona. Si tenemos en cuenta que la mayoría, para nuestra propia desgracia, ni sabe ni quiere saber nada sobre la lingüística, ¿cómo les explicas, de manera que lo entiendan y lo acepten, qué es lo correcto? Alguien inteligente diría: «le daría enlaces a páginas de la Real Academia Española, y hasta les copiaría fragmentos donde se explicaran normas y convenciones oficiales»; sí, muy bien, eso es lo mejor que se puede hacer..., pero no es tan fácil. A veces —demasiadas—, ni siquiera dando explicaciones totalmente válidas y con respaldo muy sólido es posible hacer ver a la gente el camino correcto, y como es tan «democrática», acaba imponiéndose cualquier «verdad» (la de los miembros que han «ganado» la discusión), y no la Verdad (la oficial para el mundo versado y especializado en el asunto). (Además, por una serie de defectos mentales (como la ignorancia, la estupidez o también la confusión), no todo el mundo quiere reconocer la autoridad de la Real Academia Española, ni siquiera la de la Asociación de Academias de la Lengua Española al completo; pero lo peor no es eso, sino que no aceptan que la lingüística sea como es; las normas son unas y no otras porque la lengua tiene unas características, y hay un número limitado de maneras de expresarme correctamente en una determinada lengua, en un período concreto; las convenciones son unas y no otras porque dictan las mejores maneras de hacer las cosas, y así ha sido decidido en consenso de muchos lingüistas, no por capricho único y exclusivo de los profesionales de la Real Academia Española o de la Asociación de Academias de la Lengua Española al completo. Negar, intentar cambiar arbitrariamente y no respetar las normas y convenciones denota una inteligencia limitadísima, ya que solo piensa así de ellas quien no quiere comprenderlas, o quien no es capaz de ello. Además, si por cada corrección se ha de estar explicando a los cuatro vientos por qué es así y por qué debería serlo, se trabaja el doble únicamente por la mitad de resultados. Es realmente desesperante. Y lo más aberrante y abominable de todo es que te deshacen o revierten tus ediciones o correcciones sin ningún miramiento, arbitaria e impunemente; y si te quejas o intentas reclamar, no solamente no consigues nada positivo, además, quedas siempre como el malo de la película y, en los peores casos —que no son pocos—, te acosan y sabotean... Y peor todavía cuando editas como usuario no registrado. Todo ello no cambia, en absoluto, cuando se trata de debatir y decidir convenciones, términos o títulos de artículos y secciones para la propia Wikipedia. Si el «conocimiento» popular prevalece en Wikipedia sobre el conocimiento oficial y más fiable, la gran mayoría de decisiones que se tomen no serán la «verdad» oficial humana, sino la «verdad» popular o vulgar, entre las cuales hay grandes diferencias. En resumen: como Wikipedia es supuestamente democrática, su acierto en las convenciones y decisiones varias reside en la relación de usuarios cultos y usuarios menos cultos —que en la actualidad es realmente lamentable, por cierto—. Y lo peor es que verdaderamente no se toman las decisiones democráticamente, sino que hay favoritismos irracionales por todas partes...

Wikipedia es más fiable que otras enciclopedias o, al menos, lo será algún día

En absoluto, nada más lejos de la realidad, ¡y le falta muchísimo para llegar a eso! Wikipedia es una «enciclopedia» popular, que contiene conocimiento vulgar (es decir, propio del vulgo), el que, naturalmente, nunca es el más fiable, ni el más objetivo; es más, ese conocimiento suele ser erróneo, o como mínimo muy impreciso y nada fiable. Además, dado que todo el mundo puede editar Wikipedia, es realmente muy frecuente el vandalismo, ya sea consciente o inconsciente. Esos actos perniciosos pueden ser enmendados o no, y más o menos rápidamente, dependiendo de varios factores: de la popularidad del artículo (aunque no todos los artículos populares están bien cuidados; los que más atención reciben —que tampoco quiere decir que estén bien cuidados— son los que tienen varios miembros vigilándolos por diversas razones) y de la «habilidad» del vándalo en hacer pasar vandalismos por ediciones buenas (cambiar datos aislados y sin referencias, dar referencias inadecuadas...), o más precisamente de la evidentes características del vandalismo (si son groserías, palabras soeces, suelen durar poco; si son cambios considerados irrelevantes y no vandálicos, pueden durar años...); así pues, un artículo puede permanecer vandalizado, incorrecto, impreciso o erróneo años y años. De esto te das mucha cuenta cuando eres editor y participas más o menos regularmente. Yo vi miles de artículos totalmente descuidados, incluso desde hacía años, y hasta vandalismos evidentes sin deshacer. Todo ello, como no podía ser de otra manera, empeora muchísimo en el aspecto lingüístico: ¿quién se va a dar cuenta de la mayoría de errores, si casi nadie sabe lo suficiente? El aspecto más descuidado de todas las páginas en formato wiki es la lingüística. Ese es uno de los motivos más poderosos por los que suelo participar en ocasiones y, algunas veces, incluso a registrarme. En Wikipedia en español hay algunos correctores buenos, pero no los suficientes, ni mucho menos, ni están tan bien considerados y respetados como para que puedan desplegar toda su capacidad y habilidad de corrección e incluso permanezcan demasiado tiempo (por varias razones, que leyendo esto pueden imaginarse, yo no duré ni un año...); en el caso de otras wikis, como es el caso de la Viquipèdia (la de la lengua catalana) e incluso de la Wikipedia original, la de la lengua inglesa, los correctores que hay o no saben prácticamente nada más que una persona ordinaria (caso de la catalana) o, sencillamente, su propia lengua no dispone ni siquiera de unas normas coherentes, racionales, inteligentes y absolutas (caso de la inglesa). En definitiva: Wikipedia no es, en ningún aspecto, más fiable que otras enciclopedias de verdad, ni lo será en mucho tiempo; quizá nunca. Justo al contrario: yo diría que su escasa fiabilidad —su número de errores— es su peor defecto, y seguirá más o menos igual mientras todo el mundo pueda editar lo mismo y se le haga el mismo caso al experto que al estúpido. Es posible que contenga más conocimiento popular —esto es, películas, música, videojuegos y un largo etcétera— porque contribuyen, más o menos acertadamente, muchas personas, pero eso no significa necesariamente que sea mejor que una enciclopedia que ha sido elaborada por varios profesionales y expertos y que se centra en temas realmente relevantes, importantes. Además, existe el desastroso sistema de referencias, que se supone que asegura un contenido verdadero. Otro gran defecto... Dejando a un lado que la mayoría de afirmaciones que se encuentran en Wikipedia no tienen referencias de ningún tipo, las que sí las tienen las obtienen de dos fuentes principales: de libros y de páginas electrónicas, siendo esta última fuente, curiosamente, la más habitual. De libros, vale, mientras sean reales y no mentiras encubiertas, pero ¿de páginas electrónicas? ¿Es que acaso no se inventan cosas los responsables de otros sitios ni se equivocan sin saberlo? ¿Es que no hay millones y millones de páginas totalmente erróneas en su contenido, o de muy baja calidad? ¿Desde cuándo lo que se dice en un sitio cualquiera se toma como referencia válida? Desde que existe Wikipedia. O, más precisamente, desde que existen las personas ignorantes, estúpidas y necias... Ello es, también, un defecto intrínseco de Internet. Así pues, la mayoría de referencias en Wikipedia no son válidas, o al menos no del todo recomendables; todo ello deja un alto porcentaje de información sin fuentes merecedoras de confianza, o directamente sin referencias. Es decir: en Wikipedia hay tanta información o datos basura o erróneos como relación de usuarios ignorantes y necios haya metiendo la zarpa impunemente y la cantidad de idioteces que sean capaces de realizar. Wikipedia no debe tomarse jamás como fuente fiable; en todo caso, debe comprobarse absolutamente todo lo que se dice en ella: las fechas, los nombres, las afirmaciones, la propia lingüística...

Wikipedia es neutral y objetiva

No, no y no. Esa es la peor mentira, si cabe. Ese es uno de los pilares de Wikipedia: se supone que da información totalmente neutral y objetiva, y que se toman decisiones y convenciones de manera totalmente democrática: es totalmente falso. Toda la información que se da en Wikipedia y todas las decisiones que se toman, y por consiguiente la mayoría o todas las convenciones que se practican, son aceptadas simplemente si varios usuarios están de acuerdo; nos encontramos otra vez con la verdad popular o vulgar. Si un miembro propone algo, aunque sea un experto o incluso un erudito en el tema, tal propuesta será rechazada aunque únicamente dos miembros más —tengan los conocimientos que tengan— se opongan. Es la infame verdad de Wikipedia, no la verdad humana oficial. Yo hice varias propuestas en Wikipedia en español. Algunas fueron, milagrosamente, aceptadas (creo que porque eran tan evidentes que no había posibilidad de negación ni siquiera por parte de los más necios; cosa que también demuestra lo dejada que está Wikipedia en español, pues, si eran tan evidentes, ¿por qué nadie se había preocupado hasta entonces?...), y otras, menos conocidas, más cultas, o quizá demasiado buenas, fueron impune y arbitrariamente rechazadas porque casi nadie fue capaz —por falta de inteligencia o de conocimientos, o ambas cosas— de comprenderlas. Y eso que yo siempre me refiero a fuentes lógicas, coherentes, creíbles, válidas, oficiales y con autoridad... Si no estoy seguro de algo, simplemente no lo digo ni lo hago, pues lo último que quiero es equivocarme y confundir más al prójimo. Algunas propuestas —las peores para mis nervios— fueron rechazadas en la discusión únicamente por la enfermedad, o quizá la epidemia, que podríamos llamar amiguismo, que está también bastante presente en Wikipedia; creo que no es menester explicar en qué consiste, tan solo he de comentar que «necios unidos jamás serán vencidos», y que un usuario mala persona e incluso acosador, ya esté bajo el «beneficio» del amiguismo o no —pero si lo está, muchísimo peor—, puede llevarte, si se lo propone y actúa con premeditación, alevosía y subterfugio, a abandonar indefinida e irremediablemente, y de manera desastrosa, el proyecto... Como a mí me pasó. No pienso volver a otorgarles el sumo privilegio de tener como miembro activo, editor regular, a uno de los mejores correctores de español o castellano del mundo —modestia aparte—, al menos hasta que cambien muchísimas cosas... Wikipedia también carece —y parece ser que sus responsables quieren  que carezca— de métodos y medios para detener y suprimir ciertas ideologías, acosos y abusos tanto personales como de las normas y convenciones más básicas y fundamentales. Es la ley de la despreocupación, el desinterés, la dejadez y la tiranía en estado puro. Los wikibibliotecarios y demás wikiburócratas hacen abuso de poder constantemente: cuando alguien no piensa lo mismo que ellos o su grupito de amigotes, o incluso si son diferentes (razones de nacionalidad o etnia, por ejemplo), no paran hasta echarlo, por más buen editor que sea; por supuesto, no atienden ni aceptan quejas. Además, el sistema de elección de bibliotecarios, lejos de ser democrático, equilibrado y justo, está diseñado especialmente para desarrollar el totalitarismo, la dictadura, el corporativismo y el amiguismo. Es total y absolutamente necesario cambiar cuanto antes muchísimas cosas de Wikipedia antes de que deba cerrarse sin remedio y muy merecidamente. Afortunadamente, la gente, al parecer, cada vez se da más cuenta de la oscura verdad que se esconde bajo las blancas páginas de Wikipedia, color que no refleja en absoluto sus inexistentes pureza y limpieza, por lo que cada vez hay menos colaboradores activos, y los que lo son acaban abandonando el proyecto, por razones obvias, cada vez antes y más trágicamente.

Sin embargo, todo lo que he comentado sobre Wikipedia no es exclusivo de ella, aunque sea el máximo exponente debido a su inusitada popularidad; de hecho, todas las «enciclopedias» en el formato wiki ese pecan de lo mismo. No doy nombres ni ejemplos concretos porque no merece la pena, pero hay varios casos, y todos malos —aunque algunos más que otros—. En definitiva, podríamos decir que las páginas electrónicas en formato wiki que se destinan a recopilar información son, en su mayor parte, núcleos víricos que contienen la enfermedad de la confusión y el error; todo lo contrario de lo que supuestamente se pretende. Y la única manera de solucionarlo o evitarlo es que sus responsables y colaboradores sepan verdaderamente de lo que están escribiendo y que el resto no puedan cambiar arbitrariamente todo lo que les apetezca. En tal caso sí serían realmente páginas a favor del conocimiento y en contra de toda confusión e ignorancia. Pero, sincera y lamentablemente, veo esa situación algo complicada de llevar a cabo actualmente. Lo que ocurre desde que se crearon hasta todavía hoy es que un grupo de personas, entre las que hay muy pocos sabios, algunos semisabios, bastantes ignorantes y muchos necios, escriben, supervisan y modifican el contenido, por lo que la media del nivel de ese contenido es muy baja, y por consiguiente todo lector no muy versado —que es la gran mayoría— acaba más confundido todavía y podrá, por consiguiente, ser otro emisor de errores; y estos hechos tienen todo el aspecto de una espiral que se dirige en picado hacia un abismo de oscuridad y caos. Debemos ser muy cautelosos... y asegurarnos de que todo lo que creemos conocer es auténtico y correcto antes de hacer nada más. La unión no hace la fuerza, sino la estupidez. Con casi todo en este mundo, es muy preferible la calidad a la cantidad; pero la cantidad, bien organizada, controlada y dirigida por la calidad, es mucho mejor. A ver si se aplican el cuento; no les sirve de nada que haya muchos editores si todos llevan a cabo acciones negativas, como deshaciendo lo correcto que hacen los demás, sabiéndolo o sin saberlo.

En conclusión: el formato wiki es genial en el concepto teórico, pero se llena enseguida de escoria y podredumbre en la práctica: muchos bibliotecarios y usuarios registrados son bastante ignorantes, necios y hasta estúpidos, y convierten la wikipágina en un vertedero de información vergonzoso que consigue precisamente lo contrario de lo que aparentemente se propone y se desea.

Y esta dudosa calidad del contenido no solamente ocurre con las wikipáginas, y ni siquiera con Internet en general: también sucede con la televisión, los periódicos y hasta con muchos libros. Así pues, quedáis avisados: tened mucho cuidado con lo que leéis; podría ser, como mínimo, erróneo. Verificad, contrastad, comprobad, dudad siempre. Sin la duda, el conocimiento no es posible.

19 de julio de 2010

Abreviaturas, siglas, acrónimos y símbolos

En la escritura siempre llega el momento en que se necesita acortar, reducir o hacer breves las palabras y expresiones para decir mucho con poco; sin embargo, una mala abreviación hace el texto difícil de entender e incluso ilegible, incomprensible y confuso, por lo que podría considerarse incorrecto, ya que no cumple con su función u objetivo, o al menos de manera muy poco eficiente; eso es justo lo contrario de lo que deberíamos pretender y desear. Por ello, abreviar correctamente es tan importante como emplear adecuadamente cualquier vocablo, signo, recurso, técnica... Debe haber un control en cuanto a su forma, número y situación, y para ello se hacen totalmente necesarias e imprescindibles unas normas, reglas y convenciones claras, exactas, coherentes, desarrolladas y adecuadas que es necesario conocer y respetar suficientemente para garantizar una utilización y comprensión adecuada de las abreviaciones.

En este artículo explico con detalle los no suficientemente conocidos tres tipos de abreviaciones y los símbolos.

Empezando ya con las explicaciones más serias y técnicas, hay que decir algo que se aplica a todos los métodos de abreviación: el número de elementos abreviados debe ser lo más bajo posible, empleando solo aquellos que sean realmente necesarios y que la gran mayoría de lectores sepa a qué elemento completo se refieren. En el caso de las abreviaturas, una buena manera de asegurarse de ello es escribiendo la primera vez la expresión sin abreviar en un mismo texto; en el caso de las siglas, especificar el elemento completo la primera vez que se usa cada una; en el de los acrónimos, si todavía mantienen su forma —es decir, no han sido convertidos en vocablos ordinarios—, también es recomendable en muchos casos escribir todos los elementos; en el particular caso de los símbolos —ya que no son abreviaciones—, lo aconsejable es reservarlos para ámbitos científicos, como las matemáticas y demás cálculos teóricos o abstractos, o técnicos, como las indicaciones de circulación y las medidas de gran variedad de aparatos, aunque ha de admitirse emplear los más conocidos en expresiones frecuentes también en otros contextos. A partir de estas sencillas premisas, hay que conocer bien cada método para emplear las abreviaciones correctamente y evitar, así, fallos, faltas o errores ortográficos y, por consiguiente, confusiones que ponen en riesgo el correcto, adecuado y rápido entendimiento de los mensajes que desean transmitirse.

Abreviatura

Es la representación gráfica reducida de una palabra o grupo de palabras, obtenida por eliminación de algunas de las letras o sílabas de su escritura completa y que en prácticamente todos los casos debe cerrarse con un punto, incluso aunque termine con letras voladas, las cuales deben, además, coincidir siempre en género: cuarta, 4.ª (no *4.º). El punto abreviativo se escribe al final, posteriormente al último elemento, excepto cuando se trata de la abreviatura de un número ordinal, caso en el que se escribe antes de la letra volada, nunca después (*1º.). Sin embargo, ese punto abreviativo de los números con letras voladas es ya bastante raro de ver; no hemos de obviar que es importante escribirlo, ya que las abreviaturas deben cerrarse absolutamente siempre mediante punto abreviativo (en algunos casos se emplea la barra), que simboliza o representa que se ha llevado a cabo una abreviación de elementos y se trata, inequívocamente, de abreviaturas.

El término abreviatura no debe confundirse jamás con abreviación; este último se refiere al acortamiento de una o varias palabras mediante cualquiera de los métodos de abreviación, mientras que el primero se refiere únicamente a uno de ellos.

Existen dos procedimientos para formar abreviaturas: por truncamiento y por contracción, que determinan la forma de las abreviaturas. Si la abreviatura se obtuvo por truncamiento, se añade -s. Se exceptúa el plural de las abreviaturas cent. (centavo, centésimo) y cént. (céntimo), que es cts., y no *cents. ni *cénts.

En abreviaturas formadas por una sola letra para cada elemento, el plural se expresa duplicando esta: pp. ss. por páginas siguientes.

El método de pluralización por duplicación de iniciales debe considerarse y se considera exclusivo de las abreviaturas en pos de una mayor coherencia y simplicidad, por lo que es conveniente no emplearlo con las siglas. Abreviaciones consideradas actualmente abreviaturas como EE. UU. (‘Estados Unidos’), JJ. OO. (‘Juegos Olímpicos’) o RR. HH. (‘Recursos Humanos’) eran consideradas antaño siglas, lo que todavía hoy crea confusiones y varidedad de opiniones, y por consiguiente hay falta de consenso absoluto. Todo ello, sumado a un deseo de simplificación extrema, da como resultado que puedan verse tres tipos de grafías: EE. UU., EEUU, EE UU; JJ. OO., JJOO, JJ OO; RR. HH. RRHH, RR HH. Este desacuerdo tiene su origen en el proceso de evolución de las siglas, que dio lugar a la conveniente creación de un concepto diferente: las abreviaturas. Actualmente, las abreviaciones conformadas por inciales mayúsculas, especialmente si están pluralizadas, se consideran por una parte de los lingüistas y también académicamente como abreviaturas, mientras que otra parte sostiene que siguen siendo siglas. Independientemente de cómo se consideren, originalmente se escribían con puntos abreviativos y espacio intermedio, EE. UU., pero si siguen considerándose siglas habría que adaptarlas a su ortografía moderna, por lo que se escribirían EEUU o, excepcionalmente para evitar confusiones, EE UU. Todavía no se ha establecido por consenso cuál podría ser la forma adecuada, puesto que, siguiendo las características actuales de las siglas, deberían escribirse con todos los elementos juntos, pero ello indudablemente podría causar confusión por la imprecisión que supone el hecho de no especificar inequívocamente si son siglas con dos elementos abreviados o con cuatro de ellos. Es por eso que suelen preferirse formas con espacio como EE UU, ya que así se soluciona ese problema concreto; aunque lo cierto es que tales grafías tampoco tienen coherencia, por lo que habrían de considerarse, como mínimo, excepcionales. Como puede observarse, tratar este tipo de abreviaciones como siglas conlleva más desventajas que beneficios, al contrario que ocurre si se tratan como abreviaturas. Esto se explica por el hecho de que se leen desarrollando los elementos y se escriben con puntos abreviativos y espacio intermedio lo que las distingue inequívocamente del resto de métodos de abreviación y facilita mucho su comprensión. Por lo que en forma de abreviatura, en definitiva, proporcionan muchas ventajas y ningún inconveniente en relación con los conceptos modernos de la abreviación. Los métodos de abreviación comenzaron, como todo, primitivamente, y han ido evolucionando con el paso del tiempo; y la evolución no es posible sin realizar cambios. Es por eso que otorgar la exclusividad de ciertos métodos a un tipo de abreviación (como la pluralización gráfica mediante la duplicación de iniciales para las abreviaturas), a pesar de no ser exactamente lo que se hacía antaño, es necesario para simplificar el sistema y hacerlo más claro, lo que evita muchas confusiones. Por consiguiente, es preferible considerar este tipo de formas como abreviaturas y escribirlas siguiendo sus normas generales actuales: EE. UU., JJ. OO., RR. HH. Además, para el caso concreto de Estados Unidos existe la alternativa en forma de auténtica sigla EUA (‘Estados Unidos de América’); pero esta forma se usa poco, pues habitualmente esta expresión se pronuncia sin abreviar y no deletreando como es más propio de las siglas, lo que también demuestra que es más coherente emplear la abreviatura en casos similares. En lo único que sí hay consenso en referencia a este tipo de formas debido a su innegable evidencia es que las formas con sobrepuntuación como *E.E.U.U. son incongruentes, inconvenientes y, por consiguiente, incorrectas.

El procedimiento de duplicar las letras para formar el plural de las abreviaturas formadas por truncamiento extremo se aplica incluso a aquellas abreviaturas que corresponden a expresiones complejas en las que solo pluraliza el elemento nuclear; así, el plural de la abreviatura E. S. (estación de servicio) es EE. SS. (estaciones de servicio), y no *EE. S., independientemente de que la palabra servicio se mantenga en singular en la expresión completa. De modo paralelo, pero a la inversa, las abreviaturas por truncamiento extremo de expresiones singulares que contienen un elemento en plural no lo tienen en cuenta en su formación; así, por ejemplo, la abreviatura de asociación de vecinos es A. V., y no *A. VV. (Ortografía de la lengua española, 2010, Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, página 574).

Cada elemento abreviado que represente elementos completos debe llevar punto, incluido el último, lo que sirve de cerramiento si se encuentra al final de la frase u oración (así pues, quedaría un único punto al final, nunca dos). Además, si la abreviatura se compone de varios elementos, deberán escribirse con los espacios intermedios que tenga la expresión original sin abreviar (cuenta corriente > cta. cte.), pues una característica general de las abreviaturas es que ocultan parte de los elementos de una expresión (lo que se representa mediante el punto abreviativo en la mayoría de casos, y en algunos con la barra), mientras que las siglas representan una expresión haciendo uso de algunos de sus elementos (que, al ser una abreviación más extrema que la abreviatura, actualmente puede prescindir de los espacios intermedios y los puntos sin ningún problema).

Otro rasgo muy importante y que ayuda mucho a distinguir las abreviaturas de las demás formas de abreviación es que la lectura de una abreviatura debe restablecer todas las letras eliminadas en su escritura; es decir, debe leerse la palabra completa que la abreviatura representa, a diferencia de las siglas. Sin embargo, a veces los hablantes deletrean algunas abreviaturas, especialmente aquellas que se forman con la inicial de los elementos más importantes: a. m. (ante meridiem), AM [a-éme]; a. C. (antes de Cristo), AC [a-sé, a-zé] Como no hay ninguna norma que lo impida, mediante este proceso se crean nuevas siglas. Si bien es recomendable pronunciar la abreviación de una manera u otra según de qué tipo se trate y mantener esa forma, no hay razones que obliguen a prohibir la creación algunas abreviaturas en siglas siempre que pueda hacerse adecuadamente, en coherencia y respetando las normas y convenciones lingüísticas vigentes; por ejemplo, no sería correcto convertir la abreviatura a. C. en el confuso híbrido *aC, ya que en forma de sigla debería tomar la forma AC (todo en mayúsculas, como es propio de las siglas). Como puede observarse, el proceso de convertir abreviaturas en siglas no debe ni puede ni debe llevarse a cabo, en todos los casos, pues muchos no cumplen los requisitos que permiten hacerlo adecuadamente: etc. [etsétera, etzétera], *ETC [e-te-sé, e-te-cé].

Debe evitarse el uso superfluo de abreviaturas; es decir, si no es realmente útil abreviar un elemento, es preferible dejarlo desarrollado para facilitar la comprensión de su significado, puesto que no todos los lectores tiene por qué saber exactamente qué significan todas las abreviaturas. Como es evidente, en prácticamente todos los casos se hace un uso innecesario de ellas, pero puede admitirse emplear abreviaturas muy comunes como etc. y que la mayoría de lectores conocen su significado sin una justificación de eficacia. Sin embargo, siempre es recomendable especificar, al menos una vez, qué significa cada abreviatura la primera vez que se emplea en un texto, especialmente de aquellas de uso no muy frecuente o que se repitan en el mismo contexto.

Sigla

Se llama sigla tanto a la palabra formada por las iniciales de los términos que integran una denominación compleja, como a cada una de esas letras iniciales. Las siglas no son abreviaturas, sino un método de abreviación, y se utilizan para referirse de forma abreviada a organismos, instituciones, empresas, objetos, sistemas, asociaciones... Se leen deletreando todos los elementos, aunque hay siglas que se leen tal como se escriben y que reciben también el nombre de acrónimos y, en casos excepcionales, algunas que se desarrollan (ver más adelante).

Aunque en la lengua oral toman en ocasiones marca de plural, las siglas son invariables en la escritura: un DVD (disco versátil digital), dos DVD (discos versátiles digitales); por ello, cuando se quiere aludir a varios referentes es recomendable introducir la sigla con determinantes que indiquen pluralidad.

Las siglas se escriben actualmente sin puntos ni blancos de separación. Si por alguna razón se emplean los puntos abreviativos, todos los elementos abreviados deben estar seguidos por punto, incluida la última letra; aunque esto sea muy evidente, no es muy infrecuente ver siglas y abreviaturas carentes del último punto. El último punto de la sigla sirve, a su vez, de punto de la oración si se encuentra al final de esta, igual que ocurre con las abreviaturas.

Muchas siglas se leen sin restablecer la expresión a la que reemplazan. Hay algunas de lectura mixta cuando presentan un segmento pronunciable junto a otro que no lo es: CD-ROM [se-de-rróm, ze-de-rróm] o [se-de-rón, ze-de-rrón] (sigla del inglés Compact Disc Read-Only Memory ‘disco compacto de solo lectura’). Hay que señalar también que siempre es posible restituir en la lectura de una sigla la denominación compleja de la que nace, lo que suele hacerse cuando la sigla no es muy conocida o su finalidad principal es ahorrar tiempo y espacio en la escritura, pero no tanto en la lectura. Las siglas suelen omitir para su formación los artículos, las preposiciones y las conjunciones que aparecen en la denominación completa, salvo cuando se desea facilitar su pronunciación, convirtiéndolas en acrónimos.

Acrónimo

Es, por un lado, el término formado por la unión de elementos de dos o más palabras. Por otro lado, también se llama acrónimo a la sigla que se pronuncia como una palabra. Es muy frecuente que este último tipo, tras una primera fase en que aparecen escritos con mayúsculas por su originaria condición de siglas, acaben por incorporarse al léxico común del idioma y se escriban con letras minúsculas, salvo, naturalmente, la inicial cuando se trata de nombres que exigen la escritura de esta letra con mayúscula. Los acrónimos suelen omitir para su formación los artículos, las preposiciones y las conjunciones que aparecen en la denominación completa, salvo si son necesarios para facilitar su pronunciación. Una vez incorporados al léxico común (como ovni, láser...), los acrónimos forman el plural siguiendo las reglas generales de su formación en español. Solo los acrónimos que se han incorporado al léxico general y que, por esa razón, se escriben con minúsculas, admiten su división con guion de final de línea y se someten a las reglas de acentuación gráfica en español. Los acrónimos se leen como se escriben, sin desarrollar los elementos abreviados.

Símbolo

Los símbolos son representaciones gráficas estables y normalizadas de conceptos o realidades pertenecientes, en general, al ámbito científico-técnico, por medio de letras o de signos no alfabetizables. En general, son fijados convencionalmente por instituciones de normalización —como el Sistema Internacional de Unidades— y poseen validez internacional. Aun así, hay mucha ignorancia sobre los símbolos, lo que deriva en dudas, confusiones y, en última instancia, en errores; sin embargo, son muy fáciles de evitar: únicamente ha de saberse y comprenderse qué son y cómo han de ser.

Los símbolos constituidos por letras son semejantes a las abreviaturas, pero se distinguen de ellas en los aspectos siguientes: se escriben siempre sin punto, no llevan nunca tilde, aunque mantengan la letra que la lleva en la palabra que representan y no varían de forma en plural, naturalmente. Así pues, debe escribirse siempre, por ejemplo, m, nunca *m., *mts, etc.

Los símbolos de los puntos cardinales se escriben siempre con mayúscula, aunque estén constituidos por dos letras. Los de los elementos químicos se escriben con una sola letra mayúscula; o, si están constituidos por dos letras, con una combinación de mayúscula y minúscula. Los de las unidades de medida se escriben normalmente con minúscula, o los de aquellas que incorporan prefijos para formar múltiplos (unidades superiores a la establecida como referencia), ya que los símbolos de estos prefijos, con la excepción de kilo- (k-), hecto- (h-) y deca- (da-), se escriben con mayúscula: M- (mega-), G- (giga-), T- (tera-), etc.; por el contrario, los símbolos de los prefijos utilizados para formar submúltiplos (unidades inferiores a la establecida como referencia) se escriben siempre con minúscula: d- (deci-), c- (centi-), m- (mili-), etc. Así pues, la única forma correcta de kilobyte es kB, no *KB; la de kilómetro es km, nunca *km., *Km, etc.; la de kilogramo es kg, nunca *kg., *Kg, etc.

Los símbolos deben escribirse pospuestos a la cifra que los cuantifica y separados de ella por un espacio. Se exceptúan los símbolos y números volados, que se escriben pegados a la cifra a la que acompañan. Aunque el símbolo % se ve frecuentemente escrito sin separación de la cifra que lo preede, la norma establecida por la Oficina Internacional de Pesos y Medidas determina que se escriba precedido de un espacio. El símbolo de los grados de temperatura (°) se escribe de distinta manera según aparezca o no especificada la escala en la que se miden: se pega a la cifra si no se hace explícita la escala, pero se separa de ella y se pega al símbolo de la escala si esta se especifica: 27°, pero 27 °C. No deben confundirse los símbolos de minutos y segundos cronológicos (min, s) con los minutos y segundos utilizados en la expresión de la medida de los ángulos (', ") (Ortografía de la lengua española, 2010, páginas 590-591).

Cuando se lee un símbolo, ha de desarrollarse toda la palabra representada, salvo que esté integrado en una fórmula química o matemática, en que lo normal es el deletreo.

Resumiendo mucho:

Las abreviaturas deben cerrarse siempre, y habitualmente se hace con el punto abreviativo. Normalmente tienen espacios entre los elementos abreviados, tal como tienen estos antes de aplicarle la abreviación, lo que actualmente ayuda en bastantes casos a diferenciarlos de las siglas. Se leen desarrollando o restableciendo todos los elementos como si no estuvieran abreviados.

Las siglas se escriben enteramente en mayúsculas y sin puntos ni espacios. No tienen plural gráfico por sí mismas, aunque en la lengua hablada suelen pluralizarse. Se leen deletreando, a no ser que sean acrónimos.

Los acrónimos nunca llevan puntos, y pueden pluralizarse normalmente únicamente si están lexicalizados; es decir, si están adaptados y admitidos como vocablos normales. Se leen siempre tal como se escriben, no deletreando.

Los símbolos, que no deben confundirse con abreviaturas, jamás llevan punto y tienen una única forma, que se establece mediante convenciones internacionales; es decir, son totalmente invariables, no tienen plural ni variaciones de ningún tipo. Únicamente aparecen junto al elemento al que se refieren, exceptuando las fórmulas, en las que pueden aparecer individualmente.

Nota: No deben confundirse la o volada (º) de algunas abreviaturas con el símbolo de los grados (°). Para escribir la o volada puede utilizarse el botón de la izquierda del 1 en el teclado; para escribir el símbolo, entre otras maneras, puede mantenerse pulsada la tecla Alt e introducir con el teclado numérico activado (el de la derecha) los números 0176 (y soltar Alt).

Véase también
Abreviaturas, siglas, acrónimos y símbolos: lista y consideraciones vitales.
Lista de abreviaturas frecuentes, Real Academia Española.


Última edición: 11 de septiembre de 2014.

14 de julio de 2010

aún/aun

El adverbio aún o aun tiene significados y usos totalmente diferentes según el contexto, lo que se representa mediante tilde diacrítica. Por ello, no deben confundirse ambas formas, algo que ocurre con demasiada frecuencia; por diversas razones, se usa la forma tildada cuando es indebido hacerlo.

Primero, unos ejemplos, que pueden ayudar mucho:

¿La obra está aún así? Aun así, creía que estaría menos avanzada. = ¿La obra está todavía (temporalidad) así de retrasada? Incluso así, creía que estaría menos avanzada.

Dicen que va a llover; aun así, he decidido ir. = Aunque va a llover, he decidido ir igualmente; Iré incluso lloviendo.

Los gatos pueden vernos aun en la oscuridad. = Los gatos pueden vernos incluso en la oscuridad.

Los gatos pueden vernos aún en la oscuridad. = Los gatos pueden vernos todavía (temporalidad) en la oscuridad (porque todavía estamos en ella).

No se sabe si el archivo es seguro. ¿Aun así deseas descargarlo? = Incluso sin saber si el archivo es seguro ¿quieres descargarlo?; Hasta sabiendo que el archivo podría no ser seguro ¿quieres descargarlo igualmente?

No se sabe si el archivo es seguro. ¿Aún deseas descargarlo? = Querías descargar el archivo, pero ahora sabes que podría no ser seguro; ¿todavía (temporalidad) quieres descargarlo?

Así pues, aún significa ‘todavía’ (temporalidad o ponderación), y aun significa ‘aunque’, ‘incluso’, ‘hasta’, ‘ni siquiera’... Como puede observarse, la expresión aún así es de uso prácticamente nulo, por lo que podemos garantizar que todas sus apariciones son erróneas; debe escribirse aun así.

Emplear debidamente cualquiera de las secuencias o expresiones que he mencionado anteriormente es tan simple como saber discernir entre todavía (indica únicamente temporalidad o ponderación) y aun (aunque, incluso, hasta, ni siquiera...).

Enlaces:
Diccionario de la lengua española (DRAE), aun
Diccionario panhispánico de dudas (DPD), la tilde (punto 3.2.4. aún/aun)

29 de junio de 2010

Los ignorantes más necios: los detractores de la RAE

La estupidez humana no tiene límites. Cada día estoy más seguro de ello y mis esperanzas van mermando, y las pruebas de que demasiados individuos son estúpidos e ignorantes y necios a más no poder se vuelven cada vez más evidentes e innegables. En este artículo voy a hablar un poco sobre esos individuos que se empeñan en desacreditar y menospreciar a la Real Academia Española, e incluso —tanta es su insensatez— a toda la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), o cualquier otro organismo o persona que exponga alguna norma o convención.

Los usuarios del español —o mejor: todos los usuarios de las lenguas— tenemos la gran fortuna de disponer de la supervisión y el trabajo de la RAE y las otras 21 Academias, que proporcionan normas y recomendaciones (e incluso intentan buscar y dar soluciones a conflictos o a demasiado número de opciones; es decir, intentan unificar lo recomendable y tipificar lo posible) para el español de España y los tipos de español de Hispanoamérica: es decir, para todo el mundo hispanohablante actual. Hay gente que no lo aprecia en absoluto (demasiada para lo que sería recomendable; todo lo malo abunda...), y hasta lo desprecia porque no quiere reconocer lo que todo ello supone (de desagradecidos está el mundo lleno). Cualquier persona mínimamente inteligente o culta se pregunta: ¿cómo es posible que haya gente que «piense» así? Pues ello, como todo, tiene sus razones (aunque no criterios), y son las siguientes: aparte de por lo de siempre —ignorancia profunda—, la mayoría de los detractores de la RAE intentan desacreditar todo lo que dice y desprestigiarla porque son tan necios y estúpidos que no entienden las directrices (es decir, las normas, convenciones, recomendaciones...) que propone y tampoco son capaces de aprendérselas, ni siquiera de memorizarlas; así pues, les es más fácil decir que no son adecuadas (aunque ellos no usarían ese término tan culto) y usan ese falso argumento sin criterio alguno para sentirse con pleno derecho (se autoengañan escandalosamente) a no cumplirlas, ni siquiera a entenderlas, e incluso pretenden parecer cultos o inteligentes. Nada más lejos de la realidad. Ellos, por su enorme ignorancia e innata necedad, y lo que es todavía peor, por su insalvable estupidez, no tienen la capacidad —ni el derecho— de dar opiniones válidas. Lo que sin duda deberían hacer es callarse, y, además, intentar seriamente entender y aprender esas normas y recomendaciones, por más que les cueste; siempre pueden pedir ayuda...

Vamos a ver, todos sabemos que en este mundo aparentemente nada es perfecto, así que las Academias de la ASALE tampoco lo son (toman decisiones más acertadas o aceptadas que otras, pero todas están profusa y profundamente estudiadas y sometidas a votaciones, así que el margen de error debería ser muy pequeño; al menos, es mucho más pequeño que el de otros organismos o sujetos, es seguro); mas hemos de tener siempre en cuenta y no olvidar nunca que si hay alguien que puede ofrecer una buena regulación de la lingüística son los académicos que trabajan, en conjunto, en las mismas, que son lingüistas profesionales todos; si hay algo en este mundo que pueda arrojar algo de luz a la ignorancia lingüística de tanta gente ha de ser la RAE; no se me ocurre otra posibilidad. Intentar desacreditar a la RAE es realmente ridículo, y todavía lo es más cuando el detractor es un pobre diablo que no sabe ni hacer la o con un canuto, como es en prácticamente todos los casos. Si se quiere tener un punto de vista válido y dar opiniones aceptables, primero hay que informarse adecuadamente y saber lo máximo posible, y por consiguiente llegar naturalmente a conclusiones acertadas —a no ser que se sea un loco—...

También los hay que argumentan que la RAE, o toda la ASALE, tienden a ser conservadores, quizá demasiado. Esa afirmación es totalmente falsa e irreal, porque están continuamente proponiendo, aceptando y añadiendo palabras nuevas —muchas de ellas extranjeras— al diccionario y demás obras; y es totalmente necesario hacerlo racionalmente, pues de lo contrario estaríamos empleando un idioma que sería una mezcla de varios, lo cual no sería nada agradable ni recomendable, y habríamos perdido una de las mejores lenguas, si no la mejor, del mundo; evolucionar es recomendable y necesario, pero siempre en su justa medida y por el camino correcto. Además, ¿qué pasaría si la única institución oficial de regulación se dedicara a suprimir todas las palabras que ya no se usan mucho y a aceptar todas las nuevas, aunque sean extranjeras? Que acabaríamos perdiendo a la preciosísima y maravillosa lengua española, y tendríamos un idioma que sería una mezcla fea, aberrante y abominable de varios (lamentablemente, ya ocurre en demasiados casos). Ser un poco conservador es necesario para mantener unas propiedades o características que no han de perderse tan fácilmente; podríamos decir que de esa manera se alarga, por poco que sea, la «vida» de una lengua. Por consiguiente, esa es otra excusa sin criterio, o también, una vez más, una excusa que se origina por falta de información o conocimiento.

Y he dejado para el final al que quizá es el peor grupo de todos (lee todo el párrafo antes de juzgar erróneamente, de confundirte y pensar cosas que no son): los que odian visceralmente la RAE únicamente por ser española (es decir, los que poseen la más auténtica y verdadera xenofobia...) e incluso las otras 21 Academias por ser sus subproductos o derivados; es decir, los hispanoamericanos y demás personajillos que, en sus sempiternas e infinitas ignorancia, necedad y estupidez, además de su considerable carencia de inteligencia y abundancia de sed de antigua e irracional venganza, y hasta perniciosa, duradera y actual envidia, intentan desacreditar todo lo que dice y propone la RAE e incluso desprestigiar a la propia institución con el único objetivo de mancillar todo lo español (ya no se conforman solo con destripar y destrozar totalmente nuestra lengua durante siglos...). Por supuesto, no todos los hispanoamericanos son así, afortunadamente; hay algunos que realmente merecen la pena y hasta son más cultos, o al menos tienen mejor mentalidad e ideología, que bastantes españoles; pero aun así hay un lamentable gran número, un gran porcentaje, que sí son de esa manera tan pésima; eso es demostrable e innegable. Y cuando son así, que tiemble el mundo, porque hasta que el mismo no esté abriéndose por la mitad no pararán...

Sean del origen que sean los detractores, si les preguntas cuáles son las razones por las que desacreditan y se oponen a la RAE y todas las fuentes de conocimiento lingüístico nunca te responden, o como mucho te dan evasivas; ¿será que no tienen criterios razonables ni válidos? Nótese el sarcasmo. Es evidente y de sentido común que sin el trabajo de la RAE, nuestra preciosa lengua española ya no sería tan maravillosa desde hace mucho tiempo; ¡y eso que todavía podría mejorarse hasta la perfección si sus usuarios la conocieran y respetaran lo suficiente! Sería una lengua más, otro código con demasiados sinsentidos, incongruencias, incoherencias, imperefecciones, defectos, interferencias y poca o ninguna norma; algo así como, por poner un ejemplo muy evidente, lo que le ocurre a la lengua inglesa, con todas sus variantes y regionalismos, cuyos usuarios escriben como les da la gana y no se les puede decir que lo hagan de otra manera, pues no hay normas universalmente válidas al ser todas totalmente arbitrarias, sin criterio. En fin, si a alguien no le da la gana de respetar el sistema de la lengua española está invitado a cambiar de lengua nativa; quizá entonces se dé cuenta definitivamente de lo imprescindible que es el trabajo de un organismo como la Real Academia Española o la ASALE en general. Como digo, una persona con ciertos conocimientos jamás se opondrá a la RAE; en todo caso intentará mejorar su función, ya que, como todo en este mundo, no es perfecta (pero eso no significa que no sea muy beneficiosa).

Y no quiero invertir más tiempo y líneas de mi bitácora en este tema porque es absurdo intentar negar la evidencia, y tales sujetos no se merecen nada bueno. Únicamente espero que algún día recapaciten; no hacen ningún bien a nadie siendo como son, diciendo lo que dicen y haciendo lo que hacen; al contrario, dan todavía más pie a que se escriba y se hable como a cada uno le salga de los cojones...