Las palabras que empiezan por /a/ tónica tienen la particularidad de parecer en algunos casos de género masculino aun siendo, en muchos casos, de género femenino. Esto es debido a que algunas palabras que se refieren a estos términos se cambian de género presumiblemente para evitar la cacofonía al coincidir dos a en palabras contiguas, aunque esa razón no es del todo cierta, pues hay muchos otros casos de confluencia de la misma vocal en los que no se toma ninguna medida para evitar una cacofonía que, por otra parte, no llega a serlo realmente. El problema con este tipo de palabras surge cuando se convierten incorrecta, indebida y arbitrariamente al masculino palabras que se refieren a estos términos, lo que resulta en frases sin concordancia de género, pues solo puede y debe hacerse con cuatro, y únicamente en casos concretos.
Debería saberse muy bien que palabras como agua, hacha, águila, aula, alma, arma, área, hambre y un largo etcétera son de género femenino —como nos demuestran inequívocamente los diccionarios—; según parece hay mucha confusión por el artículo el que se coloca delante de ellas en vez de la y un en lugar de una, o a veces algún en lugar de alguna y ningún en lugar de ninguna, que se hace, en realidad, por razones de fonética histórica (mucha más información en el Diccionario panhispánico de dudas). Esas cuatro son las únicas palabras que pueden tomar la forma masculina cuando deberían ser femeninas; sin embargo, pueden también dejarse perfectamente en femenino, lo que es más coherente al mantener la concordancia adecuada.
el agua
un agua
la agua
una agua
alguna agua
algún agua
ninguna agua
ningún agua
Además, esa excepcional norma —que no se da en ningún otro tipo de palabras— solo opera cuando el artículo antecede inmediatamente al sustantivo, pero si entre el artículo y el sustantivo se interpone otra palabra, la regla queda sin efecto y cualquier palabra que se refiera al sustantivo que comienza por /a/ tónica deberá emplearse en su forma femenina; y también cuando el artículo se encuentra ante un adjetivo (la árida llanura, no *el árida llanura). También, al tratarse de sustantivos femeninos, deben usarse en relación a ellos siempre las formas femeninas correspondientes con los demostrativos este, ese, aquel o con cualquier otro adjetivo determinativo, como todo, mucho, poco, otro, etcétera.
esta hacha
aquella misma arma
toda el agua
mucha hambre
Resumiendo:
Las únicas palabras que pueden (aunque es mejor no hacerlo, quizá en el caso de la > el, que está mucho más extendido) cambiarse de género en referencia a palabras que empiezan por /a/ tónica son la, una, alguna y ninguna. El resto deben emplearse en todos los casos en sus formas correspondientes, coherentes y concordantes.
Este cambio solo puede producirse si tales palabras son contiguas; es decir, si la palabra alterada se encuentra justo delante de la palabra con /a/ tónica, y se trata de un sustantivo y no de un adjetivo. Si no están juntas, es incorrecto emplear cualquier forma que carezca de la concordancia normal y adecuada.
Ya que todavía hoy el conocimiento lingüístico mayoritario lamentablemente es superficial y poco extenso, lo que se propone para evitar estos errores es obviar, suprimir, eliminar en todos los casos la costumbre de cambiar el género de los vocablos que se refieren a las palabras que comienzan por /a/ tónica; es decir, tratar estos términos como al resto de palabras del léxico español, con la concordancia que les corresponde en realidad. Es la segunda mejor manera de solucionar estos graves fallos; la primera sería que la mayoría de usuarios tuvieran un conocimiento generoso, pero con la poca voluntad que pondrían y ponen para ello sería un objetivo inalcanzable a plazo relativamente corto; y eso que para dominar suficientemente este tema solo es cuestión de recordar un par de cosas, no es necesario hacer ninguna carrera, ni nada..., justo como ocurre con la mayoría de temas lingüísticos que son fuente de errores frecuentes; al contrario de la creencia popular, escribir y hablar mínimamente bien no es, en absoluto, difícil ni complejo, ni requiere grandes esfuerzos, especialmente en esta era de la información en la que estamos, con la que disponemos de la posibilidad de transmitir ingentes cantidades de información a través de Internet.
Hay dos sencillos temas que pueden generar dudas a algunos usuarios de la lengua en relación al que se ha explicado anteriormente, por lo que expongo aquí algunos datos muy interesantes extraídos del Diccionario panhispánico de dudas:
Sustantivos comunes en cuanto al género. Son los que, designando seres animados, tienen una sola forma, la misma para los dos géneros gramaticales. En cada enunciado concreto, el género del sustantivo, que se corresponde con el sexo del referente, lo señalan los determinantes y adjetivos con variación genérica: el/la pianista; ese/esa psiquiatra; un buen/una buena profesional. Los sustantivos comunes se comportan, en este sentido, de forma análoga a los adjetivos de una sola terminación, como feliz, dócil, confortable, etc., que se aplican, sin cambiar de forma, a sustantivos tanto masculinos como femeninos: un padre/una madre feliz, un perro/una perra dócil, un sillón/una silla confortable.
Sustantivos epicenos. Son los que, designando seres animados, tienen una forma única, a la que corresponde un solo género gramatical, para referirse, indistintamente, a individuos de uno u otro sexo. En este caso, el género gramatical es independiente del sexo del referente. Hay epicenos masculinos (personaje, vástago, tiburón, lince) y epicenos femeninos (persona, víctima, hormiga, perdiz). La concordancia debe establecerse siempre en función del género gramatical del sustantivo epiceno, y no en función del sexo del referente; así, debe decirse La víctima, un hombre joven, fue trasladada al hospital más cercano, y no *La víctima, un hombre joven, fue trasladado al hospital más cercano. En el caso de los epicenos de animal, se añade la especificación macho o hembra cuando se desea hacer explícito el sexo del referente.
la orca
*el orca
la orca macho
la águila
el águila (excepcional)
el águila macho
*muchos águilas
muchas águilas macho
¡Hasta el próximo artículo!
Debería saberse muy bien que palabras como agua, hacha, águila, aula, alma, arma, área, hambre y un largo etcétera son de género femenino —como nos demuestran inequívocamente los diccionarios—; según parece hay mucha confusión por el artículo el que se coloca delante de ellas en vez de la y un en lugar de una, o a veces algún en lugar de alguna y ningún en lugar de ninguna, que se hace, en realidad, por razones de fonética histórica (mucha más información en el Diccionario panhispánico de dudas). Esas cuatro son las únicas palabras que pueden tomar la forma masculina cuando deberían ser femeninas; sin embargo, pueden también dejarse perfectamente en femenino, lo que es más coherente al mantener la concordancia adecuada.
el agua
un agua
la agua
una agua
alguna agua
algún agua
ninguna agua
ningún agua
Además, esa excepcional norma —que no se da en ningún otro tipo de palabras— solo opera cuando el artículo antecede inmediatamente al sustantivo, pero si entre el artículo y el sustantivo se interpone otra palabra, la regla queda sin efecto y cualquier palabra que se refiera al sustantivo que comienza por /a/ tónica deberá emplearse en su forma femenina; y también cuando el artículo se encuentra ante un adjetivo (la árida llanura, no *el árida llanura). También, al tratarse de sustantivos femeninos, deben usarse en relación a ellos siempre las formas femeninas correspondientes con los demostrativos este, ese, aquel o con cualquier otro adjetivo determinativo, como todo, mucho, poco, otro, etcétera.
esta hacha
aquella misma arma
toda el agua
mucha hambre
Resumiendo:
Las únicas palabras que pueden (aunque es mejor no hacerlo, quizá en el caso de la > el, que está mucho más extendido) cambiarse de género en referencia a palabras que empiezan por /a/ tónica son la, una, alguna y ninguna. El resto deben emplearse en todos los casos en sus formas correspondientes, coherentes y concordantes.
Este cambio solo puede producirse si tales palabras son contiguas; es decir, si la palabra alterada se encuentra justo delante de la palabra con /a/ tónica, y se trata de un sustantivo y no de un adjetivo. Si no están juntas, es incorrecto emplear cualquier forma que carezca de la concordancia normal y adecuada.
Ya que todavía hoy el conocimiento lingüístico mayoritario lamentablemente es superficial y poco extenso, lo que se propone para evitar estos errores es obviar, suprimir, eliminar en todos los casos la costumbre de cambiar el género de los vocablos que se refieren a las palabras que comienzan por /a/ tónica; es decir, tratar estos términos como al resto de palabras del léxico español, con la concordancia que les corresponde en realidad. Es la segunda mejor manera de solucionar estos graves fallos; la primera sería que la mayoría de usuarios tuvieran un conocimiento generoso, pero con la poca voluntad que pondrían y ponen para ello sería un objetivo inalcanzable a plazo relativamente corto; y eso que para dominar suficientemente este tema solo es cuestión de recordar un par de cosas, no es necesario hacer ninguna carrera, ni nada..., justo como ocurre con la mayoría de temas lingüísticos que son fuente de errores frecuentes; al contrario de la creencia popular, escribir y hablar mínimamente bien no es, en absoluto, difícil ni complejo, ni requiere grandes esfuerzos, especialmente en esta era de la información en la que estamos, con la que disponemos de la posibilidad de transmitir ingentes cantidades de información a través de Internet.
Hay dos sencillos temas que pueden generar dudas a algunos usuarios de la lengua en relación al que se ha explicado anteriormente, por lo que expongo aquí algunos datos muy interesantes extraídos del Diccionario panhispánico de dudas:
Sustantivos comunes en cuanto al género. Son los que, designando seres animados, tienen una sola forma, la misma para los dos géneros gramaticales. En cada enunciado concreto, el género del sustantivo, que se corresponde con el sexo del referente, lo señalan los determinantes y adjetivos con variación genérica: el/la pianista; ese/esa psiquiatra; un buen/una buena profesional. Los sustantivos comunes se comportan, en este sentido, de forma análoga a los adjetivos de una sola terminación, como feliz, dócil, confortable, etc., que se aplican, sin cambiar de forma, a sustantivos tanto masculinos como femeninos: un padre/una madre feliz, un perro/una perra dócil, un sillón/una silla confortable.
Sustantivos epicenos. Son los que, designando seres animados, tienen una forma única, a la que corresponde un solo género gramatical, para referirse, indistintamente, a individuos de uno u otro sexo. En este caso, el género gramatical es independiente del sexo del referente. Hay epicenos masculinos (personaje, vástago, tiburón, lince) y epicenos femeninos (persona, víctima, hormiga, perdiz). La concordancia debe establecerse siempre en función del género gramatical del sustantivo epiceno, y no en función del sexo del referente; así, debe decirse La víctima, un hombre joven, fue trasladada al hospital más cercano, y no *La víctima, un hombre joven, fue trasladado al hospital más cercano. En el caso de los epicenos de animal, se añade la especificación macho o hembra cuando se desea hacer explícito el sexo del referente.
la orca
*el orca
la orca macho
la águila
el águila (excepcional)
el águila macho
*muchos águilas
muchas águilas macho
¡Hasta el próximo artículo!
Última edición 14 de agosto de 2013.
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