24 de octubre de 2009

Paréntesis

Signo ortográfico doble con la forma ( ) que se usa para insertar en un enunciado una información complementaria o aclaratoria. Los paréntesis se escriben pegados a la primera y la última palabra del período que enmarcan, y separados por un espacio de las palabras que los preceden o los siguen (hay algunas excepciones); pero si lo que sigue al signo de cierre de paréntesis es un signo de puntuación, no se deja espacio entre ambos.

Usos

Para introducir incisos, con no mucha relación, en lo que se está diciendo, que tienen significado completo por sí mismos. Para menor grado de aislamiento, se usan la coma o la raya.

Para intercalar algún dato o precisión, como fechas, lugares, el desarrollo de una sigla, el nombre de un autor o de una obra citados, etc.

Para mostrar que algunos aspectos del texto pueden tener más de una opción o posibilidad: En el documento se indicará(n) el (los) día(s) en que haya tenido lugar la baja; Se necesita chico(a) para repartir pedidos. Como se ve en los ejemplos, los paréntesis que añaden segmentos van pegados a la palabra a la que se refieren. En este uso, la barra (/) también sirve.

Para encerrar, en las obras teatrales, las acotaciones del autor o los apartes de los personajes.

Las letras o números que introducen elementos de una clasificación o enumeración pueden escribirse entre paréntesis o, más frecuentemente, seguidas solo del paréntesis de cierre.

Combinación con otros signos

Los signos de puntuación correspondientes al período en el que va inserto el texto entre paréntesis se colocan siempre después del paréntesis de cierre. No debe colocarse ningún signo adicional solo por la presencia del texto entre paréntesis, aunque la oración se extienda mucho, ya que no supone ningún cambio en la estructura de la oración.

El texto contenido dentro de los paréntesis tiene una puntuación independiente, así que deben escribirse los signos de puntuación que sean necesarios; además, si el enunciado entre paréntesis es interrogativo o exclamativo, los signos de interrogación o de exclamación —de apertura y de cierre— deben colocarse dentro de los paréntesis.

Independientemente de que el texto entre paréntesis abarque todo el enunciado o solo parte de él, el punto se colocará siempre detrás o después del paréntesis de cierre: Se fue dando un portazo. (Creo que estaba muy enfadado).

Muy simple. Ya estamos un pequeño gran paso más cerca de la máxima perfección posiblemente alcanzable por un individuo de la especie humana. 

¡Hasta la próxima!

10 de octubre de 2009

Raya

Aquí estoy otra vez, más desesperado que la última por culpa de la estupidez de demasiadas personas, que las conduce irremediablemente a la ignorancia, la necedad y, en último término, a errar reiteradamente. Pero voy a olvidar eso, al menos por ahora, y vamos a lo bueno. Hoy voy a explicar qué es la raya, para qué sirve y cómo debe usarse.

La raya (que normalmente puede escribirse en ámbitos informáticos manteniendo presionada la tecla Alt y pulsando 0151 en el teclado numérico) es un signo de puntuación que se representa por un trazo horizontal (—) más largo que el correspondiente al guión (-), con el cual no debe confundirse. Las rayas —una de apertura y otra de cierre— se escriben pegadas a la primera y a la última letra del fragmento que enmarcan y separadas por un espacio de lo demás, excepto si lo que sigue a la de cierre es otro signo de puntuación, que se escribe pegado a ella. Hoy en día, la raya se emplea menos de lo recomendable; muchas veces se usa el paréntesis o la coma en el lugar que correspondería a la raya.

Usos

1. Para hacer aclaraciones o incisos con un valor aislante menor que el de los paréntesis pero mayor que el de las comas. La raya de cierre no se suprime aunque detrás de ella deba aparecer un punto o cualquier otro signo de puntuación.

2. Para hacer aclaraciones o incisos dentro de un texto ya encerrado entre paréntesis.

3. En textos narrativos, para introducir los comentarios del narrador a las intervenciones de los personajes. No se escribe raya de cierre si tras el comentario del narrador no sigue hablando inmediatamente el personaje; si sigue, debe colocarse: —No sé, señor —respondió él—. Alguna cosa nueva debe de ser; que las aventuras y desventuras nunca comienzan por poco. Aunque el diálogo del personaje termine en un signo con valor de punto, como el signo de cierre de interrogación, el comentario entre rayas empieza igualmente en minúscula: —¿Tienes hora? —preguntó él. Cuando el comentario del narrador no se introduce con un verbo de habla (decir, añadir, asegurar, preguntar, exclamar, reponer...), las palabras del personaje deben cerrarse con punto y el inciso del narrador debe iniciarse con mayúscula: —Voy a tumbarme. —Se tumbó en la cama.

Creo que todo eso es lo más importante. Para más información, visita esta página del Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española y la ASALE en general.

Como siempre, una persona que usa la raya (correctamente, por supuesto) demuestra mucho sobre su personalidad y también sobre sus conocimientos lingüísticos y, por ende, sobre todos lo demás rasgos o aspectos. ¿Qué imagen quieres dar a los demás? O lo que es más importante todavía: ¿qué imagen quieres tener de ti mismo? 

Hasta la próxima, estimado lector.

1 de octubre de 2009

Comillas

Por varios motivos de peso he decidido tratar el tema de los signos de puntuación de manera paulatina, por partes. Para empezar, algo fácil y común: voy a explicar qué son las comillas, cómo es cada tipo y para qué sirve cada uno de ellos. Podría ocurrir que muchos pensasen que lo saben todo sobre ellas, pero la verdad es que hay demasiadas cosas que desconocen; y eso si se molestan en pensar cuándo y cómo emplearlas.

Las comillas son signos ortográficos, y se usan tres tipos en español o castellano: las comillas angulares, también llamadas españolas o latinas  (« »), las inglesas (“ ”) y las simples (‘ ’). Según parece, la mayoría de la gente no tiene ni idea de la existencia de las angulares, aun siendo muy importantes (hechos similares son muy frecuentes, desgraciadamente). Aparte de por otras razones, disponemos actualmente de estos tres tipos por una fundamental: para diferenciar las partes entrecomilladas dentro de otras partes ya entrecomilladas; se usan las comillas angulares como primer recurso, las inglesas como segunda opción y las simples como último uso; por ejemplo: «Antonio me dijo: “Vaya ‘cacharro’ que se ha comprado Julián”». Aunque es infrecuente necesitar tanto entrecomillado junto, si se diera el caso no tendríamos problemas si solemos emplear las angulares primero, pero si hacemos como la mayoría y usamos primeramente las inglesas (teniendo las españolas es poco recomendable y menos inteligente usar las inglesas, ¿no?) podríamos encontrarnos con problemas. Además, las comillas angulares están al mismo nivel que el resto de elementos, e incluso los abrazan cálidamente, como una flor que se cierra grácil y silenciosamente para proteger sus partes más especiales y delicadas con un abrazo suave y fresco, y por consiguiente son mucho más lógicas que las inglesas o las simples, que ambas están ahí arriba, altivas, frías, totalmente fuera de lugar, como esquivando su verdadera función.

En los teclados, por influjo de la lingüística de Estados Unidos, no vienen configuradas predeterminadamente las angulares para escribirlas con una sola tecla, así que hay que usar otros métodos, como mantener presionada la tecla Alt y pulsar en el teclado numérico (el de la derecha; ¡asegúrate de que está activado!) 174 para las de apertura y 175 para las de cierre. De todas formas, para los otros dos tipos también deberían pulsarse más teclas, ya que estos signos (" ") no son realmente las comillas inglesas, y estos otros (' ') no son realmente las simples (los códigos para escribirlas correctamente con teclado, bajo el sistema operativo Windows, son Alt y 0147/0148 y 0145/0146), sino que son las versiones simplificadas, rectas o informáticas, que solo deben emplearse en ámbitos de programación digital.

Alguien podría creer que la elección entre angulares e inglesas como primer recurso para entrecomillar es aparentemente subjetivo, y que va según los gustos y personalidad del usuario (para escribir a mano es posible que las inglesas sean más fáciles de escribir, pero escribiendo con ordenador no cuesta tanto presionar unas pocas teclas más), pero, desde siempre, en absolutamente todos los libros o cualquier tipo de texto —incluso los que están en catalán y en alguna que otra lengua más— serio o formal y de una cierta calidad se emplean como primera opción las angulares; así que, si aprecias la calidad y las cosas bien hechas, no hay duda de cuáles debes usar. Nuestra manera de expresarnos, ya sea escrita u oral, dice mucho de nosostros: debemos tener eso siempre en cuenta. Hay una diferencia abismal entre una persona que usa las comillas angulares y otra que no. Una cosa es usar las comillas inglesas en textos informales y que requieran rapidez al escribir, o en textos técnicos (p. ej., informáticos, por la programación, que se emplean las rectas), y otra muy diferente es usarlas siempre, porque sí...

Sean cuales sean tus elecciones —que espero que sabiendo todo lo que te estoy contando sean las acertadas—, hay unas situaciones determinadas para hacer uso de un determinado tipo de comillas, y esto ya es mucho menos opcional:

Para mostrar que el texto es una cita textual:
Paco dijo: «¡Al fin he conseguido dejar el tabaco!»

En obras literarias, para enmarcar los textos que reproducen de forma directa los pensamientos de los personajes.

Para indicar que una palabra o expresión es impropia, vulgar, procede de otra lengua o se utiliza irónicamente o con un sentido especial; en estos casos se puede —y se recomienda, como es obvio, para no cargar tantos usos a las comillas— hacer uso de la cursiva, que es lo que suele hacerse en textos formales y de calidad desde hace muchos siglos.

Cuando en un texto escrito a mano se comenta un término desde el punto de vista lingüístico, este se escribe entrecomillado, pero únicamente cuando no puede hacerse uso de la cursiva, la cual es siempre preferible en estos casos: La palabra «cándido» es esdrújula.

En obras de carácter lingüístico, las comillas simples se utilizan para enmarcar los significados: La voz apicultura está formada a partir de los términos latinos apis ‘abeja’ y cultura ‘cultivo, crianza’.

Se usan las comillas para citar el título de un artículo, un poema, un capítulo de un libro, un reportaje o, en general, cualquier parte dependiente dentro de una publicación; los títulos de los libros, por el contrario, se escriben en cursiva (o, como es lógico, en redonda si el texto normal va en cursiva).

Y estas siguientes son las normas para escribirlas en combinación con otros signos:

Aunque haya un fragmento entrecomillado, los signos de fuera se escriben normalmente:
Sus palabras fueron: «No lo haré»; pero al final nos ayudó.
¿De verdad ha dicho «hasta nunca»?


El texto que va dentro de las comillas tiene una puntuación independiente y lleva sus propios signos ortográficos. Por eso, si el enunciado entre comillas es interrogativo o exclamativo, los signos de interrogación y exclamación se escriben dentro de las comillas:
Le preguntó al conserje: «¿Dónde están los baños, por favor?». 
«¡Qué ganas tengo de que lleguen las vacaciones!», exclamó.

De esta regla debe excluirse el punto, que se escribirá detrás de las comillas de cierre cuando el texto entrecomillado ocupe la parte final de un enunciado o de un texto (ver el caso siguiente).

Cuando lo que va entrecomillado es el final de un enunciado o de un texto, debe colocarse punto detrás de las comillas de cierre, incluso si delante de las comillas va un signo de cierre de interrogación o de exclamación, o puntos suspensivos:
«No está el horno para bollos». Con estas palabras zanjó la discusión y se marchó.
«¿Dónde te crees que vas?». Esa pregunta lo detuvo en seco.
«Si pudiera decirle lo que pienso realmente...». A Pedro no le resultaba fácil hablar con sinceridad.

Lo mismo ocurre en los casos de la raya y el paréntesis, que también son signos de puntuación dobles; es decir, que se componen de uno de apertura y otro de cierre.

Y eso es todo, de manera más o menos simplificada o resumida... Como puede verse, he reutilizado datos del Diccionario panhispánico de dudas en línea de la ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española), de consulta gratuita disponible en la página electrónica de la Real Academia Española; únicamente he intentado hacer las explicaciones todavía más fáciles y resumidas y aportar lo que me ha parecido interesante. También he actualizado contenidos basándome en la nueva revisión de la Ortografía de la lengua española, de 2010. Para mucha más información, no dudes en visitar la página de la RAE, donde se encuentran para consulta gratuita el Diccionario de la lengua española (DRAE), el ya mencionado DPD y muchos más artículos con normas y convenciones oficiales, además de utilísimas explicaciones lingüísticas.

¡Hasta el próximo artículo!

Última edición: 29 de noviembre de 2013.