15 de febrero de 2021

Por qué no tendrías que comprar Bitcoin o criptomonedas: riesgos y hechos que deberías conocer

Bitcoin
Emblema de Bitcoin.

Las criptomonedas se conocen como monedas digitales que funcionan a través de Internet mediante una tecnología llamada blockchain. Desde la creación de Bitcoin (BTC, XBT) en 2009 han ocurrido muchas cosas y se han creado muchísimas criptomonedas más. Cada vez más personas saben de su existencia, y muchos, en medio del entusiasmo de enterarse de que hay quienes ganan dinero con ellas cuando su precio sube mucho, se lanzan a comprarlas con la esperanza de intentar beneficiarse también (lo que se conoce como FOMO, fear of missing out); incluso sin tener ningún conocimiento financiero más allá de lo poco que puede aprenderse de la familia y los estudios básicos. Esto es muy peligroso, y en este artículo voy a explicar algunos de los riesgos y hechos más importantes que debes conocer si tienes pensado comprar alguna criptomoneda:

 

El intermediario puede desaparecer con todas tus criptomonedas y dinero, o ser pirateado.

Llamo intermediario al individuo u organización a través de los que compras y vendes criptos. Este tipo de pérdidas han ocurrido ya unas cuantas veces, dejando a muchas personas sin la totalidad del patrimonio que tenían «custodiado» en estos servicios. Esto se debe en gran medida a que, al menos todavía, no hay regulación digna de mencionarse en el mundo de las criptos. A diferencia del bróker de toda la vida, la gran mayoría de intermediarios de criptos no están vigilados ni controlados por ningún organismo oficial, por lo que de hecho nada les impide engañar y hasta llevarse fácilmente todo el dinero de sus incautos clientes. Algunas de estas instituciones son la U.S. Securities and Exchange Comission (SEC) y la Financial Industry Regulatory Authority (FINRA) en el caso de Estados Unidos o la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en el caso de España. O, como ocurrió al menos una vez, que alguien importante del negocio muera y se lleve contraseñas importantes con él, perdiendo efectivamente todas las criptos... Otro riesgo importante relacionado con esta poca o inexistente regulación es que estos intermediarios, a diferencia de los brókeres, se encargan de custodiar tu dinero y tus criptos. Esto los convierte en objetivos de mucha piratería, ya que cualquiera con los conocimientos adecuados puede tranquilamente hacerse con varios millones de golpe desde la comodidad de su casa y, gracias a las características de las criptos, nunca nadie podrá saber su identidad... Pocos intermediarios disponen de protección suficiente contra la piratería, o medidas para mitigar los daños; que a su vez, por supuesto, están a su completa y libre discreción.

No están reguladas.

Ningún gobierno, país y apenas ningún negocio reconocen ninguna cripto como válida y legal, por lo que ni ellas ni nada de lo que las rodea tienen ninguna garantía. Es como el salvaje Oeste. Cuando los gobiernos empiecen a regularlas más seriamente podría haber muchos cambios, como que mucha gente perdiera el fácil acceso a ellas y simplemente se asustaran y las vendieran al mismo tiempo, causando una caída drástica o crash, o incluso hasta ilegalizarlas... Además, estos intermediarios sin supervisión no suelen proporcionar a sus clientes un informe anual, imprescindible para hacer la declaración de la renta correctamente y evitar problemas con Hacienda (multazos)...

Hay mucho timo.

Los fraudes con criptos están en la segunda posición según su frecuencia, porque no hay apenas regulación, porque mucha gente no domina los temas de seguridad informática y porque las criptos proporcionan ventajas y facilidades a los timadores o los hackers malévolos. Como explicaba antes, esto incluye a los propios intermediarios y su pirateo, pero también al pirateo de carteras, individuos convenciendo a gente de transacciones fraudulentas, phishing, correos electrónicos con enlaces malintencionados... De hecho, ni se sabe quién creó Bitcoin. Podría ser tranquilamente algún gobierno (a pesar de que muchos usuarios de criptos parecen odiarlos...), o un grupo terrorista (¡desde luego muchos de ellos las utilizan para financiar sus horribles operaciones!), o una banda de sofisticados timadores que esperaban hacerse multimillonarios, o una elaborada broma de uno o varios genios informáticos...

No tienen valor.

Y con valor no me refiero al precio. Como en todo, valor es lo que obtienes, precio es lo que pagas. Entonces, ¿cuánto vale una criptomoneda? ¿Cómo se calcula su valor? Simplemente no se puede. El precio del bitcoin se basa solo en creencias, cuentos de hadas, ignorancia, paraonia, esperanzas, FOMO... Algunos adeptos aseguran que la divisa emitida por los gobiernos tampoco está respaldada por nada. Esto es una verdad a medias, o ni eso: lo que respalda el dinero es que los organismos oficiales, como los gobiernos y los bancos centrales, y suficientes personas reconocen y aceptan la moneda o divisa como intercambio de valor. No es el caso de ninguna cripto. Otros muchos declaran muy seguros que es porque el bitcoin y otras tienen una cantidad limitada, es decir, que son valiosas por su escasez, como el oro y otros materiales. Nada más lejos de la realidad. Los que crean o controlan las criptos pueden emitir cuantas quieran cuando quieran. Además, la escasez por sí misma no da valor a las cosas... Obviamente. El oro tampoco produce nada, pero al menos tiene alguna utilidad real y es escaso de verdad. Sin embargo, sigue sin ser una inversión, pero eso es otro tema. Así que, al menos por el momento, ninguna cripto funciona ni como moneda, ni como activo... Para que tuvieran algún valor, las criptos tendrían que tener al menos alguna utilidad y alguien tiene que necesitarlas para algo o como mínimo quererlas imperiosamente. Pero es mucho esperar y suponer que suficientes personas querrán comprar bitcoins o cualquier otra cripto en un futuro, y a un precio mayor al que tú las compraste... Pura especulación.

Valor es lo que obtienes, precio es lo que pagas.
¿Cuánto vale una criptomoneda? ¿Cómo se calcula su valor? Simplemente no se puede.

Es especulación, no inversión.

Ambos conceptos desgraciadamente suelen confundirse, pero son totalmente opuestos: según el padre del value investing, Benjamin Graham, «invertir es aquella operación que, después de un detallado análisis, promete la seguridad del capital invertido y una ganancia adecuada. Las operaciones que no cumplan estos requisitos son especulativas». Especular es como apostar: poner dinero y ganar o perder aleatoriamente, por azar; lo que es el caso de las criptos, ya que nada te garantiza que suban de precio ni que tu dinero esté más o menos seguro... ¿Qué justifica que Bitcoin tenga casi el doble de capitalización de mercado que Visa en estos momentos, cuando Visa sirve a cientos y cientos de millones de clientes y gana decenas de miles de millones de dólares al año? Muchos suelen estar muy enfocados en el corto plazo, por lo que arriesgan demasiado y acaban perdiendo dinero tarde o temprano. Lo que importa es el largo plazo, ir ganando poco a poco pero seguro, e ir acumulando riqueza. No intentar ganar algo ahora arriesgando todo o nada... Además, con las criptos en principio no ganas nada si no vendes, y está demostrado que el trading no funciona a largo plazo para la gran mayoría porque hay que saber muy bien lo que se hace, la suerte se acaba, los intermediarios cobran comisiones y hay que pagar a Hacienda una parte de lo que ganas a través de la renta, lo que se conoce como impuesto de ganancias capitales. Todo ello produce unos gastos y una disminución de tus beneficios, lo que acaba destruyendo la mejor baza en finanzas: el interés o efecto compuesto.

La Comunidad de Bitcoin y similares tienen el control.

Aunque suele venderse muy alegremente que Bitcoin y muchas otras redes de criptomonedas son descentralizadas y aseguran que es un gran punto positivo, lo cierto es que, como poco, es otra verdad a medias. Hay una comunidad que tiene el poder de decidir qué pasa con Bitcoin, y modificarla como quieran, y lo mismo se aplica a todas las demás criptos. Cualquier día podrían decidir emitir más (lo que rebajaría su precio) o cambiar cualquier aspecto de la blockchain, con resultados más o menos desastrosos. Como si quisieran desconectar la red completamente... Nada se lo impide. Hay criptos que tienen comunidades y otras que las crean y controlan organismos privados, pero no hay diferencia alguna. Las criptos no son realmente descentralizadas ni democráticas.

No tienen uso real.

Muchas criptos en realidad no tienen una utilidad práctica y generalizada. La verdad es que nadie las necesita más allá de los que se lucran con ellas. Para empezar ya hay otros sistemas mejores para hacer la función que se le supone o promete a la mayoría de criptos. Además, la gran mayoría fluctúa demasiado en precio (lo que se llama volatilidad) como para poder usarse como moneda de intercambio, y como sabemos igualmente no están aceptadas por la gran mayoría de personas, negocios y, por supuesto, países. Igualmente, las transacciones son complejas y no están al alcance de la gran mayoría de personas. Además, en el caso de Bitcoin y algunas otras, el coste por transacción es demasiado alto. Y en general, la mayoría de criptos no permite hacer suficientes transacciones en poco tiempo: por ejemplo, con Bitcoin pueden hacerse unas pocas por segundo, mientras que la red de Visa puede procesar alrededor de 24 000 transacciones por segundo. Algunas otras se utilizan para ciertos propósitos internos, informáticos..., pero queda igualmente fuera del alcance, o la necesidad, de la mayoría de personas. Esta nueva tecnología blockchain sin duda en sí misma tiene potencial y podría ser muy útil para algunas cosas, pero desde luego no Bitcoin en sí misma... Son dos cosas distintas. El mismo Vitalik Buterin, el creador de Ethereum, argumenta que es imposible tener una criptomoneda expansible, segura y descentralizada al mismo tiempo.

Bitcoin en la tierra.

Una ballena podría tomar el control.

En estos mundos se conoce como ballena a un comprador importante, que disponga de mucha liquidez y pueda realizar grandes transacciones y movimientos. Alguien con suficiente dinero puede manipular el precio de alguna cripto considerablemente; de hecho, no es raro que ocurra, y al no estar regulada nadie se lo impide, y es difícil o imposible saber quién lo ha hecho. También hay otras maneras de manipular las criptos directa o indirectamente. Por ejemplo, al parecer China controla la mayor parte de la minería de bitcoins y otras criptos. Podrían dejar de hacerlo para exigir algún cambio, y la red blockchain se colapsaría al no poder procesar las transacciones... O en un caso algo distinto, cada vez que Elon Musk pone cualquier cosa en Twitter, muchos ingenuos van corriendo a comprar... Esto también es manipulación.

La minería tiene problemas.

Lo que permite hacer las transacciones en muchas criptos como Bitcoin y Ethereum (ETH) es lo que se llama minería. Consiste en que los usuarios que disponen del equipo adecuado resuelven cálculos complejos de la blockchain y cuando individualmente o en grupos (pools) descubren una solución, son recompensados con una pequeña cantidad de criptos. El primer problema es el que comentaba arriba: como puede ser un negocio muy lucrativo, hay empresas que se dedican a ello, y hay granjas muy importantes que controlan más del 50 % de la minería, lo que hace el sistema vulnerable. ¿Qué le pasaría a la cripto si algún componente de la minería cambiara radicalmente en pocos días, como muchas más transacciones, muchos menos mineros...? Que no podrían hacerse (suficientes) transacciones, dejando la cripto congelada... Otro riesgo algo más indirecto pero también muy importante es la contaminación que produce todo este gasto tan brutal de energía. Solo la minería de Bitcoin consume más electricidad que ciertos países, por ejemplo que Argentina entera. Este consumo tan enorme, artificial e innecesario contribuye considerablemente al cambio climático, lo que es muy perjudicial para todos.

La burbuja ya explotó y volverá a explotar.

Por si no había quedado claro ya, las criptomonedas, especialmente bitcoin, ethereum... son burbujas. Es como un culto... Exuberancia irracional. Tremenda especulación. Euforia. Codicia. En cualquier momento, el bitcoin o cualquier cosa en estado de burbuja puede caer drásticamente en precio: cuanto más sube y más rápido, más riesgo hay de que caiga, y lo haga en mayor medida. Nada puede seguir subiendo tanto en tan pocos meses para siempre... Cuando algo sube tan desmesuradamente tan rápido, al final siempre acaba cayendo, sobre todo si no hay unos valores fundamentales, un valor intrínseco, es decir, cuando es pura especulación. El bitcoin podría subir a 100 000 €, o perfectamente bajar a 10 000 €, 1000 €... ¡Podría bajar fácilmente el 30 %, el 50 % o incluso, al no tener valor, hasta el 100 %! Y podría hacerlo en cuestión de días u horas. No te creas eso de que esta vez es diferente porque «ahora hay instituciones comprando», o Tesla, o Rita la cantaora... Estas cosas siempre acaban igual, desde hace siglos o milenios. Es pura lógica. Es como los tulipanes del siglo XVII, o la Dotcom Bubble de los 90, o la burbuja de bienes raíces que es muy persistente y aunque reventó en 2007-2008, volvió a inflarse... O la primera burbuja del bitcoin que explotó en 2017-2018. Ahora en 2021 ha vuelto a inflarse, y mucho más... Es imposible saber cuánto tiempo seguirá subiendo, pero puede desfallecer en cualquier momento, por cualquier razón... Además, de la misma manera que mucha gente no suele ponerse a manipular instrumentos financieros sin conocimiento, no tendrías que hacerlo con las criptos, y con mucha más razón por su alto riesgo y complejidad. ¿Sabes cómo lidiar con la volatilidad y cómo limitar el riesgo? ¿Cuándo comprar? ¿Compras cuando está a 40 000 €, a 36 000 €, a 20 000 €, a 10 000 €...? ¿Cuándo vendes? ¿Puedes decir con algún criterio y cierto grado de seguridad a qué precio estará un bitcoin en cinco años? No puedes, es imposible saberlo porque no tiene un valor intrínseco: es pura especulación. Si compras cuando la burbuja se ha inflado mucho o simplemente sin tener muy claro lo que haces... ni el largo plazo podrá salvarte. Si no sabes hacer trading, con su análisis técnico y su administración del riesgo, es muy probable que pierdas dinero... Y aunque sepas, también: muy pocas personas ganan con el trading, sobre todo a largo plazo.

El bitcoin, el ethereum... son burbujas. En cualquier momento cualquier cosa en estado de burbuja puede depreciarse drásticamente. 

Burbuja
Una alegre burbuja a punto de explotar.

Error de programación.

Los bitcoins y todas las criptos son códigos, son digitales. No es imposible que haya un error de programación en cualquier componente de todo el proceso que cambie radicalmente o incluso estropee una cripto. De hecho, ya ha habido alguno, aunque de momento no han sido muy severos... que yo sepa. Pero es cuestión de tiempo.

Puedes perder tu cripto al cometer un error en una transacción, u olvidando tu contraseña.

Las transacciones suelen hacerse usando direcciones en forma de códigos únicos. Cualquier error hará que pierdas para siempre todas las criptos que pretendías mover. De la misma manera, si tienes tus criptos en un sitio fuera del intermediario y de Internet en general, o fría que es como se le llama en estos mundillos, podrías despedirte de todas si pierdes la contraseña, y por supuesto si extravías o estropeas el dispositivo... Esto pasa famosamente muchas veces.

Hay infinidad de criptomonedas.

Cualquiera con acceso a los conocimientos necesarios puede crear una nueva criptomoneda. ¡Hay miles y miles de ellas! ¿Qué hace que una sea más cara que otra? ¿La popularidad, la promoción (marketing), la antigüedad, las promesas, la codicia...? Cada día se crean y desaparecen criptomonedas. Es una locura. ¿De verdad te fías tanto de todos los que crean y controlan las criptos? Ya ha pasado unas cuantas veces que se crearon nuevas criptos solo para timar...

 

Resumiendo, las criptomonedas no son lo que muchos creen y conllevan un alto riesgo. Para empezar, no son ni monedas, no son divisas... Para eso tendrían que estar aceptadas por organismos oficiales y suficientes negocios, reguladas, no ser tan volátiles, no costar tanto transferirlas... En general son muy peligrosas porque son uno de los instrumentos con más riesgo que existen, solo por detrás del apalancamiento, con el que compras tomando dinero prestado del bróker y si ganas, ganas más, pero si pierdes, pierdes más de lo que pusiste, acabando con deuda. Tampoco van a hacer ricos a los pobres, esta afirmación es absurda y en realidad es más bien al contrario; ni van a acabar con los bancos, una creencia también ridícula. Son volátiles burbujas, sin valor alguno y rodeadas por mucho fraude. Así que a menos que seas un trader profesional con el conocimiento suficiente... Mi recomendación es que no te arriesgues tanto. Hay otras maneras mucho mejores de aprovechar o proteger tu dinero, de invertir de verdad.

Conocí las criptomonedas hace algunos años, y empecé a participar en la minería de ethereums y más tarde a comprar directamente no muy grandes cantidades de bitcoins (o satoshis, una unidad más pequeña), ethereums y más tarde ripples (XRP). Por entonces algunos decían que las criptos tienen mucho riesgo, pero a mí me parecían geniales y no entendía por qué tanto miedo, así que no les hacía caso e incluso creía que se equivocaban... Al cabo de unos meses, cuando aprendí lo suficiente por mí mismo, me di cuenta de que de verdad las criptos eran muy peligrosas. ¡Tantos riesgo que la posible recompensa no lo compensa ni de lejos! Eso incluye la parte moral de la minería por el medio ambiente... También crítica. Entonces vi que hay muchas otras maneras de ganar dinero con tu dinero.

Siempre estaré agradecido porque gracias a todo ello aprendí sobre finanzas y las acciones, lo que cambió mi vida. Pero cuando veo día tras día que la locura, la especulación van aumentando, no puedo quedarme callado e intento advertir e informar a la gente. El problema es que la mayoría no escucha. Están convencidos de que es todo perfecto y maravilloso y no atienden a razones. Otra evidencia más de burbuja. Si son conscientes de que están especulando con su dinero (no es diferente a apostar en la lotería, o en deportes...) y pueden perderlo y no les importa, allá ellos. Pero al menos estoy intentando avisar a todo el que puedo y quiera escuchar, y mi conciencia está tranquila.

¡Gracias por leer!

¿Qué piensas de todo esto? ¿Te ha ayudado alguna de esta información? ¿Cuál es tu experiencia? ¿Se te ocurre algún posible riesgo más? ¿Crees que me he dejado algo, o que hay algo incorrecto? ¡Comenta abajo y cuéntanos! Pero no olvides ser educado y constructivo...

 

Última edición: 20 de febrero de 2021.

16 de julio de 2020

Cómo evitar que entren en tus cuentas (phishing)


Cada año se llevan a cabo más timos por Internet porque cada vez más personas tienen conexión y utilizan la red sin el conocimiento necesario.

En este artículo te explico de manera simple y breve cómo evitar fácilmente que alguien entre en alguna de tus cuentas (correo, Facebook, Instagram, banco...) y hagan de las suyas, lo que se conoce como suplantación de identidad o phishing.

Hay tres maneras básicas de que alguien pueda entrar en tu cuenta ilícitamente, por orden de probabilidad:

1. Que le proporciones la contraseña a alguien tú mismo/a.

2. Que sabiendo la dirección del correo que usas utilicen un programa para probar millones de contraseñas en pocos minutos, lo que se conoce como fuerza bruta o cracking.

3. Que accedan ilegalmente a los datos de la empresa que proporciona el servicio (Facebook, Google...).

Y así es como se evita cada una de ellas:

1. Nunca entres a través de algún enlace de un correo o mensaje: suele ser la manera más habitual de suplantación de identidad. Asegúrate de que la URL (la dirección de la página web) es correcta y la oficial antes de poner tus datos, que tiene los certificados en regla (cada navegador es diferente, haz una búsqueda en Internet sobre cómo se mira; es muy fácil) y que empieza por https (la ese es muy importante). En el caso de aplicaciones, que sea siempre la oficial y descargada de Google Play o App Store. Asegúrate de que solo tú sepas tu contraseña: no se la des a nadie, ni siquiera aunque te diga que es el propietario de la empresa; ¡en tal caso no necesitaría pedírtela! Ten siempre funcionando y actualizado un buen programa antivirus: hay gran variedad de virus y troyanos que pueden espiarte, secuestrarte el navegador... Por ejemplo, los conocidos como keyloggers, que registran todas las teclas que se pulsan en el teclado.

2. Asegúrate de poner una contraseña larga y compleja, por ejemplo de más de doce caracteres y que contenga mayúsculas y minúsculas, símbolos, números y no sean palabras que se encuentren en el diccionario ni nombres propios... ¡Apúntatela en un lugar seguro!

3. En cuanto al pirateo o jaqueo de la empresa, lo único que podemos hacer es utilizar servicios y empresas de confianza y exigirles que tengan las mayores precauciones y mejores medidas de seguridad.

Una cosa más, y es incluso más importante que todo lo anterior, es que no utilices bajo ningún concepto la misma contraseña para las cuentas y el correo asociado; es decir, no pongas lo mismo en tu Gmail que en tu Facebook o Instagram, porque entonces el ciberdelincuente podría tener control total y absoluto sobre la cuenta en cuestión.

En principio parecen muchas medidas y muy complicadas, pero te darás cuenta de que no es tan difícil y puede hacerse sin mayor esfuerzo. Es cuestión de precaución y hábito.

Otra medida adicional de seguridad menos común es el uso de tu teléfono móvil para proporcionarte un inicio de sesión con dos niveles de seguridad (two-factor authentication, 2FA), aunque lo cierto es que la mayoría de servicios no lo permiten aún y este proceso podría ser un poco molesto si te obligan a reiniciar sesión a menudo.

En caso de que sospeches que alguien ha entrado en alguna de tus cuentas de manera ilícita, busca cuanto antes información y ayuda para solucionar el problema y contacta con la empresa que proporciona la cuenta. Ellos sabrán qué hacer, pero no podrás exigirles responsabilidades si la culpa ha sido tuya.

7 de junio de 2016

¿Recomprimir de H.264 a H.265?

El códec de vídeo H.264, también conocido como MPEG-4 Part 10, Advanced Video Coding (MPEG-4 AVC), ha sido durante unos años el estándar de eficiencia de compresión de vídeo por su excelente relación entre calidad y cantidad de datos necesaria para la compresión (o tasa de bits, del inglés bitrate); es decir, consigue vídeos de más calidad incluso que el popular Xvid (y DivX), u otros anteriores a H.264, con un tamaño de archivo igual o menor. Sin embargo, podría ser reemplazado ya en pocos años por el más moderno H.265, o High Efficiency Video Coding (HEVC), porque teóricamente es capaz de conseguir mejor calidad con tasas de bit iguales o algo menores; o dicho de otro modo: podría ser incluso más eficiente.

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Digo «teóricamente» porque todavía falta mucho que mejorar y demostrar, ya que H.265 es un proyecto que está todavía en una fase relativamente temprana. Además, por el momento parece que su objetivo principal, y en donde parece residir la mayor ventaja respecto a H.264, es conseguir menos pérdida visible de calidad en tasas de bits bajas (que nunca son buenas por todo lo que en realidad hacen con los datos, dicho sea de paso) para vídeos en alta definición y más allá, o requerir menos cantidad de datos para una calidad perceptiblemente similar, dicho de otra manera.

Uno de los mayores inconvenientes de H.265 es que requiere muchos más recursos para poder ser codificado y reproducido, por lo que necesita bastante más tiempo que H.264 para realizar la compresión, o procesadores más potentes. Esto puede ser todavía hoy un problema para muchas personas con equipos antiguos o sencillos.

Teniendo en cuenta pros y contras, imagino que este cambio de códec estándar para usos de alta compresión podría ocurrir finalmente cuando se madure H.265 y su entorno lo suficiente como para que sea realmente más eficiente y conveniente que H.264 en todos los casos, y cuando se implemente por lo tanto en suficiente software y hardware (programas y reproductores domésticos, básicamente). Si es que sucediera tal cosa porque programadores y fabricantes de componentes fueran capaces finalmente conseguir alcanzar los objetivos necesarios, que podría fácilmente no ocurrir, especialmente teniendo en cuenta que la potencia o velocidad de los procesadores ha llegado a un ligero estancamiento... Además, cada vídeo es un mundo, y el códec debe poder ser suficientemente eficiente en todos los casos para ser preferible al ya perfeccionado y más que probado H.264 (que tampoco es perfecto, pero que en buenas manos cumple a la perfección con sus cometidos principales).

Algunos, encandilados por esta presunta eficiencia mejorada de H.265 y sin investigar ni pensar mucho en ello, creen que convertir un archivo de vídeo ya comprimido (o peor, recomprimido) con el códec H.264 a otro con H.265 es buena idea para reducir el tamaño de archivo. Si lo meditamos bien y disponemos de algunos conocimientos multimedia, sin duda nos daremos cuenta de que en realidad esto sería absurdo porque produce más desventajas que ventajas. Y no ocurre solamente entre estos dos códecs, que estoy usando solo como ejemplo contemporáneo, sino que se aplica a cualquier compresión con pérdida (lossy) ya sea vídeo, audio, imagen... Y recordemos que la compresión con pérdida, sea cual sea, descarta unos datos que se pierden para siempre y es imposible recuperarlos, a diferencia de la compresión sin pérdida, o lossless.

A continuación enumero y explico las razones principales por las que generalmente no deberíamos recomprimir un archivo que ya ha sido comprimido con pérdida:

1. Cada generación de recompresión con pérdida degrada la calidad, más o menos visiblemente según muchos factores, porque siempre hay una pérdida de datos, y cada códec realiza sus particulares cálculos, procesos y modificaciones sobre los imágenes, sonidos...

2. Codificar cualquier archivo multimedia, aunque especialmente vídeo por su mayor complejidad, no es tarea fácil ni apta para cualquiera. Para hacerlo correctamente, conservando la mejor calidad y la mayor parte de propiedades del original, hay que disponer de un determinado nivel de conocimientos y herramientas. Cualquiera puede convertir o recomprimir archivos multimedia, pero solo unos pocos podemos hacerlo de la mejor manera en cada caso concreto.

Así pues, a menos que la recompresión sea auténticamente sin pérdida (método que, dicho sea de paso, también puede cambiar en algunos casos algunas propiedades del archivo, incluso aunque no sean perceptibles a simple vista o no supongan intrínsecamente pérdida de calidad), siempre se descartan datos, que como ya he comentado, son irrecuperables. Pero, a su vez, convertir un archivo lossy a uno lossless es generalmente absurdo porque el archivo resultante suele ser bastante más grande, sin ganar calidad alguna. A menos que se planee hacer ciertas modificaciones importantes en el vídeo, esto no tiene ninguna ventaja, y además el resultado probablemente acabe recomprimiéndose con pérdida igualmente... Los códecs con alta compresión están diseñados para ahorrar la mayor cantidad de datos posible, porque están pensados para que se usen en los archivos que se consideran definitivos.

La única razón comprensible para recomprimir de lossy a lossy podría ser hacer el archivo compatible con algún reproductor concreto que no acepte el códec del primer vídeo. Pero el archivo valioso es siempre el menos comprimido... Siempre hay que intentar recomprimir lo mínimo y lo mejor posible, y con la menor cantidad de generaciones con pérdida que podamos permitirnos. Por ejemplo, un DVD, con su antiquísimo, poco eficiente y limitado códec MPEG-2, siempre tendrá mejor calidad que su recompresión con pérdida, sea cual sea el códec y los parámetros empleados; otra cosa muy distinta es el tamaño del archivo final, pero hay que preguntarse y plantearse cuidadosamente si el poco ahorro en espacio compensa la irreversible pérdida de calidad. Quizá de MPEG-2 a H.265 todavía podría llegar a merecer la pena si se recomprime adecuadamente, pero de H.264 a H.265... Ni hablar. Mayormente, el poco espacio que pudiera recuperarse no compensará la recompresión con pérdida adicional que se ha aplicado. A menos que el archivo H.264 tenga una tasa de bits excesiva... Pero la expresión tasa de bits excesiva es una contradicción en sí misma en cuanto a compresión con pérdida.

Además, voy todavía más lejos: de momento no usaría H.265 para nada importante o definitivo. Los primeros años de H.264, y sus codificadores, tampoco eran tan buenos como lo son ahora. Así que H.265, sus codificadores y los usuarios, necesitamos algo más de tiempo para conseguir sacar el máximo partido a su potencial.

En conclusión, desde un punto de vista teórico no hay mejor calidad que la del mismo original, o como mucho alguna versión suya comprimida sin pérdida, al menos en cuanto a cantidad de información original disponible, sean cuales sean los códecs. Métodos de recompresión, parámetros, tasas de bits y retoques «molones» aparte, la norma general es no recomprimir de lossy a lossy.

Véase también
Escritura de símbolos como kb/s, Mb/s, km/h...
dron, drones
Extranjerismos: lista de equivalentes en español
¿Piratería digital?

26 de septiembre de 2015

Uso responsable de los drones en actividades lúdicas

Por fin se publicó oficialmente un texto, por parte de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), donde se informa a los ciudadanos cuáles son las leyes, normas y recomendaciones para usar los drones con fines recreativos o deportivos.

Recomiendo la lectura y entendimiento de estos consejos a todo el mundo, especialmente aquellos que tengan pensado hacer algún uso de algún dron alguna vez.

La AESA nos recuerda que «los drones no son juguetes, son aeronaves, y hay que utilizarlos en los espacios adecuados y respetando las medidas de seguridad». Asimismo destaca que «no se pueden volar drones en zonas urbanas y tampoco sobre aglomeraciones de personas, es decir, no se pueden volar drones en parques, playas, conciertos, bodas, manifestaciones, procesiones, etc. Además, tampoco se pueden usar de noche, ni cerca de aeropuertos, aeródromos, helipuertos o donde se realicen vuelos con otras aeronaves a baja altura, como las zonas de parapente, ultraligeros, paracaidismo, etc. También hay que tener en cuenta que la normativa europea establece que ninguna aeronave podrá conducirse negligente o temerariamente de modo que ponga en peligro la vida o propiedad ajenas».

El enlace de la página original de la AESA es el siguiente:

http://www.seguridadaerea.gob.es/lang_castellano/noticias_revista/noticias/recomendaciones_drones_act_ludicas.aspx

Véase también:
Octocóptero, hexacóptero, cuadricóptero... ¿Qué multicóptero es más seguro?
Drones: RPA y RPAS
dron, drones

8 de septiembre de 2015

Lingüística

Apreciados lectores:

Informo que, a partir de ahora, todos los artículos nuevos específicos de lingüística serán creados y publicados exclusivamente en mi otra bitácora dedicada a tal rama del conocimiento, Por una lengua congruente, para mayor eficiencia, conveniencia y comodidad.



Así pues, la presente bitácora, El conocimiento es la llave, queda reservada para tratar el resto de temas habituales.

¡No dejéis de visitar ambas para disfrutar de diversos, entretenidos y útiles artículos!

¡Hasta el próximo artículo!

23 de mayo de 2015

Octocóptero, hexacóptero, cuadricóptero... ¿Qué multicóptero es más seguro?

Actualmente, los drones (estas «pequeñas» aeronaves pilotadas por control remoto, llamadas oficialmente RPA, o RPAS si incluimos la estación de tierra) son muy populares, al llegar su desarrollo y el de las tecnologías adicionales necesarias a un punto mínimamente aceptable en cuanto a seguridad y rendimiento, y ser relativamente asequibles en algunos casos. Son tan conocidos ya que incluso se está legislando su uso en muchos países, incluso en España, más o menos acertadamente (esto es otro tema diferente, con mucha miga, que trataré en otro artículo, quizá)...

Uno de mis drones de Octovisuals, un octocóptero V8 con brushless gimbal de tres ejes y GH4.

Yo uso profesionalmente los drones desde hace unos dos años, mayormente para la obtención de imágenes aéreas dada mi formación oficial, y gracias a mi perfeccionismo y curiosidad he aprendido realmente mucho sobre estos interesantes aparatos.

Por seguridad y conveniencia han de poseerse una serie de conocimientos críticos —entre otras cosas— para el uso de drones, tanto comercial, como recreativo, como deportivo, para poder emplearlos de manera legal, adecuada y minimizando los riesgos todo lo posible. En este artículo explico qué tipo de los multirrotores que existen ahora es el más seguro en cuanto a diseño.

Hasta ahora encontramos multicópteros que tienen tres motores (tricóptero), cuatro (cuadricóptero), seis (hexacóptero) u ocho (octocóptero), con una hélice en cada motor, habitualmente de dos palas. Este tipo de dron es eléctrico y usa motores sin escobillas (brushless). Hay algunos multirrotores con más de ocho motores, pero son raros por su aparente bajo rendimiento en relación a los costes adicionales.

De todos ellos, el más seguro con diferencia es el octocóptero, aunque el hexacóptero sigue siendo bastante más seguro que los menos fiables cuadricóptero y tricóptero (este último es incluso más difícil de controlar). Esto se explica porque dado su diseño y funcionamiento, los multirrotores con más motores tienen implícito un sistema redundante, es decir, usan más motores de los que necesitarían para sustentarse en condiciones normales. Un octocóptero teóricamente podría perder por completo el rendimiento de varios motores (o hélices, o variadores...) al mismo tiempo y seguir en el aire suficientemente estable como para poder efectuar un aterrizaje controlado y más o menos seguro; dependiendo por supuesto de la posición de los componentes comprometidos, el peso total con la carga en vuelo, la destreza del piloto, la situación de la aeronave con el entorno... El caso del hexacóptero es similar, porque podría verse privado de uno o incluso dos motores y seguir volando, a diferencia del cuadricóptero y tricóptero, que solo con que la sustentación de un único motor no sea suficiente, el dron se da la vuelta y cae sin remedio.

Hay además varias configuraciones para cada clase de multicóptero, y esto puede y suele afectar también al rendimiento, como la eficiencia y la seguridad. Por ejemplo, los octocópteros tipo coaxial (X8, dos motores por cada brazo, uno arriba y otro abajo) pierden redundancia y son por consiguiente menos seguros que los octocópteros con un motor en cada brazo (V8), más normales.

Dicho todo esto, sin embargo, lo más importante sigue siendo el piloto y el mantenimiento de la aeronave. El diseño y el tipo de dron es muy importante, pero cómo se utiliza y se cuida es crítico. La mejor manera de evitar problemas es emplear cualquier aeronave siempre con conocimiento (de sus sistemas, de las normas o legislación...) y responsabilidad, porque por más ligera o pequeña que sea podría llegar a causar muchos daños si no se emplea adecuadamente.

Te invito a visitar mi página profesional:
Octovisuals

Véase también
dron, drones

5 de diciembre de 2014

Drones: RPA y RPAS

Las siglas RPA y RPAS no significan lo mismo, sino que tienen matices en sus significados, que las distinguen.

RPA = remotely piloted aircraft = aeronave pilotada remotamente = dron

RPAS = remotely piloted aircraft systems = sistemas de aeronave pilotada remotamente = dron + estación de tierra

Así pues, RPA se refiere a la aeronave en sí misma, mientras que RPAS se refiere a todo el conjunto de componentes y dispositivos necesarios, y también complementarios, para operarla.

Como son siglas deben leerse siempre deletreando cada sigla o elemento abreviado: [erre-pe-a], [erre-pe-a-ese]. Es posible considerar que son siglas mixtas, con elementos que se deletrean y otros que se pronuncian tal cual, pero se recomienda leer ambas formas completamente como siglas para mayor coherencia y para evitar confusiones entre ellas y formas en plural.

Además, las siglas no tienen plural gráfico en español. Por consiguiente, es incorrecto escribir las siglas con una ese añadida al final, tanto si es mayúscula como minúscula, con apóstrofo o sin él (y no deben confundirse el apóstrofo y la tilde), aunque sea una práctica relativamente habitual.

Finalmente, aconsejo que la sigla RPA debería ser tratada habitualmente como de género femenino por ser aircraft un vocablo inglés que en estos casos bien podría traducirse como ‘aeronave’, de la misma manera que RPAS debería considerarse siempre de género masculino por sistemas (systems).

Te invito a visitar mi página profesional:
Octovisuals

Véase también
Abreviaturas, siglas, acrónimos y símbolos
Extranjerismos: lista de equivalentes en español
dron, drones