19 de julio de 2010

Abreviaturas, siglas, acrónimos y símbolos

En la escritura siempre llega el momento en que se necesita acortar, reducir o hacer breves las palabras y expresiones para decir mucho con poco; sin embargo, una mala abreviación hace el texto difícil de entender e incluso ilegible, incomprensible y confuso, por lo que podría considerarse incorrecto, ya que no cumple con su función u objetivo, o al menos de manera muy poco eficiente; eso es justo lo contrario de lo que deberíamos pretender y desear. Por ello, abreviar correctamente es tan importante como emplear adecuadamente cualquier vocablo, signo, recurso, técnica... Debe haber un control en cuanto a su forma, número y situación, y para ello se hacen totalmente necesarias e imprescindibles unas normas, reglas y convenciones claras, exactas, coherentes, desarrolladas y adecuadas que es necesario conocer y respetar suficientemente para garantizar una utilización y comprensión adecuada de las abreviaciones.

En este artículo explico con detalle los no suficientemente conocidos tres tipos de abreviaciones y los símbolos.

Empezando ya con las explicaciones más serias y técnicas, hay que decir algo que se aplica a todos los métodos de abreviación: el número de elementos abreviados debe ser lo más bajo posible, empleando solo aquellos que sean realmente necesarios y que la gran mayoría de lectores sepa a qué elemento completo se refieren. En el caso de las abreviaturas, una buena manera de asegurarse de ello es escribiendo la primera vez la expresión sin abreviar en un mismo texto; en el caso de las siglas, especificar el elemento completo la primera vez que se usa cada una; en el de los acrónimos, si todavía mantienen su forma —es decir, no han sido convertidos en vocablos ordinarios—, también es recomendable en muchos casos escribir todos los elementos; en el particular caso de los símbolos —ya que no son abreviaciones—, lo aconsejable es reservarlos para ámbitos científicos, como las matemáticas y demás cálculos teóricos o abstractos, o técnicos, como las indicaciones de circulación y las medidas de gran variedad de aparatos, aunque ha de admitirse emplear los más conocidos en expresiones frecuentes también en otros contextos. A partir de estas sencillas premisas, hay que conocer bien cada método para emplear las abreviaciones correctamente y evitar, así, fallos, faltas o errores ortográficos y, por consiguiente, confusiones que ponen en riesgo el correcto, adecuado y rápido entendimiento de los mensajes que desean transmitirse.

Abreviatura

Es la representación gráfica reducida de una palabra o grupo de palabras, obtenida por eliminación de algunas de las letras o sílabas de su escritura completa y que en prácticamente todos los casos debe cerrarse con un punto, incluso aunque termine con letras voladas, las cuales deben, además, coincidir siempre en género: cuarta, 4.ª (no *4.º). El punto abreviativo se escribe al final, posteriormente al último elemento, excepto cuando se trata de la abreviatura de un número ordinal, caso en el que se escribe antes de la letra volada, nunca después (*1º.). Sin embargo, ese punto abreviativo de los números con letras voladas es ya bastante raro de ver; no hemos de obviar que es importante escribirlo, ya que las abreviaturas deben cerrarse absolutamente siempre mediante punto abreviativo (en algunos casos se emplea la barra), que simboliza o representa que se ha llevado a cabo una abreviación de elementos y se trata, inequívocamente, de abreviaturas.

El término abreviatura no debe confundirse jamás con abreviación; este último se refiere al acortamiento de una o varias palabras mediante cualquiera de los métodos de abreviación, mientras que el primero se refiere únicamente a uno de ellos.

Existen dos procedimientos para formar abreviaturas: por truncamiento y por contracción, que determinan la forma de las abreviaturas. Si la abreviatura se obtuvo por truncamiento, se añade -s. Se exceptúa el plural de las abreviaturas cent. (centavo, centésimo) y cént. (céntimo), que es cts., y no *cents. ni *cénts.

En abreviaturas formadas por una sola letra para cada elemento, el plural se expresa duplicando esta: pp. ss. por páginas siguientes.

El método de pluralización por duplicación de iniciales debe considerarse y se considera exclusivo de las abreviaturas en pos de una mayor coherencia y simplicidad, por lo que es conveniente no emplearlo con las siglas. Abreviaciones consideradas actualmente abreviaturas como EE. UU. (‘Estados Unidos’), JJ. OO. (‘Juegos Olímpicos’) o RR. HH. (‘Recursos Humanos’) eran consideradas antaño siglas, lo que todavía hoy crea confusiones y varidedad de opiniones, y por consiguiente hay falta de consenso absoluto. Todo ello, sumado a un deseo de simplificación extrema, da como resultado que puedan verse tres tipos de grafías: EE. UU., EEUU, EE UU; JJ. OO., JJOO, JJ OO; RR. HH. RRHH, RR HH. Este desacuerdo tiene su origen en el proceso de evolución de las siglas, que dio lugar a la conveniente creación de un concepto diferente: las abreviaturas. Actualmente, las abreviaciones conformadas por inciales mayúsculas, especialmente si están pluralizadas, se consideran por una parte de los lingüistas y también académicamente como abreviaturas, mientras que otra parte sostiene que siguen siendo siglas. Independientemente de cómo se consideren, originalmente se escribían con puntos abreviativos y espacio intermedio, EE. UU., pero si siguen considerándose siglas habría que adaptarlas a su ortografía moderna, por lo que se escribirían EEUU o, excepcionalmente para evitar confusiones, EE UU. Todavía no se ha establecido por consenso cuál podría ser la forma adecuada, puesto que, siguiendo las características actuales de las siglas, deberían escribirse con todos los elementos juntos, pero ello indudablemente podría causar confusión por la imprecisión que supone el hecho de no especificar inequívocamente si son siglas con dos elementos abreviados o con cuatro de ellos. Es por eso que suelen preferirse formas con espacio como EE UU, ya que así se soluciona ese problema concreto; aunque lo cierto es que tales grafías tampoco tienen coherencia, por lo que habrían de considerarse, como mínimo, excepcionales. Como puede observarse, tratar este tipo de abreviaciones como siglas conlleva más desventajas que beneficios, al contrario que ocurre si se tratan como abreviaturas. Esto se explica por el hecho de que se leen desarrollando los elementos y se escriben con puntos abreviativos y espacio intermedio lo que las distingue inequívocamente del resto de métodos de abreviación y facilita mucho su comprensión. Por lo que en forma de abreviatura, en definitiva, proporcionan muchas ventajas y ningún inconveniente en relación con los conceptos modernos de la abreviación. Los métodos de abreviación comenzaron, como todo, primitivamente, y han ido evolucionando con el paso del tiempo; y la evolución no es posible sin realizar cambios. Es por eso que otorgar la exclusividad de ciertos métodos a un tipo de abreviación (como la pluralización gráfica mediante la duplicación de iniciales para las abreviaturas), a pesar de no ser exactamente lo que se hacía antaño, es necesario para simplificar el sistema y hacerlo más claro, lo que evita muchas confusiones. Por consiguiente, es preferible considerar este tipo de formas como abreviaturas y escribirlas siguiendo sus normas generales actuales: EE. UU., JJ. OO., RR. HH. Además, para el caso concreto de Estados Unidos existe la alternativa en forma de auténtica sigla EUA (‘Estados Unidos de América’); pero esta forma se usa poco, pues habitualmente esta expresión se pronuncia sin abreviar y no deletreando como es más propio de las siglas, lo que también demuestra que es más coherente emplear la abreviatura en casos similares. En lo único que sí hay consenso en referencia a este tipo de formas debido a su innegable evidencia es que las formas con sobrepuntuación como *E.E.U.U. son incongruentes, inconvenientes y, por consiguiente, incorrectas.

El procedimiento de duplicar las letras para formar el plural de las abreviaturas formadas por truncamiento extremo se aplica incluso a aquellas abreviaturas que corresponden a expresiones complejas en las que solo pluraliza el elemento nuclear; así, el plural de la abreviatura E. S. (estación de servicio) es EE. SS. (estaciones de servicio), y no *EE. S., independientemente de que la palabra servicio se mantenga en singular en la expresión completa. De modo paralelo, pero a la inversa, las abreviaturas por truncamiento extremo de expresiones singulares que contienen un elemento en plural no lo tienen en cuenta en su formación; así, por ejemplo, la abreviatura de asociación de vecinos es A. V., y no *A. VV. (Ortografía de la lengua española, 2010, Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, página 574).

Cada elemento abreviado que represente elementos completos debe llevar punto, incluido el último, lo que sirve de cerramiento si se encuentra al final de la frase u oración (así pues, quedaría un único punto al final, nunca dos). Además, si la abreviatura se compone de varios elementos, deberán escribirse con los espacios intermedios que tenga la expresión original sin abreviar (cuenta corriente > cta. cte.), pues una característica general de las abreviaturas es que ocultan parte de los elementos de una expresión (lo que se representa mediante el punto abreviativo en la mayoría de casos, y en algunos con la barra), mientras que las siglas representan una expresión haciendo uso de algunos de sus elementos (que, al ser una abreviación más extrema que la abreviatura, actualmente puede prescindir de los espacios intermedios y los puntos sin ningún problema).

Otro rasgo muy importante y que ayuda mucho a distinguir las abreviaturas de las demás formas de abreviación es que la lectura de una abreviatura debe restablecer todas las letras eliminadas en su escritura; es decir, debe leerse la palabra completa que la abreviatura representa, a diferencia de las siglas. Sin embargo, a veces los hablantes deletrean algunas abreviaturas, especialmente aquellas que se forman con la inicial de los elementos más importantes: a. m. (ante meridiem), AM [a-éme]; a. C. (antes de Cristo), AC [a-sé, a-zé] Como no hay ninguna norma que lo impida, mediante este proceso se crean nuevas siglas. Si bien es recomendable pronunciar la abreviación de una manera u otra según de qué tipo se trate y mantener esa forma, no hay razones que obliguen a prohibir la creación algunas abreviaturas en siglas siempre que pueda hacerse adecuadamente, en coherencia y respetando las normas y convenciones lingüísticas vigentes; por ejemplo, no sería correcto convertir la abreviatura a. C. en el confuso híbrido *aC, ya que en forma de sigla debería tomar la forma AC (todo en mayúsculas, como es propio de las siglas). Como puede observarse, el proceso de convertir abreviaturas en siglas no debe ni puede ni debe llevarse a cabo, en todos los casos, pues muchos no cumplen los requisitos que permiten hacerlo adecuadamente: etc. [etsétera, etzétera], *ETC [e-te-sé, e-te-cé].

Debe evitarse el uso superfluo de abreviaturas; es decir, si no es realmente útil abreviar un elemento, es preferible dejarlo desarrollado para facilitar la comprensión de su significado, puesto que no todos los lectores tiene por qué saber exactamente qué significan todas las abreviaturas. Como es evidente, en prácticamente todos los casos se hace un uso innecesario de ellas, pero puede admitirse emplear abreviaturas muy comunes como etc. y que la mayoría de lectores conocen su significado sin una justificación de eficacia. Sin embargo, siempre es recomendable especificar, al menos una vez, qué significa cada abreviatura la primera vez que se emplea en un texto, especialmente de aquellas de uso no muy frecuente o que se repitan en el mismo contexto.

Sigla

Se llama sigla tanto a la palabra formada por las iniciales de los términos que integran una denominación compleja, como a cada una de esas letras iniciales. Las siglas no son abreviaturas, sino un método de abreviación, y se utilizan para referirse de forma abreviada a organismos, instituciones, empresas, objetos, sistemas, asociaciones... Se leen deletreando todos los elementos, aunque hay siglas que se leen tal como se escriben y que reciben también el nombre de acrónimos y, en casos excepcionales, algunas que se desarrollan (ver más adelante).

Aunque en la lengua oral toman en ocasiones marca de plural, las siglas son invariables en la escritura: un DVD (disco versátil digital), dos DVD (discos versátiles digitales); por ello, cuando se quiere aludir a varios referentes es recomendable introducir la sigla con determinantes que indiquen pluralidad.

Las siglas se escriben actualmente sin puntos ni blancos de separación. Si por alguna razón se emplean los puntos abreviativos, todos los elementos abreviados deben estar seguidos por punto, incluida la última letra; aunque esto sea muy evidente, no es muy infrecuente ver siglas y abreviaturas carentes del último punto. El último punto de la sigla sirve, a su vez, de punto de la oración si se encuentra al final de esta, igual que ocurre con las abreviaturas.

Muchas siglas se leen sin restablecer la expresión a la que reemplazan. Hay algunas de lectura mixta cuando presentan un segmento pronunciable junto a otro que no lo es: CD-ROM [se-de-rróm, ze-de-rróm] o [se-de-rón, ze-de-rrón] (sigla del inglés Compact Disc Read-Only Memory ‘disco compacto de solo lectura’). Hay que señalar también que siempre es posible restituir en la lectura de una sigla la denominación compleja de la que nace, lo que suele hacerse cuando la sigla no es muy conocida o su finalidad principal es ahorrar tiempo y espacio en la escritura, pero no tanto en la lectura. Las siglas suelen omitir para su formación los artículos, las preposiciones y las conjunciones que aparecen en la denominación completa, salvo cuando se desea facilitar su pronunciación, convirtiéndolas en acrónimos.

Acrónimo

Es, por un lado, el término formado por la unión de elementos de dos o más palabras. Por otro lado, también se llama acrónimo a la sigla que se pronuncia como una palabra. Es muy frecuente que este último tipo, tras una primera fase en que aparecen escritos con mayúsculas por su originaria condición de siglas, acaben por incorporarse al léxico común del idioma y se escriban con letras minúsculas, salvo, naturalmente, la inicial cuando se trata de nombres que exigen la escritura de esta letra con mayúscula. Los acrónimos suelen omitir para su formación los artículos, las preposiciones y las conjunciones que aparecen en la denominación completa, salvo si son necesarios para facilitar su pronunciación. Una vez incorporados al léxico común (como ovni, láser...), los acrónimos forman el plural siguiendo las reglas generales de su formación en español. Solo los acrónimos que se han incorporado al léxico general y que, por esa razón, se escriben con minúsculas, admiten su división con guion de final de línea y se someten a las reglas de acentuación gráfica en español. Los acrónimos se leen como se escriben, sin desarrollar los elementos abreviados.

Símbolo

Los símbolos son representaciones gráficas estables y normalizadas de conceptos o realidades pertenecientes, en general, al ámbito científico-técnico, por medio de letras o de signos no alfabetizables. En general, son fijados convencionalmente por instituciones de normalización —como el Sistema Internacional de Unidades— y poseen validez internacional. Aun así, hay mucha ignorancia sobre los símbolos, lo que deriva en dudas, confusiones y, en última instancia, en errores; sin embargo, son muy fáciles de evitar: únicamente ha de saberse y comprenderse qué son y cómo han de ser.

Los símbolos constituidos por letras son semejantes a las abreviaturas, pero se distinguen de ellas en los aspectos siguientes: se escriben siempre sin punto, no llevan nunca tilde, aunque mantengan la letra que la lleva en la palabra que representan y no varían de forma en plural, naturalmente. Así pues, debe escribirse siempre, por ejemplo, m, nunca *m., *mts, etc.

Los símbolos de los puntos cardinales se escriben siempre con mayúscula, aunque estén constituidos por dos letras. Los de los elementos químicos se escriben con una sola letra mayúscula; o, si están constituidos por dos letras, con una combinación de mayúscula y minúscula. Los de las unidades de medida se escriben normalmente con minúscula, o los de aquellas que incorporan prefijos para formar múltiplos (unidades superiores a la establecida como referencia), ya que los símbolos de estos prefijos, con la excepción de kilo- (k-), hecto- (h-) y deca- (da-), se escriben con mayúscula: M- (mega-), G- (giga-), T- (tera-), etc.; por el contrario, los símbolos de los prefijos utilizados para formar submúltiplos (unidades inferiores a la establecida como referencia) se escriben siempre con minúscula: d- (deci-), c- (centi-), m- (mili-), etc. Así pues, la única forma correcta de kilobyte es kB, no *KB; la de kilómetro es km, nunca *km., *Km, etc.; la de kilogramo es kg, nunca *kg., *Kg, etc.

Los símbolos deben escribirse pospuestos a la cifra que los cuantifica y separados de ella por un espacio. Se exceptúan los símbolos y números volados, que se escriben pegados a la cifra a la que acompañan. Aunque el símbolo % se ve frecuentemente escrito sin separación de la cifra que lo preede, la norma establecida por la Oficina Internacional de Pesos y Medidas determina que se escriba precedido de un espacio. El símbolo de los grados de temperatura (°) se escribe de distinta manera según aparezca o no especificada la escala en la que se miden: se pega a la cifra si no se hace explícita la escala, pero se separa de ella y se pega al símbolo de la escala si esta se especifica: 27°, pero 27 °C. No deben confundirse los símbolos de minutos y segundos cronológicos (min, s) con los minutos y segundos utilizados en la expresión de la medida de los ángulos (', ") (Ortografía de la lengua española, 2010, páginas 590-591).

Cuando se lee un símbolo, ha de desarrollarse toda la palabra representada, salvo que esté integrado en una fórmula química o matemática, en que lo normal es el deletreo.

Resumiendo mucho:

Las abreviaturas deben cerrarse siempre, y habitualmente se hace con el punto abreviativo. Normalmente tienen espacios entre los elementos abreviados, tal como tienen estos antes de aplicarle la abreviación, lo que actualmente ayuda en bastantes casos a diferenciarlos de las siglas. Se leen desarrollando o restableciendo todos los elementos como si no estuvieran abreviados.

Las siglas se escriben enteramente en mayúsculas y sin puntos ni espacios. No tienen plural gráfico por sí mismas, aunque en la lengua hablada suelen pluralizarse. Se leen deletreando, a no ser que sean acrónimos.

Los acrónimos nunca llevan puntos, y pueden pluralizarse normalmente únicamente si están lexicalizados; es decir, si están adaptados y admitidos como vocablos normales. Se leen siempre tal como se escriben, no deletreando.

Los símbolos, que no deben confundirse con abreviaturas, jamás llevan punto y tienen una única forma, que se establece mediante convenciones internacionales; es decir, son totalmente invariables, no tienen plural ni variaciones de ningún tipo. Únicamente aparecen junto al elemento al que se refieren, exceptuando las fórmulas, en las que pueden aparecer individualmente.

Nota: No deben confundirse la o volada (º) de algunas abreviaturas con el símbolo de los grados (°). Para escribir la o volada puede utilizarse el botón de la izquierda del 1 en el teclado; para escribir el símbolo, entre otras maneras, puede mantenerse pulsada la tecla Alt e introducir con el teclado numérico activado (el de la derecha) los números 0176 (y soltar Alt).

Véase también
Abreviaturas, siglas, acrónimos y símbolos: lista y consideraciones vitales.
Lista de abreviaturas frecuentes, Real Academia Española.


Última edición: 11 de septiembre de 2014.

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