Actualmente es frecuente leer y oír las estructuras sustantivo + a + infinitivo, que son calcos del francés. En un absurdo e innecesario intento por ahorrarse letras o incluso algunas palabras (aunque en la mayoría de casos es más bien por pura ignorancia), muchas veces se reemplazan tres posibles preposiciones, cada una con sus propios matices, por una simple a. Mientras que en algunos casos es aceptable y hasta adecuado, en muchos otros —la mayoría— es intolerable y nada recomendable. La preposición a, según parece, es la que peor se emplea en lengua española después de de. Voy a exponer, de manera muy resumida, cuáles son las normas y directrices que hay que seguir. La información completa acerca del tema se encuentra en el Diccionario panhispánico de dudas (obra de obligada consulta, lectura y estudio, naturalmente), punto 3, del cual he copiado algunos párrafos que aparecen a continuación:
Si la preposición a admite su sustitución por las preposiciones por o para, o el relativo que, sin que sea necesario cambiar la estructura de la construcción y sin que cambie el significado, debe desecharse la construcción galicada: *Tenemos dos asuntos a tratar (mejor Tenemos dos asuntos que tratar); *No hay más asuntos a discutir (mejor No hay más asuntos que/por/para discutir). Con respecto al uso de por en lugar de a, es necesario señalar que la construcción con por posee un matiz significativo adicional; así, no es exactamente lo mismo cantidad por pagar que cantidad a pagar: cantidad por pagar es ‘cantidad que queda todavía por pagar’, e implica que se han satisfecho otros pagos anteriormente, mientras que cantidad a pagar es, simplemente, ‘cantidad que hay que pagar’.
El verbo en infinitivo debe ser transitivo, pues en tales construcciones el infinitivo tiene valor pasivo; por tanto, no son admisibles oraciones como *El lugar a pelear será las Vegas (pues no se dice *pelear un lugar, sino en un lugar); *La cuestión a hablar en la reunión es de escasa importancia (pues no se dice *hablar una cuestión, sino de o sobre una cuestión).
Por último, no hay que olvidar que, en muchos casos, su uso es superfluo y, por tanto, evitable; así, en una oración como *Pedro es un ejemplo a seguir para todos nosotros, la secuencia de infinitivo a seguir es prescindible: Pedro es un ejemplo para todos nosotros.
Básicamente es eso. Es lo de siempre: no mancillar arbitraria, innecesaria e inútilmente, ni demasiado, nuestra querida, maravillosa y utilísima lengua española; usar el sentido común que podemos y debemos tener y la inteligencia de la que supuestamente podemos gozar.
En ese mismo artículo del DPD sobre la preposición a —y en todos los demás— hay mucha información muy útil e interesante. Por ejemplo y sin ir más lejos, en el siguiente punto, el número 4, se explica un tema que probablemente muy pocas personas saben...
¡Hasta el próximo artículo!
30 de diciembre de 2010
Un galicismo frecuente
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