Escribo este artículo porque estoy más que harto y asqueado de ver que la gente confunde las convenciones y hace un uso totalmente arbitrario de la tilde, sobre todo en ciertos casos. Al que me refiero es a la tilde diacrítica en este, ese, aquel y todos sus femeninos y plurales. Y no es que yo sea demasiado perfeccionista; el número de errores ha llegado hasta tal punto que la Asociación de Academias de la Lengua Española ha tenido que tomar cartas en el asunto (aunque ellos afirman que es únicamente porque esos casos de tilde diacrítica no cumplen el requisito que justifica su uso, también es porque se han dado cuenta de que todos los necios tildan esas palabras automáticamente, sean lo que sean y se refieran a lo que se refieran, sin pensar nada en absoluto) e informa y recomienda, aprovechando la publicación de la Ortografía de la lengua española de 2010 (más vale tarde que nunca), que en tales casos no se emplee jamás la tilde. Lo que adapto a continuación está extraído de la página electrónica de la Real Academia Española, concretamente de la página Respuestas a las preguntas más frecuentes:
Los demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales, funcionen como pronombres o como determinantes, no deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por tratarse de palabras llanas terminadas en vocal o en -s, bien, en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en consonante distinta de n o s.
Aun así, las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de tilde diacrítica en los pronombres demostrativos para distinguirlos de los determinantes demostrativos, cuando en un mismo enunciado eran posibles ambas interpretaciones y podían producirse casos de ambigüedad.
Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde no cumple el requisito fundamental que justifica el uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o acentuadas a palabras átonas o inacentuadas formalmente idénticas, ya que los demostrativos son siempre palabras tónicas en cualquiera de sus funciones. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, no tildar nunca estas palabras.
Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo de sinónimos, una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras que fuerce una única interpretación.
Yo creo que no era tan difícil de comprender, pero como parece que para demasiados sí lo era, ahora se han simplificado y mejorado un poco las convenciones en esos casos; a ver quién es el que tilda esas palabras ahora...
Por cierto, lo mismo ocurre con solo: ya no debe tildarse nunca. Lo he obviado porque quería centrar la atención en lo que más conflictos y errores producía y produce —y lo que más cabreado me tiene; al menos con solo no se cometían muchos errores...—, pero creo aconsejable comentarlo también.
Los demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales, funcionen como pronombres o como determinantes, no deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por tratarse de palabras llanas terminadas en vocal o en -s, bien, en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en consonante distinta de n o s.
Aun así, las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de tilde diacrítica en los pronombres demostrativos para distinguirlos de los determinantes demostrativos, cuando en un mismo enunciado eran posibles ambas interpretaciones y podían producirse casos de ambigüedad.
Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde no cumple el requisito fundamental que justifica el uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o acentuadas a palabras átonas o inacentuadas formalmente idénticas, ya que los demostrativos son siempre palabras tónicas en cualquiera de sus funciones. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, no tildar nunca estas palabras.
Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo de sinónimos, una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras que fuerce una única interpretación.
Yo creo que no era tan difícil de comprender, pero como parece que para demasiados sí lo era, ahora se han simplificado y mejorado un poco las convenciones en esos casos; a ver quién es el que tilda esas palabras ahora...
Por cierto, lo mismo ocurre con solo: ya no debe tildarse nunca. Lo he obviado porque quería centrar la atención en lo que más conflictos y errores producía y produce —y lo que más cabreado me tiene; al menos con solo no se cometían muchos errores...—, pero creo aconsejable comentarlo también.
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