28 de febrero de 2010

por/a por

Tendríamos que haber acabado con la ignorancia y todos los errores y confusiones hace ya mucho, o mejor todavía: ni siquiera deberían haber existido; pero como lamentablemente existen, tenemos que intentar por todos los medios que desaparezcan, o al menos que sean tan infrecuentes que no se encuentren con facilidad. Eso es lo que toda persona con un cerebro desarrollado suficientemente quiere. Por desgracia, es un objetivo prácticamente imposible de conseguir, mas no totalmente imposible.

Así que hoy voy a explicar cuál es el gran problema que hay con por y a por, dos expresiones totalmente diferentes en significado, aunque con uno en común, y también muy similares en apariencia, y eso es lo que está formando semejante lío desde hace tiempo. Parece ser que cuando las cosas no son blancas o negras la gente se confunde, se pone nerviosa y, en definitiva, no sabe qué pensar ni qué hacer, y por consiguiente probablemente se equivoca y confunde y hace errar también al prójimo.

Si decimos, por ejemplo, Voy por mi hermano, estamos dando muchos significados, y si no especificamos de ninguna manera a cuál de ellos nos referimos concretamente, el receptor se queda con la duda, lo cual no es nada recomendable porque el código no está cumpliendo su función básica por ser pobre o impreciso. Si decimos, en cambio, Voy a por mi hermano, estamos dejando claro qué queremos decir; añadiendo únicamente una preposición, una letra, hemos expresado algo más claro y concreto: el código es mucho mejor, por lo que el mensaje también lo es. La forma a por es totalmente válida aunque a muchos (mayormente hispanoamericanos) esta expresión les parezca extraña... ¡o incluso incorrecta! Algunos dan como razón absurda y estúpida que no es recomendable combinar dos o más preposiciones; parece ser que olvidan que ya hay muchas, como para con, de entre, por entre, tras de, de por, etc. La forma a por surgió hace ya muchos siglos por necesidad y lógica evolución, y no hay que ignorarla; y mucho menos dando como razón o criterio principal que la norma culta prefiere el uso de por, ya que eso era hace siglos y además no tiene criterio válido y aceptable.

Voy a por mi hermano significa, únicamente, que voy a buscarlo, a recogerlo. Mientras que Voy por mi hermano significa que voy a algún sitio porque él me lo ha pedido, o porque sé que lo necesita o lo desea, y como lo amo, hago el esfuerzo por él y voy aunque no quieras; o que voy a algún sitio en lugar de él, en reemplazo o sustitución; y también puede significar lo mismo que Voy a por mi hermano: ahí está el quid del asunto.

Entonces aquí planteo la gran cuestión: ¿por qué debemos usar la misma expresión para decir dos cosas distintas teniendo dos perfectamente válidas que, aunque similares, son diferentes? Emplear dos expresiones para transmitir dos significados es inteligente y recomendable; en cambio, emplear una misma expresión para transmitir dos significados es de personas muy poco inteligentes. ¿En qué grupo estás tú? ¿En qué grupo quieres estar? La decisión es tuya.

Entiendo perfectamente que la culpa, en un principio, no es de los infractores y los equivocados porque, en definitiva, así han estado hablando y escribiendo desde siempre, por herencia de sus ya ignorantes padres; es normal que a por les parezca extraña, lo que no es normal ni aceptable es que, una vez saben de su existencia, su significado y sus usos, se empeñen en seguir tan mal como estaban anteriormente. En ese momento sí tienen toda la culpa de seguir cometiendo grandes errores, y de lo que es aún peor: seguir difundiéndolos, extendiéndolos y esparciéndolos.

Otro ejemplo, y este más simple todavía: si decimos ¡A por ellos!, todos entendemos un único mensaje; en cambio, si decimos ¡Por ellos!, podemos entender más de un significado, y probablemente nos confundamos y nos equivoquemos...

Puedes consultar lo que dice la Real Academia Española al respecto en, por ejemplo: Respuestas a las preguntas más frecuentes.

En este artículo me he puesto ya muy serio, incluso algo desagradable en ciertos fragmentos, pero es que no hay que olvidar u obviar que la ignorancia, la necedad y la estupidez de la gente, especialmente en la lingüística, son problemas realmente serios que están deformando y degenerando nuestro método principal, y el mejor, de comunicación; y recordemos que si el código es malo, el mensaje es malo, o más aún: si el emisor es malo, el código es malo, el mensaje es malo y, por consiguiente, ¡el receptor también es malo! Aunque demasiados no lo crean, o no quieran creerlo, nos afecta a todos, y mucho. Mucho más de lo que nos imaginamos. No entiendo cómo puede haber personas que preferirían estar muertas o ser torturadas hasta la muerte antes que escribir y hablar suficientemente bien; personas de la misma especie que los que crearon —e intentan mantener en condiciones— las lenguas que usan cada momento de sus vidas, durante toda la vida. La estupidez humana no tiene límites.

Hoy es esto, mañana será aquello, ayer fue eso... No pasa día que no tenga que desesperanzarme y sufrir por el presente y el futuro de nuestros mejores códigos de comunicación. Aunque todavía sigo confiando en que la inteligencia y el conocimiento se impongan, ganen la batalla, y a nuestras lenguas se les reconozca totalmente la gran importancia que tienen... Únicamente espero que no ocurra cuando sea demasiado tarde.

¡Saludos y hasta la próxima!

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