28 de noviembre de 2012

Sobre los discos duros y la pérdida de datos (otra vez)

Estos últimos días una de mis pesadillas se ha hecho realidad. Y eso que he intentado evitar que ocurriera, aunque al parecer era imposible. Lo máximo que he conseguido es paliar en relativa medida los catastróficos, desesperantes y deprimentes efectos. Se trata de la pérdida de datos digitales, como documentos, música, videojuegos, películas, series y vídeos de todo tipo.

Y es que con los discos duros nunca se está del todo seguro. Lo máximo que podemos hacer es hacer copias de seguridad de todo lo que queramos, con el gasto en dinero y espacio que conlleva la adquisición de más discos duros. Pero ni siquiera eso es suficiente para evitar completamente la pérdida de datos, ya que los discos duros, al igual o quizá incluso en mayor medida que el resto de los componentes informáticos, son extremadamente complejos y delicados. Pueden fallar en cualquier momento, sin aviso previo ni mostrar ningún síntoma. Hemos de asumir que puede perfectamente fallar de un momento a otro sin razón aparente. Y es lo que por desgracia me pasó a mí hace un par de días.

Como explico en un artículo anterior similar a este, hace unos meses cometí uno de mis mayores errores informáticos: comprar un disco duro de 3 TB. Antes de eso no sabía que hay una estúpida limitación que merma considerablemente la compatibilidad de bastantes componentes y programas con discos de más de aproximadamente 2 TB, y lo peor es que compré el disco suelto y con caja, lo que acabó en la pérdida de casi 2 TB de datos (curiosamente falló en el infame límite...). Pude recuperar bastantes datos empleando programas especializados, aunque no los suficientes. Todavía estoy intentando recuperar lo que se puede recuperar, mientras que hay archivos únicos que están perdidos para siempre. ¡Y ya me la ha vuelto a jugar, y esta vez de manera muchísimo más fulminante!

Resulta que al ir a iniciar el sistema, en las pantallas de BIOS el sistema empezó a hacer cosas extrañas. Cuando por fin el escritorio salió, todo iba extremadamente lento. Así que apagué y reinicié. Pero ya no iniciaba. Se quedaba encallado en una de las primeras pantallas de comprobación del sistema de la BIOS y todas esas cosas tan técnicas. Con un creciente y considerable disgusto, apagué todo y fui al equipo familiar para conectarme a Internet y buscar información. Creo que es sabio estar lo mejor informado que se pueda antes de hacer nada, especialmente en casos tan delicados. Total, que después de un rato llegué a la conclusión definitiva de que tenía que ser problema de uno de los dos discos duros que tengo instalados en la torre mediante SATA: o el del sistema operativo de 500 GB, o bien el secundario para almacenamiento de 3 TB. Cualquiera de los dos contenía información que no quería perder, aunque evidentemente uno más que el otro por la diferencia de capacidad.

Así que procedí a hacer la prueba más simple: desconectar el disco secundario. Y entonces sí arrancó con normalidad. Si lo volvía a conectar, volvía a quedarse bloqueado. El problema venía claramente del disco secundario de 3 TB... Ahora había que averiguar por qué fallaba y si perdería mis preciosos e ingentes datos... Y en eso estoy todavía.

El mayor problema es que no puedo acceder al disco con mi equipo. Todavía no he probado instalándolo en otro, pero temo que cada vez que lo enciendo se estropee más, ya que hace unos ruidos muy poco agradables. La verdad es que siempre ha hecho ruidos, aunque pensé que era normal, y quizá en efecto lo era. Me di cuenta también (desde el primer día que lo coloqué en mi torre) de que el cable SATA le queda algo suelto, no se agarra firmemente. Así que lo siguiente que voy a hacer es comprar unos cables buenos, y si puede ser blindados o con seguros o alguna cosa por el estilo, para descartar que el problema sea una mala conexión. ¡Pero ojalá sea eso!... Si el problema fuera esa tontería, me quitaría un peso de encima considerable... En el caso de que no lo sea, la situación será bastante más desesperante. Solo quedará probarlo en otro equipo y, si sigue igual, encontrar una manera de recuperar los datos. Lo malo de esto último es que quienes se dedican a recuperar datos de discos duros en las últimas suelen cobrar tirando a mucho, y aunque mis 3 TB son extremadamente valiosos para mí, no estoy muy seguro de que valgan tantos cientos —o quizá miles— de euros que me podrían pedir por recuperarlos...

Llevo varios días muy angustiado, aunque cada vez voy aceptando más la posibilidad de perder tantos datos de golpe a pesar de que me resisto. Lo peor es que, al menos de momento, no puedo salvar ni un solo archivo... Aunque en la informática las averías técnicas son evidentemente frecuentes (en mi familia más cercana hay tres equipos y últimamente no paramos de ir a la tienda para cambiar componentes que se estropean...), no puede negarse que he tenido mala suerte con este puñetero disco. ¡No tendría que haberme fiado de él aunque pareciera funcionar bien! Pase lo que pase lo explicaré aquí por si le sirve a alguien de ayuda en momentos tan difíciles como estos o, mejor aún, como medida preventiva.

Y es que no hay nada mejor que la prevención. Es mejor prevenir que curar. Así que este es mi consejo: ten absolutamente siempre copias de seguridad en otros discos de los archivos que no quieras perder. Debemos asumir simple y llanamente que los discos duros pueden fallar catastróficamente en cualquier momento sin que haya ningún indicio o síntoma previamente, sin importar en absoluto la edad que tenga (los nuevos pueden fallar porque son nuevos, y los viejos porque son viejos...). Así que si tienes falta de espacio no dudes en adquirir más discos duros o el sistema de almacenamiento que prefieras o te vaya mejor; no estés siquiera varios días sin poder hacer copias de seguridad. Debes tener en todo momento aproximadamente el doble de capacidad de almacenamiento de la cantidad de datos que tienes para poder hacer las copias de seguridad sin problema. Aunque eso tampoco garantiza totalmente que tus datos, que están constantemente cambiando, estén todos a salvo, al menos reducirá al mínimo el riesgo de perder grandes cantidades de datos. Da igual que trates muy bien tu equipo —cosa que siempre es recomendable— o incluso que lo uses poco, los discos duros son extremadamente sensibles y nada fiables. Doy fe de ello. Lo peor es que no son como los demás componentes en el sentido de que si se estropean pueden cambiarse simplemente pagando; los discos duros contienen nuestros valiosos archivos, que dependen directamente de la salud del dispositivo. Da igual que estén en garantía y podamos cambiarlos sin coste adicional; ¡lo más valioso suelen ser los datos que contienen!

Hasta hace unos pocos años creía, como muchos otros, que la informática está muy desarrollada y que evoluciona exponencialmente. Pero ahora veo claramente que no es del todo cierto. La tecnología de los discos duros, aunque ha ido siendo perfeccionada con el tiempo, sigue siendo tecnología de hace ya varias décadas (e incluso medio siglo), y por consiguiente poco fiable e insuficiente (por la relavitamente limitada capacidad). Estoy ansioso por el hecho de que pronto pongan a disposición del público una tecnología mucho mejor para almacenar grandes cantidades de datos (sin dejar de tener un precio razonable). ¿Cuándo llegará ese día? Espero que no más tarde que temprano, aunque probablemente no sea en varios años... Según he leído se están descubriendo cosas interesantes con nuevos materiales —o materiales normales empleados de maneras nuevas— y desarrollando nuevas tecnologías como la nanotecnología, pero parece que la cosa no van tan rápidamente como debería... ¡Será que no han explotado lo suficiente los discos duros!

Actualización:
Pues bien, obtuve el nuevo y mejorado cable SATA, lo probé... ¡y funcionó perfectamente! Así que afortunadamente pude salvar esos 3 TB, al menos de momento... Porque el disco duro que me está dando problemas ahora (aunque en realidad desde que lo compré...) es el primario de 500 GB, el del sistema operativo. Quizá la mayoría de problemas extraños que he tenido con este equipo desde que lo compré fue culpa de este disco duro defectuoso, que produce bloqueos, pantallazos azules y demás, con la consiguiente pérdida o corrupción de datos. Por más que intente arreglarlo con programas especializados, como reparar sectores defectuosos, siempre vuelve a fallar, y cada vez va a peor. Así que estoy en el proceso de remplazarlo por uno mayor y mejor. Y esperemos que con eso se estabilice un poco la cosa por unos años... Así que ya sabes: primero, tener copias de seguridad de lo importante a toda cosa; segundo, comprobar antes lo más fácil, como cambiar los cables, y después lo menos simple, hasta que, mediante esas pruebas, se dé con el culpable y que el problema pueda solucionarse de manera sencilla y efectiva.

Actualización 2:
Por fin recibí el disco duro nuevo de 2 TB. Instalé el sistema operativo y todo lo necesario, y ningún problema. Pero cuando lo conecté internamente junto al de 3 TB, mi sistema no podía iniciarse (se quedaba encallado en las comprobaciones iniciales llamadas POST) y hacía ruidos extraños y preocupantes. Los problemas técnicos parecían no acabar. Discurriendo y haciendo pruebas llegué a la conclusión de que mi fuente de alimentación, de tan mala calidad que ni siquiera tenía una marca reconocible (el establecimiento donde compré este equipo por lo visto no sabían de la vital importancia de usar una fuente de alimentación buena y potente, y por ahorrar al cliente unos euros colocan fuentes muy malas; de hecho, un día la del equipo familiar ¡explotó literalmente!) y ya venía haciendo ruidos extraños cuando estaba sometida a más trabajo (por ejemplo, al ejecutar videojuegos con gráficos exigentes). Así que tuve que ir a otra tienda y pedirles el componente. Lo probé y ahora todo funciona perfectamente, y ojalá siga así durante mucho tiempo. ¿Podría ser que el disco duro defectuoso se estropease por culpa de la mala fuente de alimentación, o no tuvo nada que ver? Sea como sea, con todo esto que ha pasado he aprendido mucho sobre componentes informáticos, aunque me ha costado más de un disgusto, unos cuantos cientos de euros y demás.

Actualización final, 13 de julio de 2015:
Como aparente conclusión a esta historia, entre ayer y hoy afortunadamente me he dado cuenta a tiempo de que el disco primeramente conflictivo de 3 TB ha empezado a acumular bastantes sectores defectuosos, y ha fallado el DST (una prueba importante). Estoy empezando a sacar todos los archivos del disco, antes de que se corrompa alguno más y no pueda recuperarse, y voy a remplazarlo cuanto antes, con una vida útil de tan solo tres años, con un uso relativamente constante de unas 12 h por día, de media siete días a la semana. Para lo que ha durado y la cantidad de datos que perdí por su culpa, este disco me ha salido muy caro; a partir de ahora voy a tener más cuidado al elegir discos duros... Este modelo ha demostrado ser de no muy buena calidad por alguna razón, como también explican diversos estudios que he visto por Internet, que concretamente es el Seagate ST3000DM001.

En fin, a continuación pego un enlace a una página muy interesante y curiosa que he encontrado buscando información sobre el tema. Lo «malo» es que está en inglés, pero merece la pena (de todas formas, no hagas demasiado caso a lo que dice; ¡la única manera de minimizar el riesgo de estropear un disco duro es el sentido común!):
http://www.techarp.com/showarticle.aspx?artno=84

Saludos cordiales y hasta el próximo artículo.