Ya hablé de los prefijos en uno de mis artículos, pero no profundicé lo suficiente en el aspecto normativo; me centré básicamente en dar información básica, expresarme e intentar concienciar a mis posibles lectores. Hoy voy a hablar del tema un poco más extensamente, ya que la importancia y frecuencia de uso de los prefijos y su desconocimiento y por consiguiente su escritura incorrecta están prácticamente a la par en proporciones hoy en día. De hecho, si hay muchas personas que no saben cómo se escriben correctamente los prefijos, hay muchas más que no saben siquiera qué es un prefijo... Eso es tremendamente lamentable: no puede tolerarse, de ninguna manera, que siga así, y mucho menos que empeore. Así pues, procedo a explicar más detalladamente qué son los prefijos y cómo se escriben en español según la coherencia lingüística y las normas vigentes.
Los prefijos son elementos afijos, carentes de autonomía, que se anteponen a una base léxica (una palabra o, a veces, una expresión pluriverbal) a la que aportan diversos valores semánticos.
La norma general es clara y simple: la única manera de escribirlos coherente y correctamente es soldarlos, pegarlos, juntarlos, unirlos completamente a la palabra que modifican, sin guion y sin espacio intermedio: justamente como se hace con los sufijos y demás elementos compositivos, y forman palabras nuevas (codirector, posapocalíptico, exmilitar, comecocos, sacacorchos). Hay muy pocas excepciones o casos especiales:
Primera excepción
Cuando el prefijo modifica una palabra que empieza normativamente por mayúscula, se enlaza mediante un guion. Esto es coherente, porque el propio sistema ortográfico de la lengua española no acepta, de ninguna manera, tener palabras con alguna mayúscula escrita justo después de minúscula en un mismo vocablo (cosa que únicamente se hace en el ámbito de la mercadotecnia para que ciertos nombres de marcas o de productos queden «molones» y llamen la atención, y básicamente en el mundo anglohablante, en el que las mayúsculas —y en realidad todo— se emplean muy arbitrariamente).
Segunda excepción
Cuando los prefijos (especialmente anti-, pro- y ex-) modifican expresiones complejas, compuestas por más de un elemento, el prefijo se escribe excepcionalmente separado: vice primer ministro, anti derechos de autor; esto se explica porque el prefijo se aplica a todo el conjunto que expresa una idea o concepto, y en general no sería adecuado juntarlo con uno solo de los elementos: viceprimer ministro, antiderechos de autor. Sin embargo, hay lingüistas que afirman que no hay razón para no unir el prefijo con el primer elemento (exalto cargo, excapitán general, exprimer ministro, exguardia civil), lo que simplifica en cierta medida la escritura. Sea como sea, lo que está claro es que en estos casos, evidentemente, tampoco debe escribirse nunca guion, pues es totalmente inútil e innecesario.
Tercera excepción
En casos concretos de escritura literaria o expresiva, se usa el guion geminado o diacrítico para expresar gráficamente que una expresión tiene un significado diferente al que sería interpretable con la unión total de los prefijos: re-vista (segunda vista), re-crear (volver a crear), re-formar (formar otra vez). Este uso del guion es, como queda claro, excepcional y estilístico, por lo que debe limitarse su uso a textos en los que prima la expresividad, ya que su uso es innecesario, pues tales expresiones pueden sustituirse por otras más claras y formales.
Cuarta excepción
Si se anteponen a una palabra dos prefijos coordinados, el primero de ellos se escribe aislado y con guion, para indicar su condición de prefijo —si no, podría confundirse con una preposición u otros vocablos—, de elemento inseparable, y evitar al mismo tiempo la repetición de la palabra base: Uno de los coproductores ha dicho que solo podrá colaborar directamente con nosotros durante la pre- y la posproducción de nuestro audiovisual. Esto también es muy lógico, y no tiene ninguna complicación; a algunos les parece poco estético tener un prefijo suelto y con guion entre el texto, pero es necesario, o al menos muy recomendable, en ese caso concreto; además, cuando se habla de los prefijos como tales, también se escriben siempre con un guion a continuación (el cual nunca debe incluirse en el entrecomillado ni en la cursiva) por la misma razón; ese guion únicamente simboliza, representa o expresa que le falta una parte inseparable.
En todo el resto de casos, los prefijos se escriben totalmente soldados e integrados a las palabras a las que modifican, sin ningún signo ni espacio entre ellos. Eso incluye los prefijos que acaban por vocal y se unen con una palabra que comienza por la misma vocal: antiincendios, preexistente, casos en los que la vocal repetida suele simplificarse con el tiempo: contrataque, sobrescribir; algunos hablantes perciben estas vocales duplicadas como anomalías que hay que subsanar mediante la escritura de guion; esta idea no tiene fundamento ni criterio válido o justificable, pues este uso del guion además de ser innecesario es absurdo, ya que estos casos no suponen en realidad ninguna irregularidad ni son excepcionales, pues en nuestra lengua hay muchas palabras que tienen vocales iguales y contiguas sin problema.
Otra cosa muy curiosa es que sea extremadamente raro ver, por ejemplo, *i legal o *i-legal y sin embargo sea tan lamentablemente frecuente ver *co-productor. Esa es la coherencia y el saber hacer de los necios..., que lamentablemente conforman la mayor parte de la sociedad.
Además de todo lo explicado anteriormente, hay prefijos especiales, peculiares o diferentes, que requieren, por consiguiente, un poco más de atención, o conocerlos mejor, para evitar errores graves y absurdos en la escritura:
pos(t)-
Este prefijo, que significa ‘detrás de’ o ‘después de’, tiene la peculiaridad de acabar en dos consonantes seguidas, por lo que en español, como es bastante razonable, suele simplificarse en pos-. Esto no siempre es así, ya que al soldarlo a palabras que empiezan por s- se mantiene la -t para evitar juntar dos eses (postsindicalista); si la palabra empieza por t-, evidentemente se emplea la forma simplificada (postraumático), al igual que en todos los demás casos. Otro rasgo de este prefijo es que cuando se une a una palabra que comienza por r-, no debe duplicarse esta letra para mantener el sonido /rr/ (posromántico), como ocurre con el resto de prefijos acabados en consonante.
ex-
Hasta 2010, la Real Academia Española consideraba este prefijo como uno especial, con valor preposicional, que debía escribirse separado mediante un espacio de la palabra a la que se unía (por sus orígenes en el latín); pero a partir de 2011, con la nueva edición de la Ortografía de la lengua española, finalmente se escribe totalmente soldado, y por supuesto y como siempre, sin guion, como el resto de prefijos, por coherencia y simplicidad. Otra consideración para este prefijo es que no se recomienda su empleo antepuesto a sustantivos o adjetivos referidos a cosas; en ese caso es preferible el uso de adjetivos como antiguo, anterior, o de adverbios como anteriormente.
no
Este vocablo no es prefijo, sino adverbio de negación, aunque en ciertos casos tiene un valor parecido al de un prefijo por sus orígenes en el latín y el actual inglés non- (que en la mayoría de casos también debe escribirse junto y sin guion), y de ahí nace la confusión. Como demasiada gente le coloca guion en un intento necio, vano, absurdo, estúpido e incongruente de juntarlo con las palabras, aprovecho este artículo para aclararlo de una vez. Del DPD: Se antepone a sustantivos o adjetivos abstractos, denotando inexistencia de lo designado por ellos (no fumador, no muerto); naturalmente, en español debe escribirse y se escribe separado y sin guion intermedio.
super-
Del DPD: «Elemento compositivo prefijo que denota ‘lugar situado por encima’: superciliar, superponer; ‘superioridad o excelencia’: superpotencia, superhombre; o ‘exceso’: superpoblación, superproducción. En el español coloquial actual se usa con mucha frecuencia para añadir valor superlativo a los adjetivos o adverbios a los que se une: superútil, superreservado, superbién. Como el resto de los elementos compositivos prefijos, super- es átono y debe escribirse sin tilde y unido sin guion a la palabra base. No se considera correcta su escritura como elemento autónomo: *«Se portan súper bien». No debe confundirse con el adjetivo y el sustantivo súper, que sí son palabras independientes».
pro-
Significa ‘a/en favor o en beneficio de’. Hasta finales de 2010, la norma académica consideraba que era preposición, y por consiguiente debía escribirse siempre separada, y evidentemente sin guion, del resto de palabras; pero con la nueva revisión de la Ortografía de la lengua española ya se considera que es prefijo, y por consiguiente debe escribirse, salvo infrecuentes excepciones, unido a la palabra que modifica y sin guion intermedio.
Con el resto de prefijos no debería haber ningún problema; son normales, sin ningún tipo de complicación. Lo que también hay que tener en cuenta es que si se anteponen a palabras que comienzan por r-, esta letra se duplica para mantener el sonido /rr/ (prerrománico, antirrevolucionario); y que si coincide la misma vocal, puede y suele reducirse a una sola (sobreescribir, sobrescribir; antiimperialista, antimperialista; contraataque, contrataque), excepto cuando tal simplificación comprometa la correcta y adecuada comprensión del vocablo por existir formas semejantes en apariencia (muy pocos casos), o evidentemente cuando la palabra base comience por h y no por la vocal correspondiente. Aparte de eso, puede elegirse una forma u otra según cuál aparezca en el diccionario o aparentemente se emplee con más frecuencia.
Además, hay otros tipos de expresiones compuestas: las formadas por la unión de una forma verbal y un sustantivo, dos sustantivos, un sustantivo y un adjetivo, dos adjetivos, dos adverbios (limpiacristales, comecocos, apagafuegos, tirachinas, espantapájaros, telaraña, agridulce, asimismo)..., que desgraciadamente tampoco se escriben demasiado bien algunas veces, sobre todo en el caso de los vocablos que están formados por verbo y sustantivo. Todas estas expresiones se escriben unidas y sin guion, pues forman un único vocablo. De lo contrario, la posibilidad de confusión o malinterpretación sería muy importante, y por consiguiente muy probable, aparte de ser formas incoherentes e incluso sin sentido. No es lo mismo, por ejemplo, come cocos (3.ª persona del singular, presente de indicativo) o come cocos (imperativo) que comecocos (sustantivo)... El comecocos come cocos.sí pues, en estos casos el guion tampoco tiene utilidad ni razón de ser, así como el espacio, por lo que es totalmente incorrecto emplearlos.
En fin, creo que esto es todo. Todavía no consigo encontrar cuál es la tremenda complicación y el esfuerzo inhumano que según parece se ha de hacer para escribir correctamente los prefijos y las palabras compuestas, entre otras cosas. A la gente le gusta mucho a imitar lo que ve sin plantearse siquiera si es adecuado o recomendable; quizá, al no saber prácticamente nada, la imitación es lo único que es capaz de intentar. Lo peor de todo es que, según parece, a muchos les desagrada bastante poseer conocimientos; con lo fácil que es acceder a ellos actualmente, esa conducta es inaceptable, inadmisible, intolerable. La ignorancia voluntaria debería ser fuertemente castigable o penalizable. Miento: lo peor no es la evidente e innata necedad de la mayoría (sería lo segundo peor), sino que no haya ningún conocimiento coherente, profundo o adecuado, como es el caso de la lengua inglesa, que carece de la regulación adecuada y, como cada uno escribe como le parece, no hay ni un indicio de congruencia y corrección; y al ser una lengua tan presente e influyente en el mundo moderno, esa vaguedad incluso se contagia a otras lenguas a través de la ignorancia de sus usuarios...
Pronto acabaré con las explicaciones sobre los signos de puntuación; en el próximo artículo, espero. También espero hablar algún día, en un futuro no muy lejano, de más filosofía y algo de sociedad y ética, temas también muy importantes, especialmente en la actualidad.
¡Hasta el próximo artículo!
Los prefijos son elementos afijos, carentes de autonomía, que se anteponen a una base léxica (una palabra o, a veces, una expresión pluriverbal) a la que aportan diversos valores semánticos.
La norma general es clara y simple: la única manera de escribirlos coherente y correctamente es soldarlos, pegarlos, juntarlos, unirlos completamente a la palabra que modifican, sin guion y sin espacio intermedio: justamente como se hace con los sufijos y demás elementos compositivos, y forman palabras nuevas (codirector, posapocalíptico, exmilitar, comecocos, sacacorchos). Hay muy pocas excepciones o casos especiales:
Primera excepción
Cuando el prefijo modifica una palabra que empieza normativamente por mayúscula, se enlaza mediante un guion. Esto es coherente, porque el propio sistema ortográfico de la lengua española no acepta, de ninguna manera, tener palabras con alguna mayúscula escrita justo después de minúscula en un mismo vocablo (cosa que únicamente se hace en el ámbito de la mercadotecnia para que ciertos nombres de marcas o de productos queden «molones» y llamen la atención, y básicamente en el mundo anglohablante, en el que las mayúsculas —y en realidad todo— se emplean muy arbitrariamente).
Segunda excepción
Cuando los prefijos (especialmente anti-, pro- y ex-) modifican expresiones complejas, compuestas por más de un elemento, el prefijo se escribe excepcionalmente separado: vice primer ministro, anti derechos de autor; esto se explica porque el prefijo se aplica a todo el conjunto que expresa una idea o concepto, y en general no sería adecuado juntarlo con uno solo de los elementos: viceprimer ministro, antiderechos de autor. Sin embargo, hay lingüistas que afirman que no hay razón para no unir el prefijo con el primer elemento (exalto cargo, excapitán general, exprimer ministro, exguardia civil), lo que simplifica en cierta medida la escritura. Sea como sea, lo que está claro es que en estos casos, evidentemente, tampoco debe escribirse nunca guion, pues es totalmente inútil e innecesario.
Tercera excepción
En casos concretos de escritura literaria o expresiva, se usa el guion geminado o diacrítico para expresar gráficamente que una expresión tiene un significado diferente al que sería interpretable con la unión total de los prefijos: re-vista (segunda vista), re-crear (volver a crear), re-formar (formar otra vez). Este uso del guion es, como queda claro, excepcional y estilístico, por lo que debe limitarse su uso a textos en los que prima la expresividad, ya que su uso es innecesario, pues tales expresiones pueden sustituirse por otras más claras y formales.
Cuarta excepción
Si se anteponen a una palabra dos prefijos coordinados, el primero de ellos se escribe aislado y con guion, para indicar su condición de prefijo —si no, podría confundirse con una preposición u otros vocablos—, de elemento inseparable, y evitar al mismo tiempo la repetición de la palabra base: Uno de los coproductores ha dicho que solo podrá colaborar directamente con nosotros durante la pre- y la posproducción de nuestro audiovisual. Esto también es muy lógico, y no tiene ninguna complicación; a algunos les parece poco estético tener un prefijo suelto y con guion entre el texto, pero es necesario, o al menos muy recomendable, en ese caso concreto; además, cuando se habla de los prefijos como tales, también se escriben siempre con un guion a continuación (el cual nunca debe incluirse en el entrecomillado ni en la cursiva) por la misma razón; ese guion únicamente simboliza, representa o expresa que le falta una parte inseparable.
En todo el resto de casos, los prefijos se escriben totalmente soldados e integrados a las palabras a las que modifican, sin ningún signo ni espacio entre ellos. Eso incluye los prefijos que acaban por vocal y se unen con una palabra que comienza por la misma vocal: antiincendios, preexistente, casos en los que la vocal repetida suele simplificarse con el tiempo: contrataque, sobrescribir; algunos hablantes perciben estas vocales duplicadas como anomalías que hay que subsanar mediante la escritura de guion; esta idea no tiene fundamento ni criterio válido o justificable, pues este uso del guion además de ser innecesario es absurdo, ya que estos casos no suponen en realidad ninguna irregularidad ni son excepcionales, pues en nuestra lengua hay muchas palabras que tienen vocales iguales y contiguas sin problema.
Otra cosa muy curiosa es que sea extremadamente raro ver, por ejemplo, *i legal o *i-legal y sin embargo sea tan lamentablemente frecuente ver *co-productor. Esa es la coherencia y el saber hacer de los necios..., que lamentablemente conforman la mayor parte de la sociedad.
Además de todo lo explicado anteriormente, hay prefijos especiales, peculiares o diferentes, que requieren, por consiguiente, un poco más de atención, o conocerlos mejor, para evitar errores graves y absurdos en la escritura:
pos(t)-
Este prefijo, que significa ‘detrás de’ o ‘después de’, tiene la peculiaridad de acabar en dos consonantes seguidas, por lo que en español, como es bastante razonable, suele simplificarse en pos-. Esto no siempre es así, ya que al soldarlo a palabras que empiezan por s- se mantiene la -t para evitar juntar dos eses (postsindicalista); si la palabra empieza por t-, evidentemente se emplea la forma simplificada (postraumático), al igual que en todos los demás casos. Otro rasgo de este prefijo es que cuando se une a una palabra que comienza por r-, no debe duplicarse esta letra para mantener el sonido /rr/ (posromántico), como ocurre con el resto de prefijos acabados en consonante.
ex-
Hasta 2010, la Real Academia Española consideraba este prefijo como uno especial, con valor preposicional, que debía escribirse separado mediante un espacio de la palabra a la que se unía (por sus orígenes en el latín); pero a partir de 2011, con la nueva edición de la Ortografía de la lengua española, finalmente se escribe totalmente soldado, y por supuesto y como siempre, sin guion, como el resto de prefijos, por coherencia y simplicidad. Otra consideración para este prefijo es que no se recomienda su empleo antepuesto a sustantivos o adjetivos referidos a cosas; en ese caso es preferible el uso de adjetivos como antiguo, anterior, o de adverbios como anteriormente.
no
Este vocablo no es prefijo, sino adverbio de negación, aunque en ciertos casos tiene un valor parecido al de un prefijo por sus orígenes en el latín y el actual inglés non- (que en la mayoría de casos también debe escribirse junto y sin guion), y de ahí nace la confusión. Como demasiada gente le coloca guion en un intento necio, vano, absurdo, estúpido e incongruente de juntarlo con las palabras, aprovecho este artículo para aclararlo de una vez. Del DPD: Se antepone a sustantivos o adjetivos abstractos, denotando inexistencia de lo designado por ellos (no fumador, no muerto); naturalmente, en español debe escribirse y se escribe separado y sin guion intermedio.
super-
Del DPD: «Elemento compositivo prefijo que denota ‘lugar situado por encima’: superciliar, superponer; ‘superioridad o excelencia’: superpotencia, superhombre; o ‘exceso’: superpoblación, superproducción. En el español coloquial actual se usa con mucha frecuencia para añadir valor superlativo a los adjetivos o adverbios a los que se une: superútil, superreservado, superbién. Como el resto de los elementos compositivos prefijos, super- es átono y debe escribirse sin tilde y unido sin guion a la palabra base. No se considera correcta su escritura como elemento autónomo: *«Se portan súper bien». No debe confundirse con el adjetivo y el sustantivo súper, que sí son palabras independientes».
pro-
Significa ‘a/en favor o en beneficio de’. Hasta finales de 2010, la norma académica consideraba que era preposición, y por consiguiente debía escribirse siempre separada, y evidentemente sin guion, del resto de palabras; pero con la nueva revisión de la Ortografía de la lengua española ya se considera que es prefijo, y por consiguiente debe escribirse, salvo infrecuentes excepciones, unido a la palabra que modifica y sin guion intermedio.
Con el resto de prefijos no debería haber ningún problema; son normales, sin ningún tipo de complicación. Lo que también hay que tener en cuenta es que si se anteponen a palabras que comienzan por r-, esta letra se duplica para mantener el sonido /rr/ (prerrománico, antirrevolucionario); y que si coincide la misma vocal, puede y suele reducirse a una sola (sobreescribir, sobrescribir; antiimperialista, antimperialista; contraataque, contrataque), excepto cuando tal simplificación comprometa la correcta y adecuada comprensión del vocablo por existir formas semejantes en apariencia (muy pocos casos), o evidentemente cuando la palabra base comience por h y no por la vocal correspondiente. Aparte de eso, puede elegirse una forma u otra según cuál aparezca en el diccionario o aparentemente se emplee con más frecuencia.
Además, hay otros tipos de expresiones compuestas: las formadas por la unión de una forma verbal y un sustantivo, dos sustantivos, un sustantivo y un adjetivo, dos adjetivos, dos adverbios (limpiacristales, comecocos, apagafuegos, tirachinas, espantapájaros, telaraña, agridulce, asimismo)..., que desgraciadamente tampoco se escriben demasiado bien algunas veces, sobre todo en el caso de los vocablos que están formados por verbo y sustantivo. Todas estas expresiones se escriben unidas y sin guion, pues forman un único vocablo. De lo contrario, la posibilidad de confusión o malinterpretación sería muy importante, y por consiguiente muy probable, aparte de ser formas incoherentes e incluso sin sentido. No es lo mismo, por ejemplo, come cocos (3.ª persona del singular, presente de indicativo) o come cocos (imperativo) que comecocos (sustantivo)... El comecocos come cocos.sí pues, en estos casos el guion tampoco tiene utilidad ni razón de ser, así como el espacio, por lo que es totalmente incorrecto emplearlos.
En fin, creo que esto es todo. Todavía no consigo encontrar cuál es la tremenda complicación y el esfuerzo inhumano que según parece se ha de hacer para escribir correctamente los prefijos y las palabras compuestas, entre otras cosas. A la gente le gusta mucho a imitar lo que ve sin plantearse siquiera si es adecuado o recomendable; quizá, al no saber prácticamente nada, la imitación es lo único que es capaz de intentar. Lo peor de todo es que, según parece, a muchos les desagrada bastante poseer conocimientos; con lo fácil que es acceder a ellos actualmente, esa conducta es inaceptable, inadmisible, intolerable. La ignorancia voluntaria debería ser fuertemente castigable o penalizable. Miento: lo peor no es la evidente e innata necedad de la mayoría (sería lo segundo peor), sino que no haya ningún conocimiento coherente, profundo o adecuado, como es el caso de la lengua inglesa, que carece de la regulación adecuada y, como cada uno escribe como le parece, no hay ni un indicio de congruencia y corrección; y al ser una lengua tan presente e influyente en el mundo moderno, esa vaguedad incluso se contagia a otras lenguas a través de la ignorancia de sus usuarios...
Pronto acabaré con las explicaciones sobre los signos de puntuación; en el próximo artículo, espero. También espero hablar algún día, en un futuro no muy lejano, de más filosofía y algo de sociedad y ética, temas también muy importantes, especialmente en la actualidad.
¡Hasta el próximo artículo!
Véase también
Prefijos: consideraciones vitales