30 de diciembre de 2010

Un galicismo frecuente

Actualmente es frecuente leer y oír las estructuras sustantivo + a + infinitivo, que son calcos del francés. En un absurdo e innecesario intento por ahorrarse letras o incluso algunas palabras (aunque en la mayoría de casos es más bien por pura ignorancia), muchas veces se reemplazan tres posibles preposiciones, cada una con sus propios matices, por una simple a. Mientras que en algunos casos es aceptable y hasta adecuado, en muchos otros —la mayoría— es intolerable y nada recomendable. La preposición a, según parece, es la que peor se emplea en lengua española después de de. Voy a exponer, de manera muy resumida, cuáles son las normas y directrices que hay que seguir. La información completa acerca del tema se encuentra en el Diccionario panhispánico de dudas (obra de obligada consulta, lectura y estudio, naturalmente), punto 3, del cual he copiado algunos párrafos que aparecen a continuación:

Si la preposición a admite su sustitución por las preposiciones por o para, o el relativo que, sin que sea necesario cambiar la estructura de la construcción y sin que cambie el significado, debe desecharse la construcción galicada: *Tenemos dos asuntos a tratar (mejor Tenemos dos asuntos que tratar); *No hay más asuntos a discutir (mejor No hay más asuntos que/por/para discutir). Con respecto al uso de por en lugar de a, es necesario señalar que la construcción con por posee un matiz significativo adicional; así, no es exactamente lo mismo cantidad por pagar que cantidad a pagar: cantidad por pagar es ‘cantidad que queda todavía por pagar’, e implica que se han satisfecho otros pagos anteriormente, mientras que cantidad a pagar es, simplemente, ‘cantidad que hay que pagar’.

El verbo en infinitivo debe ser transitivo, pues en tales construcciones el infinitivo tiene valor pasivo; por tanto, no son admisibles oraciones como *El lugar a pelear será las Vegas (pues no se dice *pelear un lugar, sino en un lugar); *La cuestión a hablar en la reunión es de escasa importancia (pues no se dice *hablar una cuestión, sino de o sobre una cuestión).

Por último, no hay que olvidar que, en muchos casos, su uso es superfluo y, por tanto, evitable; así, en una oración como *Pedro es un ejemplo a seguir para todos nosotros, la secuencia de infinitivo a seguir es prescindible: Pedro es un ejemplo para todos nosotros.

Básicamente es eso. Es lo de siempre: no mancillar arbitraria, innecesaria e inútilmente, ni demasiado, nuestra querida, maravillosa y utilísima lengua española; usar el sentido común que podemos y debemos tener y la inteligencia de la que supuestamente podemos gozar.

En ese mismo artículo del DPD sobre la preposición a —y en todos los demás— hay mucha información muy útil e interesante. Por ejemplo y sin ir más lejos, en el siguiente punto, el número 4, se explica un tema que probablemente muy pocas personas saben...

¡Hasta el próximo artículo!

7 de diciembre de 2010

Confusión de términos y expresiones

La ignorancia lingüística de la gente es enorme, evidente, omnipresente, innegable, sempiterna, lamentable y perniciosa. Por consiguiente, la manera como escriben los prefijos en español es preocupante a unos niveles titánicos, increíbles, terroríficos... ¿A qué viene esa manía visceral de copiar todas las costumbres y normas que ven de otras lenguas? Si las incorporan automáticamente, sin saber absolutamente nada ni preguntarse siquiera si es necesario o al menos recomendable, ¿por qué no usan directamente el inglés o cualquier otra lengua que parece ser que les gusta tanto? ¡Por el amor de Dios, cada lengua tiene sus características propias, y por consiguiente sus normas únicas! Aunque haya lenguas con normas y rasgos similares (habitualmente las que proceden de una misma), cada una tiene sus propiedades, sus peculiaridades y, por qué no, sus usuarios, lo que resulta también en maneras de entender la lingüística. ¡Cada idioma es diferente y único, y por eso cada uno tiene un nombre y podemos distinguirlo de los demás! Sabemos que muchos de ellos tienen su origen en el latín, pero si han evolucionado en ramas para diferenciarse, ¿por qué ha de ser en vano y porque nos salga de los cojones tienen que volver a ser todos iguales, si no el mismo? Esa idea puede parecer muy atractiva, pero jamás resultaría; de hecho, creo que ocurrió algo similar con el esperanto. Hay muchas culturas, muchos idiomas, y jamás debemos modificar unas lenguas en vano por la supremacía de otras. Lo que debemos hacer es conocer muchos idiomas, cuantos más y mejor, empezando, por supuesto, por la lengua materna de cada uno, que debería conocerse a la perfección y lamentablemente no es así, en general. Muchas lenguas son extremadamente maltratadas día tras día por la desidia de sus hablantes, entre ellas el español...

En fin, hoy quiero hablar de lo mal que se usa gran parte del vocabulario; las palabras y sus significados. No solamente la gente desconoce e ignora —la mayoría de casos pseudovoluntariamente— la gramática, la ortografía y el estilo, sino también los mismísimos significados de las palabras. Lo peor es que saber expresarse correctamente —buena ortografía, correcta gramática, adecuado estilo, preciso vocabulario— es tan fácil como hacer una búsqueda simple y rápida en Internet, donde hay muchos sitios que ofrecen bastantes normas y convenciones; o directamente el de la RAE, el origen, la fuente, la referencia de todos. Lo único que debe tenerse en cuenta siempre es que no todas las fuentes son suficientemente buenas; siempre, para cualquier asunto, hemos de tener mucho cuidado con la calidad de las fuentes que consultamos; por ejemplo, tratando del tema del vocabulario, el mejor diccionario que he encontrado hasta la fecha es el de la Real Academia Española, el Diccionario de la lengua española (DRAE), que ofrece los significados puros, etimológicos, auténticos y verdaderos de las palabras (aunque también bastantes que han ido adquiriéndose con el tiempo; para que después vayan diciendo que la RAE es demasiado conservadora...).

Así pues, voy a comentar algunos casos preocupantes, los más frecuentes o graves:

oír, escuchar

Ya hablé extensamente sobre este tema en uno de mis artículos. Sin embargo, en cuantos más lugares aparezca la explicación de cómo evitar este error o imprecisión —y por qué lo es—, mejor:

oír.
(Del lat. audīre).
1. Percibir con el oído los sonidos.

escuchar.
(Del lat. vulg. ascultāre, lat. auscultāre).
1. Prestar atención a lo que se oye.
3. Aplicar el oído para oír algo.

Como es evidente, oír (acción pasiva y activa) tiene un significado más amplio que escuchar (únicamente acción activa). Cometer la imprecisión de emplear escuchar donde debe ser oír —sea por la razón que sea— es cometer una estupidez enorme.

emblema, logotipo

Es realmente ridículo e incongruente, además de psíquicamente doloroso, el número de veces que se confunden emblema y logotipo. Antes que nada, veamos qué significa cada uno:

emblema.
(Del lat. emblēma, y este del gr. ἔμβλημα, adorno superpuesto).
1. Jeroglífico, símbolo o empresa en que se representa alguna figura, al pie de la cual se escribe algún verso o lema que declara el concepto o moralidad que encierra.
2. Cosa que es representación simbólica de otra.

logotipo.
(Del gr. λόγος, palabra, y tipo).
1. Distintivo formado por letras, abreviaturas, etc., peculiar de una empresa, conmemoración, marca o producto.

Como puede comprobarse, un logotipo —que literal y etimológicamente significa ‘palabra simbólica’— está formado únicamente por letras, mientras que un emblema tiene dibujos, formas, símbolos y quizá también letras. Sin embargo, bastantes individuos consideran que el significado de logotipo va más allá. La confusión nace, como he mencionado más arriba, por el inglés: por alguna misteriosa razón, los anglohablantes creen que logotipo tienen también el mismo significado que el vocablo español emblema. Otra gran metida de pata de los usuarios del inglés, que como no podía ser de otra manera los usuarios del español ignorantes copian sin miramientos y se propaga así el error, la duda, la confusión o la imprecisión. Como los límites que diferencian emblema y logotipo pueden ser difíciles de determinar en algunos casos y como la necesidad de otorgar a logotipo ese nuevo significado está discutida, podría llegar a no considerarse incorrecto en esos casos emplear logotipo; sin embargo, tenemos varios términos mucho más preferibles y recomendables por ser mucho más exactos y adecuados: símbolo, insignia, escudo (de armas)... Debemos intentar emplear siempre el mejor vocabulario, que es aquel más exacto, adecuado y con significado pleno y acorde con la etimología. Un vocablo ha de ganar una acepción nueva única y exclusivamente cuando no haya ya ningún otro legítimo, correcto y adecuado para el mismo uso.

abreviatura, abreviación

Demasiadas veces se confunden estos dos términos (en realidad se ignora prácticamente todo sobre la abreviación), que si bien están estrechamente relacionados, tienen significados totalmente diferentes:

abreviatura.
(Del lat. abbreviatūra).
1. Tipo de abreviación que consiste en la representación gráfica reducida de una palabra mediante la supresión de letras finales o centrales, y que suele cerrarse con punto.

abreviación.
1. Acción y efecto de abreviar.
2. Procedimiento de reducción de una palabra mediante la supresión de determinadas letras o sílabas; p. ej., los acrónimos, los acortamientos, las abreviaturas y las siglas.

Está clarísimo: la abreviatura es un tipo concreto de abreviación, y la abreviación engloba todos los procedimientos de reducción de elementos. Confundir esos dos términos también es síntoma de profunda ignorancia.

ortografía, gramática

ortografía.
(Del lat. orthographĭa, y este del gr. ὀρθογραφία).
1. Conjunto de normas que regulan la escritura de una lengua.
2. Forma correcta de escribir respetando las normas de la ortografía.

gramática.
(Del lat. grammatĭca, y este del gr. γραμματική).
1. Ciencia que estudia los elementos de una lengua y sus combinaciones.
4. Arte de hablar y escribir correctamente una lengua.

Aunque hay similitudes entre los términos ortografía y gramática, también hay diferencias o bien matices que a veces se obvian, se pasan por alto, se ignoran, lo que no es adecuado ni recomendable. La expresión ortografía se refiere concretamente a la parte gráfica de la lingüística, al hecho de escribir los vocablos con las letras correctas y adecuadas, el uso de la mayúscula y la minúscula, la cursiva, etcétera, y la aplicación de los signos adecuados en su justa medida y de manera correcta; mientras que gramática se refiere más bien a la parte de la combinación de vocablos, esto es, la construcción de frases y oraciones, colocar las palabras adecuadas en los lugares adecuados.

saga, serie

Otro error estúpido y absurdo que se comete demasiado frecuentemente es confundir serie y saga, o al menos querer e intentar darles un significado común que, evidentemente, no tienen.

saga.
(Del alemán Sage).
1. Cada una de las leyendas poéticas contenidas en su mayor parte en las dos colecciones de primitivas tradiciones heroicas y mitológicas de la antigua Escandinavia.
2. Relato novelesco que abarca las vicisitudes de dos o más generaciones de una familia.

serie.
(Del lat. serĭes).
1. Conjunto de cosas que se suceden unas a otras y que están relacionadas entre sí.

Para mí está claro. A saga no le veo ninguna relación lógica ni cercana con serie cinematográfica, de televisión, de videojuegos... Supongo que el error surge (aparte de por lo de siempre, una necedad tremenda) en un inadecuado y sobre todo absurdo intento de diferenciar serie (de televisión) —caso en el que siempre se usa serie— y serie (cinematográfica; de películas) o incluso serie (de videojuegos) —casos en los que suele usarse, aberrantemente, saga—, o incluso de «glorificar» a todas aquellas series que no sean te televisión... Sea cual sea el motivo, es un intento totalmente incongruente y ridículo, ya que convivimos con una infinidad de palabras, términos y expresiones que en apariencia son iguales, pero que varían de significado según el contexto. Así pues, no hay ninguna necesidad razonable de dar a una palabra un significado que jamás ha tenido de manera natural, sobre todo cuando no es adecuado para ella. Es cierto que las lenguas van cambiando, pero jamás deben hacerlo porque sí, sin razón congruente, sin necesidad: es decir, mal.

VIH, sida

VIH.
Siglas de virus de inmunodeficiencia humana.

sida.
(Acrónimo de síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
1. Enfermedad viral consistente en la ausencia de respuesta inmunitaria.

A pesar de ser conceptos estrechamente relacionados, las diferencias entre ellos son también claras y evidentes. Aun así, es asombroso el número de veces que se confunden. Mientras que el VIH es el virus en sí, el sida es la enfermedad que produce el mismo si no se trata adecuadamente. Lo único que puede contagiarse es el VIH, nunca el sida, de la misma manera que no puede contagiarse un dolor de cabeza, la osteoporosis, la miopía, etcétera. Así que frases como «Procura que no te contagien el sida» o «Esa jeringuilla seguramente tiene el sida» se desaconsejan por ser incoherentes o, como mínimo, muy imprecisas.

libido, lívido

Este caso es bastante gracioso por su ridiculez y su sencillez. Claro que el problema no es, aparentemente, que se confundan significados, sino más bien que se confunden acentos prosódicos, pero todo va relacionado, así que lo comento también en este artículo y me curo en salud.

libido.
(Del lat. libīdo).
Deseo sexual, considerado por algunos autores como impulso y raíz de las más varias manifestaciones de la actividad psíquica.

lívido, da.
(Del lat. livĭdus).
1. amoratado.
2. Intensamente pálido.

No es correcta la forma esdrújula *líbido, debida al influjo del adjetivo lívido (‘amoratado’ o ‘pálido’), con el que no debe confundirse.

publicar, lanzar

Este es otro caso que genera bastante confusión y por consiguiente casos importates de imprecisión en el vocabulario.

publicar.
(Del lat. publicāre).
1. Hacer notorio o patente, por televisión, radio, periódicos o por otros medios, algo que se quiere hacer llegar a noticia de todos.
2. Hacer patente y manifiesto al público algo.
5. Difundir por medio de la imprenta o de otro procedimiento cualquiera un escrito, una estampa, etc.

lanzar.
(Del lat. lanceāre).
3. Promover la rápida difusión de algo nuevo.

Como puede verse, cualquier obra (libros, canciones, películas, videojuegos, etc.) puede publicarse, pero únicamente las que gozan de una buena campaña publicitaria se lanzan. Así pues, la probabilidad de aparición de publicar debería ser mucho mayor que la de lanzar, y no al contrario, como suele ocurrir. El abuso de lanzar podría deberse a que se usa como calco de los términos ingleses launch y release.

xenofobia, racismo

Últimamente está muy de moda soltar, a modo de insulto y a la mínima, el término racista contra nuestros congéneres. En muchos casos, sin embargo, no es lo que se pretendía decir:

xenofobia.
(De xeno- y fobia).
1. Odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros.

racismo.
1. Exacerbación del sentido racial de un grupo étnico, especialmente cuando convive con otro u otros.
2. Doctrina antropológica o política basada en este sentimiento y que en ocasiones ha motivado la persecución de un grupo étnico considerado como inferior.

Como puede verse, los matices que diferencian ambos términos son más sutiles que los de los casos comentados anteriormente, pero siguen siendo patentes, igualmente. Repito que ha de tenerse mucho cuidado con lo que se dice; debemos ser lo más precisos y adecuados posible. Es mucho más probable arrepentirse por lo que se dice que por lo que no...

acento, tilde

Mientras que acento puede referirse tanto a la rayita oblicua que baja de derecha a izquierda (acento gráfico, ortográfico o gramatical) como al relieve en la pronunciación (acento prosódico), tilde se refiere, únicamente, a la virgulilla o rasgo que se pone sobre algunas abreviaturas, el que lleva la ñ, y cualquier otro signo que sirva para distinguir una letra de otra o denotar su acentuación (acento gráfico). El hecho de que ambos términos compartan una acepción prácticamente igual, sumado a que la gente no suele especificar a qué acento se refiere en la mayoría de casos, si al gráfico o al prosódico, causa bastantes confusiones y, por consiguiente, imprecisiones y errores. También los hay que creen que acento no es adecuado o ni siquiera correcto para referirse a la tilde; no hace falta decir que están muy perdidos léxicamente y que les faltan muchos conocimientos —o, simplemente, consultar un buen diccionario...—.

vagina, vulva

vagina.
(Del lat. vagīna, vaina).
1. Conducto membranoso y fibroso que en las hembras de los mamíferos se extiende desde la vulva hasta la matriz.

vulva.
(Del lat. vulva).
1. Partes que rodean y constituyen la abertura externa de la vagina.

No debemos confundir ambos términos, que se refieren a dos partes diferentes, aunque estén tan próximas.

chino, asiático

chino, na.
1. Natural de China.
2. Perteneciente o relativo a este país de Asia.
3. Idioma de los chinos.

asiático.
1. Natural de Asia.
2. Perteneciente o relativo a esta parte del mundo.

Como es evidente, no todos los asiáticos son chinos, pero la mayoría de chinos son asiáticos.

ironía, sarcasmo


ironía.
1. Burla fina y disimulada.
2. Tono burlón con que se dice.
3. Figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice.

sarcasmo.
1. Burla sangrienta, ironía mordaz y cruel con que se ofende o maltrata a alguien o algo.
2. Figura que consiste en emplear esta especie de ironía o burla.

El quid de la cuestión está en que a veces se dice erróneamente sarcasmo al hecho de dar a entender lo contrario de lo que se dice, lo que corresponde en realidad a la ironía.

ronco, afónico

ronco, ca.
(Por *roco, del lat. raucus, infl. por roncar).
1. Que tiene o padece ronquera.
2. Dicho de la voz o de un sonido: Áspero y bronco.

ronquera.
1. Afección de la laringe, que cambia el timbre de la voz haciéndolo bronco y poco sonoro.

afónico, ca.
(De afonía).
1. Falto de voz o de sonido.

Cuando enfermamos y nos afecta a la garganta, solemos tener una voz ronca, con poca calidad, claridad y proyección; únicamente en los casos más graves o por enfermedades concretas se padece afonía, que es la imposibilidad de producir sonidos inteligibles con las cuerdas vocales. ¡Cuida tu voz y tu vocabulario!

diminutivo, acortamiento, apócope

diminutivo.
(Del lat. diminutīvus).
1. Que tiene cualidad de disminuir o reducir a menos algo.
2. Dicho de un sufijo: Que denota disminución de tamaño en el objeto designado, p. ej., en piedrecilla, o que lo presenta con intención emotiva o apelativa. Se usa también con adjetivos y adverbios con significación intensiva.

acortamiento.
3. Reducción de la parte final o inicial de una palabra para crear otra nueva; p. ej., cine, bici, bus y fago por cinematógrafo, bicicleta, autobús y bacteriófago, respectivamente.

apócope.
(Del lat. apocŏpe, y este del gr. ἀποκοπή, de ἀποκόπτειν, cortar).
1. Supresión de algún sonido al fin de un vocablo.

Las formas reducidas o abreviadas de palabras o expresiones se llaman concretamente acortamientos (por ejemplo, tele por televisor/televisión), no diminutivos (por ejemplo, pequeñito por pequeño) ni apócopes (por ejemplo, primer por primero).

canelón, canalón

canelón.
(Del it. cannellone).
1. Pasta alimenticia de harina en forma de lámina cuadrada con la que se envuelve un relleno.

canalón.
(Del aum. de canal).
1. Conducto que recibe y vierte el agua de los tejados.

Como puede comprobarse fácilmente, los canelones se comen, mientras que los canalones son objetos.

antiviral/antivírico, antivirus

antivírico.
1. adj. Dicho de un medicamento, de una sustancia, de un procedimiento, etc.: Que se utilizan para combatir los virus.

antivirus.
1. adj. Inform. Dicho de un programa: Que detecta la presencia de virus y puede neutralizar sus efectos.

Así pues, un antivirus es un tipo de programa que combate malware, como los virus informáticos, mientras que un antivírico o antiviral es un medicamento para combatir los virus biológicos.

especia, especie

especia.
(Del lat. specĭes).
1. f. Sustancia vegetal aromática que sirve de condimento; p. ej., el clavo, la pimienta, el azafrán, etc.
2. f. pl. Postres que se servían antiguamente para beber vino.

especie.
(Del lat. specĭes).
1. f. Conjunto de cosas semejantes entre sí por tener uno o varios caracteres comunes.
2. f. Imagen o idea de un objeto, que se representa en el alma.
6. f. Bot. y Zool. Cada uno de los grupos en que se dividen los géneros y que se componen de individuos que, además de los caracteres genéricos, tienen en común otros caracteres por los cuales se asemejan entre sí y se distinguen de los de las demás especies. La especie se subdivide a veces en variedades o razas.

Aunque según el Diccionario ambos términos proceden de la misma palabra latina, en el español actual hay relevantes diferencias y matices entre ambas. No es correcto referirse a las especias como especies.


Para nuestro mundo, el mundo «humano», es de vital importancia el hecho de comunicarse. Nuestros códigos principales para tal efecto son las lenguas o idiomas. Es total y naturalmente lógico que si se usa adecuadamente el código, el mensaje es mejor, más inteligible, y por consiguiente el emisor puede comprenderlo mejor y ofrecer una mejor retroalimentación. La comunicación consta de dos partes básicas, emisor y receptor, para realizarse, por lo que el emisor debe absolutamente siempre procurar que el mensaje sea lo más preciso posible en todos sus aspectos para garantizar una buena comunicación; y ello únicamente se consigue con inteligencia y conocimiento: si falta o falla alguno de los dos elementos, o en los peores casos los dos, la comunicación no es posible. Si el conocimiento del asunto que se trata es bajo, el mensaje es vago e impreciso; si el conocimiento del código es bajo, el mensaje es pobre y difícil de comprender...

En fin, creo que queda bastante claro. Lo que más me fastidia de la enorme ignorancia lingüística que hay, aparte de los errores, confusiones e imprecisiones que se producen y propagan cada vez más, es que con tan solo un poco de voluntad puede aprenderse realmente mucho. Actualmente, si se es ignorante es porque se quiere serlo; se es necio gratuitamente. No hay excusas que valgan.

Última edición: 5 de noviembre de 2014.